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LA VERDAD RESTAURADA

CÓMO SE ADQUIERE UN TESTIMONIO

  Existe una ley sobre la cual todas las bendiciones se basan. El testimonio es una bendición que se recibe de Dios, de manera que se puede ganar un testimonio conociendo la ley en la que está basado. Los santos profetas han cumplido con la ley y recibido testimonios, y éstos abundan en las Santas Escrituras. Podemos citar como ejemplos del antiguo Testamento y del Nuevo, así como de las Escrituras de los Santos de los Últimos Días, los siguientes: Job, Pedro y José Smith. Habiendo recibido la bendición de un testimonio, los profetas han declarado la ley y manera de proceder que todos tienen que obedecer a fin de recibir la misma bendición. Proponemos en seguida un brevísimo bosquejo de la manera que ellos han sugerido para obtener un testimonio: 

1. Deseo

En primer lugar, uno debe tener un deseo de conocer la verdad acerca de Dios, sus planes y propósitos. Todos los hombres finalmente .serán recompensados de acuerdo con sus deseos. Los deseos justos conducen a vidas justas; los deseos injustos conducen a vidas injustas. "Deleítate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón." En uno de los discursos más notables sobre la fe, el profeta Alma amonestó a sus oyentes, y a nosotros, a que despeinemos el deseo de creer: "Mas he aquí, si despertáis y aviváis vuestras facultades hasta poner a prueba mis palabras, y ejercitáis un poco de fe, sí, aunque no sea más que un deseo de creer, dejad que este deseo obre en vosotros, hasta creer que hay lugar en vosotros para una porción de mis palabras."

2. Estudio e instrucción

 Sin embargo, el deseo no es suficiente; debe convertirse en conocimiento de aquello acerca de lo cual uno quiere obtener un testimonio, y esto se logra por medio de un esfuerzo intelectual. Por tal razón se presentan al mundo las Escrituras modernas con un mandato divino: "Escudriñad estos mandamientos." En toda generación se han dado Jas mismas instrucciones. Durante su ministerio terrenal nuestro Señor dijo: "Escudriñad las Escrituras, porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida cierna; y ellas son las que dan testimonio de mí." Nada puede substituir el conocimiento del evangelio si uno desea obtener un testimonio del mismo. Se deben estudiar y aprender los objetos y principios sobre Jos cuales se fundará la seguridad espiritual que uno busca, y se debe estudiar la doctrina a fin de convertir este deseo en conocimiento.

3. La obediencia a las doctrinas

Tampoco es suficiente el conocimiento a menos que se convierta en acción. La creencia puede ser meramente pasiva, y se hace necesario poner en práctica las doctrinas para que tengan significado en el desarrollo de un testimonio.

Nuestro Señor nos lanza un reto a que pongamos por obra sus doctrinas y determinar en esta forma si son de Dios: "Mi doctrina no es mía, sino de aquel que me envió. El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si Ja doctrina es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta." Debemos tomar nota de las expresiones que el Señor usa. Dice que tal persona "conocerá"; no dice que "supondrá", sino que "conocerá". Es una reiteración de la ley del testimonio y ]a manera de conocer el evangelio nacido de Dios.

 4. Oración

El testimonio viene del Espíritu; no de la sabiduría terrenal. "Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios." Mientras se está esforzando para obtener un testimonio, la persona debe pedir sinceramente a Dios que le conceda su espíritu de entendimiento y un testimonio de seguridad. En el último capítulo del Libro de Mormón se nos instruye de esta manera: "Y cuando recibáis estas cosas, quisiera exhortaros a que preguntaseis a Dios el Eterno Padre, en el nombre de Cristo, si no son verdaderas estas cosas; y si pedís con un corazón sincero, con verdadera intención, teniendo fe en Cristo, El os manifestará la verdad de ellas por el poder del Espíritu Santo; "Y por el poder del Espíritu Santo podréis conocer la verdad de todas las cosas." El testimonio es verdaderamente el principio de la adoración en espíritu y en verdad, y de este modo se inicia el progreso espiritual. Los que son valientes en su testimonio se salvan en el reino celestial, mientras que aquellos que "no son valientes por el testimonio de Jesús" recibirán un reino menor.

 

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