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LA VERDAD RESTAURADA

Preparación

Preparación

Una de las palabras más hermosas, notables, útiles y eficaces en nuestro idioma es preparación. El hábito de estar apercibido ha logrado más éxito, ha sido la causa de más felicidad, ha realizado el mayor bien y salvado más almas que cualquier otra cosa particular. Los obreros más productivos, los amigos más afables, los ciudadanos más útiles y los mejores líderes de la Iglesia son aquellos que siempre están completamente preparados.
Casi toda la vida se compone de preparación. El grado de preparación determina el éxito. Nos preparamos para la escuela; nos preparamos para el matrimonio; para nuestra carrera; para la vida misma; para la muerte. Alguien ha dicho: “El futuro es de aquel que se prepara para lograrlo.”
Esto no se aplica únicamente a lo futuro sino también a lo presente. También se aplica a nuestra exaltación eterna en el Reino Celestial.
La palabra que probablemente representa la tragedia más grande de nuestra vida es el vocablo desprevenido. Es una palabra trágica porque indica que el fracaso pudo haberse evitado. Tratemos de imaginar la vergüenza y chasco innecesarios de las cinco vírgenes insensatas que se hallaron sin aceite para sus lámparas. Su insensatez fue su descuido.
Todos los días vemos la tragedia de jóvenes cuyas mentes no están preparadas, cuyos espíritus carecen de instrucción. Los beneficios están disponibles, pero ellos no reciben el don.
Recientemente asistí a una importante reunión de la Iglesia, a la cual habían sido invitados cien directores. En primer lugar, los que estaban encargados de la reunión llegaron tarde. La sala en donde se iba a verificar la reunión se hallaba en completo desorden, lo que indicaba que no se había manifestado ningún interés de antemano. No se habían arreglado las sillas, la sala no estaba ventilada, no había flores, ni himnarios o alguna otra evidencia de que los encargados hubiesen pensado siquiera en esta importante ocasión. La propia reunión no estaba organizada y, consiguientemente, no logró su propósito. Y los que estaban dirigiendo la reunión se hallaban en tan grande estado de confusión como la sala.
La falta de preparación es significante por varias razones. Es usualmente la causa del fracaso; pero es más importante aún por lo que manifiesta en cuanto a la gente. Demuestra apatía, negligencia en forma palpable y presenta un cuadro mental de falta de voluntad por parte de aquellos a quienes incumbe asumir su propia responsabilidad. Salomón dijo que donde no hay visión, la gente perece. Es muy cierto.
Si no podemos ver las cosas pequeñas que están ante nuestros ojos, ¿cómo podemos esperar ver las grandes cosas que se hallan en el futuro distante?

Cuando Jesús apareció sobre el continente americano, después de su resurrección, la gente no estaba preparada para recibirlo. Por muchos años los profetas les habían dicho y hablado de su venida para redimir al mundo. Sería uno de los acontecimientos más grandes que ocurrirían, y no acontecería sino una vez en la historia del mundo. Sin embargo, cuando Jesús vino, la gente no estaba lista. Estaban incapacitados aún para aprender. Jesús les dijo:
“Veo que sois débiles, que no podéis comprender todas mis palabras que el Padre me ha mandado que os hable en esta ocasión.
“Por tanto, id a vuestras casas, y meditad las cosas que os he dicho, y pedid al Padre en mi nombre que podáis entender; y preparad vuestras mentes para mañana, y vendré a vosotros otra vez.”
(3 Nefi 17:2-3)
No era suficiente que Jesús hubiese dado su vida por ellos. Ahora tenía que esperar hasta que preparasen sus mentes para entender su mensaje. En los días de Noé, la gente estaba desprevenida; tampoco estaban preparados en Jerusalén; lo mismo sucedió en el continente occidental. Y nosotros todavía estamos desprevenidos cuando vuelva otra vez en gloria en las nubes del cielo.
La preparación es la parte más importante de nuestras vidas. Es la enseñanza principal del Señor. Jesús mismo vivió en la tierra únicamente treinta y tres años, treinta de los cuales pasó preparándose.Descargar articulo completo

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