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LA VERDAD RESTAURADA

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El Pensamiento Mormón sobre la Madre Celestial

Hay ciertas doctrinas mormonas que curiosamente se tratan en forma especial en los manuales, o simplemente no se tratan, y a veces nos entra la duda si será o no doctrina mormona oficial de la Iglesia. Una de ellas es la doctrina de la Madre Celestial, que debemos reconocer que su existencia explícita no nos enseñan las escrituras, ni la Biblia, ni el resto de los Libros Canónicos. La existencia de Ella es inferida por otras doctrinas y escrituras que permiten que sea una idea razonable en el pensamiento mormón.
La doctrina mormona del progreso eterno que establece que el ser humano es co-eterno con Dios, desde un origen pre espiritual con potencial de llegar a convertirse en dioses, siendo requisito imprescindible el tener un matrimonio eterno (D&C 131), sellado en un templo por el poder del sacerdocio; nos hace deducir que Dios siguió ese camino, realizando esta ordenanza por sí mismo cuando estuvo en su estado probatorio.
Inicio de la doctrina
En el famoso discurso de José Smith en los funerales de King Follett dijo:
¡Dios una vez fue como nosotros ahora; es un hombre glorificado, y está sentado sobre su trono allá en los cielos! . . . El primer principio del evangelio es saber con certeza la naturaleza de Dios, y saber que podemos conversar con Él como un hombre conversa con otro, y que en un tiempo fue hombre como nosotros; sí, que Dios mismo, el Padre de todos nosotros, habitó sobre una tierra, como Jesucristo mismo lo hizo; y voy a probarlo por medio de la Biblia. (Enseñanzas del Profeta José Smith pág. 192).
Si razonamos que pudo Dios haber tenido las mismas leyes para lograr la exaltación, podríamos entender que siguió los mismos mandamientos nuestros, como el del matrimonio:
En la gloria celestial hay tres cielos o grados; y para alcanzar el más alto, el hombre tiene que entrar en este orden del sacerdocio [es decir, el nuevo y sempiterno convenio del matrimonio]; y si no lo hace, no puede alcanzarlo. Podrá entrar en el otro, pero ése es el límite de su reino; no puede tener progenie. (D&C 131:1-4)
Cuando leemos Génesis 1:27 “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó”, entendemos que así como el hombre al casarse con la mujer por decreto divino llegan ser “una sola carne”, Dios y su esposa también son uno y que “a imagen de Dios” significaElohim y Su esposa, de otra forma Elohim sería masculino y femenino.
Según cuenta la historia, José Smith le enseñó este principio a Eliza R. Snow, una mujer muy talentosa al inicio del mormonismo, quien con sus dones de poetiza lo hizo verso y se convirtió en un himno que hasta el día de hoy es de los más cantados en las congregaciones mormonas, siendo llamado originalmente Padres en el Cielo, y hoy conocido como Oh Mi Padre (Himno 187), que dice:
¿Hay en los cielos padres solos?

Clara la verdad está;

la verdad eterna muestra:

madre hay también allá..
Citas oficiales
Hasta 1909 no hubo citas de la Primera Presidencia sobre la Madre Celestial, hasta que Joseph F. Smith y sus consejeros publicaron un artículo sobre la Evolución (Anti-Darwin) llamado El Origen del Hombre, aquí dejo un par de citas de ese artículo que lo pueden encontrar en el manual de Mi Reino se Extenderá páginas 76-78:
La doctrina de la preexistencia, revelada con tanta sencillez en estos últimos días, derrama un torrente de luz sobre lo que de otro modo sería considerado el "misterioso problema del origen del hombre". Esta doctrina enseña que el hombre, como espíritu, fue engendrado y nació de padres celestiales, y creció hasta la madurez en las mansiones del Padre antes de venir a esta tierra en un cuerpo carnal a pasar por la experiencia mortal.

El hombre es el hijo de Dios, formado en la imagen divina e investido de atributos divinos, y así como un hijo de madre y padre terrenales puede llegar a ser un hombre a su debido tiempo, así la progenie aún sin desarrollar y que viene de padres celestiales, puede, mediante el aprendizaje a través de las épocas y siglos, evolucionar hasta llegar a ser un Dios. (Improvement Era, noviembre de 1909, págs. 75-81.)

Pero siempre es bueno, al estudiar una doctrina, encontrar citas más frescas de profetas mormones, más que de Autoridades Generales, y de esa forma seguir a los profetas vivos más que a los muertos. Dentro de la literatura oficial mormona de los últimos 50 años encontramos en La Familia una Proclamación Para el Mundo la siguiente referencia:
Todos los seres humanos, hombres y mujeres, son creados a la imagen de Dios. Cada uno es un amado hijo o hija procreado como espíritu por padres celestiales y, como tal, cada uno tiene una naturaleza y un destino divinos.

En el manual de La Mujer Santos de los Últimos Días parte A, encontramos en Lección 9 la siguiente cita:
Al dirigirse a las jovencitas Santos de los Últimos Días en la ciudad de México, el presidente Spencer W. Kimball dijo: “Ustedes son hijas de Dios… fueron hechas a la imagen de nuestra Madre Celestial… El cuerpo de ustedes es sagrado y de gran valor para ustedes” (en Conference Report, Conferencia de Área de la ciudad de México y de Centroamérica, 1973, pág. 108).

En el Manual Principios del Evangelio, Capítulo 2, en la lección sobre Nuestra Familia Celestial hay varias citas no directamente a la Madre Celestial, pero sí a los Padres Celestiales:
Nuestros Padres Celestiales nos proporcionaron un hogar celestial mucho más glorioso y hermoso de lo que puede ser cualquier lugar aquí en la tierra, y en el que fuimos muy felices. Sin embargo, ellos sabían que no podríamos progresar más allá de cierto punto determinado, a menos que los dejáramos durante algún tiempo. Nuestros Padres Celestiales deseaban que nosotros desarrolláramos las cualidades divinas que ellos poseían. Para que eso fuera posible tendríamos que dejar nuestro hogar celestial para ser probados y obtener experiencia. Deberíamos escoger entre lo bueno y lo malo; nuestro espíritu adquiriría un cuerpo físico que abandonaría a la hora de la muerte, y con el cual se reuniría nuevamente en la resurrección, para recibir entonces un cuerpo inmortal semejante al de nuestros Padres Celestiales. Si pasábamos todas las pruebas, podríamos recibir la plenitud de gozo que nuestros Padres Celestiales han recibido (véase D. y C. 93:30–34).
Existen, por supuesto, muchas otras citas no oficiales, como Elder McConkie en Doctrina Mormona, o de J. Ruben Clark, Orson Pratt, pero analizarlas no nos llevaría al tema del pensamietno oficial de la Iglesia.
Efectos de la poca difusión

Debemos reconocer, aunque he puesto algunas citas, que la doctrina mormona de la Madre Celestial no es una doctrina altamente difundida por la Iglesia, no es un tema a tocar en manuales o clases ni discursos en las conferencias generales, pero ahí está. La poca difusión de esta enseñanza ha llevado a especular que probablemente Dios no desea difundir la existencia de ella para que no profanen Su nombre, o alguna idea similar.
Hay algunos sectores feministas que han impulsado una teología sobre ella que ha llevado a algunos a orarle a ella por ser parte de la Divinidad, pero el Presidente Hinckley enseñó con claridad que eso era impropio, básicamente porque Cristo nos enseñó a orar al Padre Celestial explícitamente.

Conclusión
Como conclusión creo personalmente que sí existe la Madre Celestial, por lo menos una, que ha sido parte de las enseñanzas o creencias de Iglesia desde Nauvoo hasta hoy. Esta creencia surgió por el correcto entendimiento de las escrituras y doctrinas infiriendo correctamente la existencia de la Esposa de Elohim. La poca o nula difusión de esta doctrina es causada por la política de la Iglesia de difundir aquellas doctrinas con un fuerte y marcado apoyo en las escrituras y enseñanzas de los Profetas.

RELATOS DE CUMORAH

RELATOS DE CUMORAH

El famoso relato de “la Cueva” parecía tener un único narrador (Brigham Young), pero encontré un artículo de Cameron J. Packer donde recopiló diez testimonios sobre La Cueva, aunque de segunda mano.

 Como me carga traducir, no pongo acá todo el artículo, sino los 10 testimonio que dan mayor luz a este relato extraordinario.

1. William Horne Dame Diary, 14 enero 1855

Un discurso dado en una reunión por W. W. Phelps. Él relacionó una historia contada a él por Hyrum Smith la cual fue como sigue a continuación: José, Hyrum, Cowdery y Whitmer fueron al cerro Cumorah. Al estar subiendo la colina, una puerta se abrió y entraron a una habitación de 16 pies cuadrados. En esa sala había un ángel y un tronco. Sobre ese tronco estaba un libro de Mormón y planchas de oro, la espada de Labán, el pectoral de Aarón.


2. Heber C. Kimball, Journal of Discourses, 28 Septiembre 1856

En respuesta a una declaración del hermano Mills sobre las carretas de mano, Heber C. Kimball dijo:

¿Cómo compararlo con la visión que José y otros tuvieron, cuando entraron en una cueva en el cerro Cumorah, y vieron más registros de los que diez hombres pueden llevar? Había libros apilados sobre las mesas, libro sobre libro. Este pueblo aún tendrá esos registros, si aceptan el Libro de Mormón y observan sus preceptos, y guardan los mandamientos.


3. Manuscrito de la Historia de Brigham Young, 5 de Mayo 1867

El presidente [Herber C.] Kimball conversó familiarmente a los hermanos sobre el Padre Smith, [Oliver] Cowdery, y otros hermanos entrando en el cerro Cumorah y viendo registros sobre registros apilados sobe mesas, ellos caminaron en todo el lugar y vieron los registros que estaban apilados. . . .

4. Diario de Wilford Woodruff, 11 de Diciembre 1869 

En este diario, Wilford Woodruff vuelve a contar lo que le había escuchado a Brigham Young decir sobre la cueva:
El presidente Young dijo en relación a José Smith devolviendo las planchas del Libro de Mormón, que él no las devolvió a la caja de donde las recibió. Sino él fue a la cueva en el monte Comoro con Oliver Cowdery y depositó aquellas planchas sobre una mesa. En ese salón estaban depositadas una gran cantidad de planchas de oro conteniendo sagrados registros, y cuando visitaron por primera vez ese cuarto la espada de Labán estaba colgando del muro, y cuando la visitaron por última vez la espada estaba desenvainada sobre la mesa y un Mensajero que era el cuidador del cuarto les informó que la espada no volvería a envainarse hasta que el Reino de Dios fuera establecido sobre la tierra y hasta que reine triunfante sobre cada enemigo. José Smith dijo que la cueva contenía toneladas de tesoros y registros escogidos.


5. Diario de Elizabeth Kane, 15 de Enero de 1873

Aunque no fue miembro de la Iglesia, vivió en San George, Utah, y registro la siguiente conversación:
Pregunté donde estaban las planchas ahora, y vi de inmediato en la expresión en el rostro que yo lo había incomodado. Pero me respondió que estaban en una cueva; que Oliverio Cowdery, aunque ahora era una apóstata, no negaría que las había visto. Él había estado en la cueva. . . .
Brigham Young dijo que cuando Oliverio Cowdery y José Smith estuvieron en la cueva por tercera vez pudieron ver su contenido mejor que antes. . . . era de cerca quince pies de alto y en alrededor de sus lados estaban puestas cajas de tesoros. En el centro había una mesa larga de piedra vacía al principio, pero ahora estaba apilada con planchas de oro parecidas, algunas de las cuales yacían en el suelo abajo. Anteriormente la espada de Labán colgaba del muro envainada, pero ahora estaba desenvainada y puesta cruzando las planchas sobre la mesa; y Uno que estaba con ellos dijo que nunca sería envainada hasta que el reino de justicia esté sobre la tierra.

6. Diario de Jesse Nathaniel Smith, Febrero 1874

Un Santo del sur de Utah, Jasse Nathaniel Smith, escuchó a Brigham Young hablar en Cedar City, Utah, y registró:
Lo oí [a Brigham Young] en una reunión por la tarde en Cedar City, describir un espacio en el cerro Cumorah que algunos de los hermanos se les había permitido entrar. Dijo que había gran riqueza en el salón en sagrados implementos, vestimentas, armas, metales preciosos y piedras preciosas, más de los que seis mulas pudiesen cargar.

7. Brigham Young, Journal of Discourse, 17 de Junio 1877

Oliverio Cowdery estuvo con José Smith cuando él depositó las planchas. José no tradujo todas las planchas; hay una porción de ellas selladas, de lo cual podéis aprender en el libro de Doctrinas y Convenios. Cuando José obtuvo las planchas, el ángel le instruyó de devolverlas al cerro Cumorah, lo cual hizo. Oliverio dice que cuando José y Oliverio fueron allí, la colina se abrió, y ellos caminaron dentro de una cueva, en la cual había un salón espacioso. Él dice que no se dio cuenta de si había luz del sol o era artificial; pero era una luz como de día. Ellos dejaron las planchas sobre una mesa; era una mesa larga que estaba en el salón. Bajo la mesa había una pila de planchas tan altas como de dos pies, y había en el salón más planchas suficientes para cargar varios vagones; estaban apilados en las esquinas y muros. La primera vez que estuvieron allí la espada de Labán colgaba de la pared; pero cuando fueron otra vez había sido tomada y dejada cruzada sobre las planchas en la mesa; estaba desenvainada, y sobre ella estaban escritas estas palabras: “Esta espada nunca será envainada otra vez hasta que los reinos de este mundo lleguen a ser el reino de nuestro Dios y su Cristo.” Les digo esto como que no viene solamente de Oliverio Cowdery, sino otros quienes les era familiar, y que lo entendían tan bien como lo entendemos nosotros viniendo a esta reunión. . . . Don Carlos Smith era un joven de mucha veracidad como ningún joven que tengamos, y él fue un testigo de estas cosas. Samuel Smith vio algunas cosas, Hyrum vio muchas cosas buenas, pero José era el líder.

8. Edward Stevenson, reminiscencias de José, el Profeta, 1877

En su libro Reminiscencias de José, el Profeta, y el Surgimiento del Libro de Mormón, Edward Stevenson relata una entrevista con David Whitmer en 1877:

Fue como declaró ante mí David Whitmer en el año 1877 que Oliverio Cowdery le dijo que el Profeta José y él habían visto este cuarto y que estaba lleno con tesoros, y sobre una mesa estaba el pectoral y la espada de Labán, también como la porción de las planchas de oro no traducidas todavía, y que esas planchas estaban enlazadas por tres argollas de oro, y también serían traducidas, como fue con la primera porción en los días de José. Cuando ellas sean traducidas mucha información útil saldrá a la luz.

9. David Whitmer, Deseret Avening News, 16 de Agosto 1878

En una entrevista con P. Wilhelm Poulson, David Whitmer dio otra narración de la cueva:

[Poulson]: ¿Dónde están las planchas ahora?

[Whitmer]: En una cueva, donde el ángel las ha ocultado hasta que el tiempo llegue cuando las planchas, las cuales están selladas, deban ser traducidas. El Señor aún levantará a un Poderoso, quien hará esta obra hasta que sea terminada y Jesús venga otra vez.

[Poulson]: ¿Dónde está la caverna?

[Whitmer]: En el estado de Nueva York.

[Poulson]: ¿En el cerro Cumorah?

[Whitmer]: No, pero no lejos de ese lugar.

10. Orson Pratt, The Contributor, septiembre 1882

Pero el gran depósito de todos los numerosos registros de las antiguas naciones del continente occidental, está ubicado en otro departamento de la Colina, y su contenido puesto bajo la custodia de santos ángeles, hasta el día en que deban ser transferidos al sagrado templo de Sión.

Esas son las diez citas sobre La Cueva. No queda claro si fue una experiencia real, o un sueño o visión, pero sí queda establecido que hay más de una fuente del relato.

¿Qué opinas de este relato?

FUENTE: INSTITUTO MAXWELL 

http://maxwellinstitute.byu.edu/publications/jbms/?vol=13&num=1&id=338

ALTAR DE PIEDRAS

En el Libro de Mormón se señalan tres ocasiones en que Lehi ofreció sacrificios como ofrenda a Dios. En otras dos ocasiones, Lehi o los que le acompañaban ofrecieron holocaustos (sacrificios en que se quemaba el animal sacrificado). El primer sacrifico tiene lugar a los tres días de haber escapado de Jerusalén, cuando Lehi y su familia acampan "en un valle situado a la orilla de un río" (1 Nefi 2: 6) que desembocaba en el Mar Rojo. Se trata de un sacrificio ligado a una acción de gracias. En una segunda ocasión, que se recoge en 1 Nefi 5: 9, se ofrecieron sacrificios (también ligados a la acción de gracias) acompañados de holocaustos. El contexto, en este caso, es el del regreso desde Jerusalén de los hijos de Lehi (Lamán, Lemuel, Nefi y Sam) tras haber conseguido hacerse con las planchas de bronce de Labán, acción que mantenía preocupada a la familia, en particular a Saríah, la esposa de Lehi, por los peligros del desierto (tengamos en cuenta que estaban a tres días de viaje de ida y otros tres de vuelta y que Nefi y sus hermanos no podían ir tan pertrechados y protegidos como toda la familia con sus tiendas y provisiones). Lamán y Lemuel, en su ira tras un fracaso inicial al intentar conseguir las planchas, golpearon con una vara a Nefi y Sam, y un ángel del Señor tuvo que protegerles (1 Nefi 3: 29). La tercera ocasión se encuentra en 1 Nefi 7: 22. Los hijos de Lehi regresaron otra vez a Jerusalén con el fin de convencer a Ismael y los de su casa de que se unieran al grupo de Lehi. Lo logran y, mientras viajaban hacia el campamento, Lamán, Lemuel, dos de las hijas de Ismael y los dos hijos de Ismael (más sus familias) se rebelaron contra Nefi, Sam, Ismael, su esposa y sus otras tres hijas. Su intención era volver a la tierra Jerusalén (el Libro de Mormón distingue entre la "tierra" de Jerusalén y la "ciudad" de Jerusalén, con mucho acierto, según podemos saber hoy a partir del uso de la expresión "la tierra de Jerusalén" en los Rollos del Mar Muerto; cf. Thomasson, 1999: 139-141. Tras una severa amonestación de Nefi, Lamán y Lemuel le atan con cuerdas con el fin de abandonarlo en el desierto a una muerte segura devorado por fieras salvajes. Nefi consigue liberarse milagrosamente y, después de otro episodio de enfrentamiento, los ánimos de sus hermanos se templan y, arrepentidos, regresan con todos al campamento. Al llegar, los hermanos de Nefi y toda la casa de Ismael dieron gracias al Señor y le ofrecieron sacrificios y holocaustos.
Podemos destacar algunos detalles singulares de estos episodios:
1) Como señala Brown (2002: 62-64, los sacrificios referidos más arriba se ajustan plenamente, de una manera que José Smith difícilmente podía saber, a los requisitos de la ley mosaica. Los holocaustos, a diferencia de los sacrificios, no se ofrecían para dar gracias sino a modo de expiación (Levítico 1: 2-4) por los pecados del pueblo. En el caso del episodio de 1 Nefi 7, Lamán y Lemuel habían pecado seriamente al buscar la muerte de su hermano y parte de la casa de Ismael había actuado de forma rebelde. En el de 1 Nefi 5, el holocausto estaba justificado por la mala conducta de Lamán y Lemuel al golpear a Nefi y Sam.
2) En el caso del primer sacrificio se produce, en apariencia, un problema, pues Lehi y su familia vivían bajo la Ley de Moisés y, de acuerdo con ella (cf. Deuteronimio 12, en particular los versículos 11 y 13), estaba estrictamente prohibido edificar altares y ofrecer sacrificios fuera del lugar que el Señor señalara, que, según se entendía comúnmente, era el templo de Jerusalén. Sin embargo, en el Israel bíblico (así como anteriormente en la época de los patriarcas) era común erigir altares y ofrecer sacrificios. Samuel ofreció sacrificios en Ramah (1 Samuel 9: 12-24) y Saúl los ofreció en Gilgal (1 Samuel 10: 8) y Aijalón (1 Samuel 14: 35). Existían, además, numerosos altares esparcidos por Israel y se han contabilizado hasta otros doce templos que estuvieron operativos a la vez que el de Jerusalén (Haran, 1978), si bien existía una cierta centralización de la adoración en este último, que se consolidó con Josías (640-609 a. C.), el rey justo al que llorara el profeta Jeremías (cf. a modo de contraste las profecías contra los reyes de Judá en Jeremías 22) , de acuerdo con lo señalado en Deuteronomio 12. En este contexto, Seely (2001) ofrece diversos argumentos, muy detallados, que explican por qué Lehi pudo ofrecer sacrificios fuera de Jerusalén sin violar lo establecido en la ley mosaica. En primer lugar, no está tan claro que la ley, tal como se refleja en Deuteronomio 12, pretendiera eliminar totalmente todo sacrificio fuera del designado, como lo atestigua el hecho de que existían otros templos y altares. La expresión "el lugar que Jehová vuestro Dios escogiere" (v. 11) podría aplicarse, de forma amplia, no exclusivamente a un solo lugar sino a cualquier lugar que el Señor escogiera (piénsese, por cierto, cómo el Señor, en los tiempos actuales, permite la construcción de numerosos templos dedicados a su obra). También es posible que Lehi, que no pertenecía al linaje de Leví (los portadores del sacerdocio menor), oficiara por medio del sacerdocio mayor o de Melquisedec, al igual que los antiguos patriarcas y, como ellos, erigiera altares con la correspondiente aprobación divina. Ha de tenerse en cuenta que los nefitas poseían el sacerdocio mayor, como se refleja en Alma 13: 2-9, y que el profeta José Smith enseñó que todos los profetas, aun bajo la dispensación mosaica, fuero ordenados por Dios mismo al sacerdocio de Melquisedec (Enseñanzas del Profeta José Smith, Salt Lake City, Utah: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, 1975, 216). Una tercera posibilidad, que viene apoyada por los Rollos del Mar Muerto, es que lo señalado en Deuteronomio 12 se aplicara únicamente a la tierra de Israel (nótese la clara referencia a la misma en el versículo 1). En concreto, en el Rollo del Templo (columnas 52: 13-16), se especifica la prohibición de ofrecer sacrificios de cualquier tipo en cualquier lugar que estuviera a menos de tres días de distancia del templo de Jerusalén. Este rollo nos da una pista sobre cómo se interpretaba antiguamente el mandato sobre la centralización de la adoración: se limitaba a un área que correspondía aproximadamente a los límites de Israel, menos de tres días de viaje desde Jerusalén. También, curiosamente, nos hace entender por qué Nefi se tomó la molestia de especificar con toda claridad a cuánta distancia se encontraban de Jerusalén cuando acamparon por vez primera y Lehi decidió ofrecer un sacrificio de acción de gracias. Si tenemos en cuenta su imprecisión a la hora de referirse al tiempo de viaje de otras etapas de su éxodo por el desierto arábigo (expresiones como "viajamos por el espacio de muchos días", en 1 Nefi 16: 15, 17, 33 o simplemente "viajamos", sin ninguna especificación de tiempo, como en 1 Nefi 17: 1), no parece descabellado pensar que Nefi tenía en mente la forma de interpretar Deuteronomio 12 que aparece en el Rollo del Templo.
Lo que sí resulta descabellado, en cambio, es pensar que José Smith tuviera tanto conocimiento sobre la interpretación de la ley mosaica y los tipos de sacrificios, o que lo tuviera algún coetáneo en el primer tercio del siglo XIX. El relato de Nefi es consistente en detalles que difícilmente pudieron estar al alcance de las personas que intervinieron en la aparición del Libro de Mormón, lo que otorga una gran dosis de credibilidad a la tesis de que se trata de un documento antiguo y no un fraude decimonónico.
Fuente
Brown, Kent S. 2002. "New light from Arabia on Lehi’s trail", en Parry, Donald W., Daniel C. Peterson & John Welch (eds.)
Echoes and Evidences of the Book of Mormon, Provo, Utah: Foundation for Ancient Research and Mormon Studies, Brigham Young University; 55-125.
Haran, Menachem. 1978.
Temples and Temple Service in Ancient Israel. Oxford: Clarendon.
Seely, David R. 2001. “Lehi’s Altar and Sacrifice in the Wilderness.” Journal of Book of Mormon Studies 10: 1
Thomasson, Gordon C. 1999. "Revisiting the land of Jerusalem", en Welch, John W. & Melvin J. Thorne (eds.)
Pressing Forward with the Book of Mormon. Provo, Utah: The Foundation for Ancient Research and Mormonm Studies; 139-141.

CUÁNDO, CON QUIÉN, Y POR QUÉ NOS CASAMOS

CUÁNDO, CON QUIÉN, Y POR QUÉ NOS CASAMOS

Recuerdo que hace algunos años alguien me llamo de la revista New Era y me pregunto si estaría dispuesto a escribir un articulo para posible publicación. La edición completa de la revista iba a estar enfocada en la amistad. Cuando me dijeron el tema, me pregunte por qué querrían que yo escribiera sobre este tema en particular. El titulo del articulo era: “¿Por que no tengo amigos? -¡Hermano John, usted fue el que primero se nos paso por la mente!

Entonces si buscan la revista New Era de Junio de 1988, encontraran un artículo llamado: “No tengo amigos”, por John Bytheway.
Mientras escribía el artículo recordé algo que me ocurrió después de una convención de jóvenes a la que asistí. Un Joven con lágrimas en los ojos se me acerco y me preguntó: ¿Qué hago para hacer que la gente me quiera? Lo pensé por un momento, finalmente le dije… “Creo que no puede forzar a nadie a que quererlo, pero tal vez si pueda hacer de usted mismo una persona más fácil de querer. Usted no siempre puede cambiar el corazón y la mente de las personas, pero sí tiene la capacidad de cambiarse a sí mismo.”
A veces como adolescentes o como adultos nos enfocamos en cosas que no podemos controlar. Algunos de nosotros nos obsesionamos tanto por un deporte al punto de que nuestro estado de ánimo se ve afectado por el resultado de nuestro equipo en el último partido. Por ejemplo: Conozco personas que pasan noches enteras sin dormir por que su equipo favorito de la NBA perdió en la final. Personalmente soy hincha del Jazz de Utah, y he tenido que repetirme una y otra vez: John, no puedes poner tus sentimientos en cosas que no puedes controlar.
Unas de las cosas en las que los jóvenes adultos mas piensan es en el noviazgo y en el matrimonio. Aunque muchas personas encuentran rápida y fácilmente a alguien con quien casarse, otros encuentran mucha dificultad en este proceso. Es a éstos a quienes principalmente me gustaría hablar hoy.
Imagínese a usted sentado frente a un gran piano de cola, las luces del salón hacen brillar las teclas y la madera cuidadosamente pulida; el salón esta lleno de personas y usted es quien se sienta en la silla frente al piano. La partitura puesta sobre el piano es una pieza a cuatro manos llamada: Matrimonio (Dueto). Durante la noche algunos se acercan a usted y con una mirada confusa le preguntan:
- ¿Hey, por que no tocas esa pieza?
Usted responde:
- Me gustaría pero es un dúo, necesito que alguien se siente a mi lado y la toque conmigo.
- Bueno, tal vez usted no se esta esforzando lo suficiente; murmuran mientras se alejan.
Luego usted se pregunta si podría tocar todas las notas que la pieza requiere con solo dos manos.
Minutos después alguien más se acerca y pregunta:
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MANUAL DE ESCULTISMO

MANUAL DE ESCULTISMO

 

En este manual se decriben las pautas y las noemas de la Iglesia de Jesucristo de los santos de los ultimos dias relacionadas con los programas de escultismo . Los Obispados y lideres de Hombres Jovenes, de la Primaria y de escultismo se deben familiarizar con la informaciòn que aqui se proporciona al administrar los programas de escultismo de barrio.

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RECETA PARA UN HOGAR FELIZ

RECETA PARA UN HOGAR FELIZ

“Me encanta el desayuno de los sábados”, dice Isabelle Ronndahl, de catorce años, cuando se le pregunta cuáles son algunos de los aspectos de su familia que más le gustan. “Siempre lo prepara papá y hace un desayuno delicioso”. Ante esa afirmación, surge un coro de “¡Sííí!” de los demás hijos de los Ronndahl, que con entusiasmo hacen un gesto de aprobación con la cabeza.

“Nos despertamos con los cantos de papá”, explica Andreas, de dieciséis años. Algunos de sus hermanos ofrecen imitaciones del padre y todos rompen a reír, incluso los padres, Brynolf y Kristina. La risa es un sonido que se deja oír con frecuencia en su hogar. Después continúan describiendo la forma en que, a continuación del canto, el aroma del tocino y de los huevos frescos saca a la familia de la cama todos los sábados por la mañana. Parece que disfrutan más de estar juntos que de compartir los alimentos.

Además, mencionan otro ingrediente de su receta para un hogar feliz: la noche de hogar, aunque no siempre fue así: “Me acuerdo de cuando nuestras noches de hogar eran, en la mayoría de los casos, lecciones muy largas”, comenta Christoffer, de dieciocho años, dirigiendo a su madre una mirada de picardía.

“A veces me aburría y me dormía”, agrega Andreas, que entonces tenía sólo cinco años. “Pero después me despertaba y había cosas ricas para comer”.

El hermano Ronndahl explica que cuando los hijos eran todavía pequeños, la esposa preparaba regularmente lecciones de más de una hora, lo cual hacía muy difícil que los niños se quedaran tanto tiempo quietos. Ahora el matrimonio tiene ocho hijos en edades de entre ocho y veintitrés años; la mayor, Rebecka, cumplió una misión de tiempo completo y actualmente asiste a un colegio universitario en Estados Unidos.

El hermano y la hermana Ronndahl decidieron cambiar de táctica para la noche de hogar. “Reunimos a la familia y les preguntamos: ‘¿Qué les gustaría hacer?’”, dice la hermana Ronndahl. Y no les sorprendió mucho saber que a los niños les gustaba comer, jugar y cantar himnos; incluso les agradaba la idea de una lección si fuera más breve. El hermano lo describe con acierto cuando dice que tenían los ingredientes correctos pero tal vez no en las cantidades adecuadas. “Descubrimos que debíamos concentrarnos también en el entretenimiento”, agrega.

La hermana Ronndahl resolvió preparar una cena mejor para los lunes a fin de que esa noche comenzara con algo especial. Para la reunión, agregaron un buen período dedicado a juegos y canciones; también acortaron las lecciones para que duraran unos diez minutos. Y la mezcla dio buenos resultados. “Los niños empezaron a esperar con entusiasmo las noches de los lunes”, comenta Kristina. “A todos les encantaba”.

Ahora que los hijos son mayores, las lecciones se han alargado y profundizado. Rosanna, de veinte años, dice: “En realidad, ahora podemos preparar lecciones muy buenas. Nos encanta hablar del Evangelio y de otros temas, y es entretenido porque tenemos muchas opiniones e ideas variadas. Ahora nos resulta más interesante porque hablamos de cosas de las que queremos hablar”. Pero la música, los juegos y el refrigerio todavía forman parte de la receta.

“Lo que más me gusta son los juegos y el refrigerio”, dice Josefin, de doce años.

“El refrigerio y los juegos, por supuesto”, repite Christoffer.

“Yo creo que lo mejor son los cantos y la música”, afirma Rosanna.

“Las lecciones”, dice Isabelle tímidamente. Sus hermanos en seguida empiezan a hacerle bromas cariñosas. “No, ¡de veras!”, agrega ella sinceramente.

“Yo creo que a mí me gusta toda la noche de hogar”, dice Andreas. “Las lecciones, las canciones, los juegos, lo que comemos, todo junto hace que pasemos un rato muy agradable. Si tuviéramos una noche de hogar sin la lección o sin juegos o sin canciones, sentiríamos que algo faltaba”.

“A mí me encanta cuando Brynolf y yo no tenemos que hacer nada en la noche de hogar”, comenta la hermana Ronndahl. “Simplemente nos sentamos y nuestros hijos dirigen, presentan la lección y se hacen cargo de lo que vamos a comer. Ellos lo preparan todo. Eso es lo que más me gusta”.

Otro ingrediente principal de la receta de los Ronndahl para un hogar feliz es un consejo de familia que realizan todos los domingos después de la Iglesia. En él analizan la asignación que cada uno tiene para la próxima noche de hogar; y como hacen una rotación de asignaciones, todos tienen la oportunidad de realizar todas las tareas, desde la lección y el refrigerio hasta el pasaje de las Escrituras que lean. También hablan de las labores cotidianas del hogar y de lo que le esté sucediendo a cada miembro de la familia.

Sin embargo, las reuniones que tiene la familia no se limitan a los domingos o a los lunes. Samuel, de diez años, y Johannes, de ocho, los dos niños menores, afirman que les gustan mucho las salidas de diversión y los picnics de toda la familia junta. El padre está de acuerdo. “A todos nos gusta ir a nadar en donde sea, en los lagos, en el océano, en los ríos”, dice el hermano Ronndahl. Además, forman un grupo musical para cantar y tocar piezas musicales puesto que casi todos tocan uno o más instrumentos.

Toda esa unidad ha hecho que los Ronndahl sean entre sí los mejores amigos, además de miembros de la misma familia. Se aman, se apoyan y se fortalecen unos a otros; tal vez ésa sea la razón por la que les gusta pasar tanto tiempo juntos.

A la vez que se fortalecen unos a otros, los miembros de la familia Ronndahl también contribuyen a fortalecer el barrio y la estaca. “Asistimos a todas las actividades de la estaca y a todas las excursiones y conferencias de los jóvenes”, dice el hermano Ronndahl. “Animamos a nuestros hijos a tomar parte en todo lo que suceda en la estaca y en el barrio. Aquí los barrios no son muy grandes, así que llevamos a cabo muchas actividades de estaca para reunir a la juventud lo más que se pueda”. Asimismo, los hijos mayores asisten a seminario. De vez en cuando, ambos padres han sido maestros de seminario. Y, por supuesto, todos participan en sus clases y quórumes de la Iglesia.

Ésos son los ingredientes que, cuidadosamente combinados, hacen que esa familia se lleve muy bien. Desde el más pequeño hasta el mayor, desde los padres hasta los hijos, a todos les encanta estar juntos, pues todos se aman mutuamente. Tienen muchas cosas favoritas que les gusta hacer juntos, desde nadar en el océano hasta jugar al “director ciego” en las noches de hogar. “Una de las cosas que más me gusta de nuestras actividades familiares es la música”, comenta la hermana Ronndahl. “Somos una familia musical y nos gusta mucho cantar”.

Sí, a todos los Ronndahl les gusta mucho cantar. También les gusta oír cantar, especialmente en el cómico falsete que proviene de la cocina los sábados por la mañana.

Sé en Quién he confiado

Sé en Quién he confiado

" Cada vez que me dispongo a leer, tomo mis lentes y observo los cristales para ver si estos están limpios. En muchas ocasiones he creído que sí lo están, pues eso es lo que aparentan. Sin embargo, al ponérmelos queda claro que no era así. Luego, al ponerlos a contraluz, se hace evidente la presencia de manchas sobre las que es necesario trabajar, manchas que a simple vista parecían no existir. " 

Lo que puede parecer por un momento una tarea adicional e indeseada que no estaba considerada y que retrasa el inicio de lo que queremos hacer, es en realidad una muy buena noticia, pues al final permitirá disfrutar de mucha mejor manera del objetivo buscado, que en el caso del ejemplo es el disfrutar de la lectura.

Ocurre algo parecido con nuestras vidas cuando las contrastamos con la rectitud que nos enseña el evangelio de Jesucristo. Al poner a contraluz nuestros hechos diarios con el comportamiento esperado de un verdadero discípulo de Jesucristo, con seguridad encontraremos "manchitas" que es necesario limpiar, actitudes que debemos mejorar, acciones que debemos tomar y otras que debemos abandonar.

En el Libro de Mormón encontramos el ejemplo del gran Nefi, quien expresa sus sentimientos respecto de su amor y deleite por las Escrituras y por las "cosas del Señor" (véase 2 Nefi 4:15-16). La lectura y meditación de las Escrituras por parte de Nefi lo guiaron a hacerse un análisis introspectivo más profundo, el que lo llevó a exclamar: "¡Oh, miserable hombre que soy! Sí, mi corazón se entristece a causa de mi carne. Mi alma se aflige a causa de mis iniquidades... de las tentaciones y pecados que tan fácilmente me asedian" (2 Nefi 2:17-18).

¿"Iniquidades", "tentaciones" y "pecados" de Nefi? ¿Cómo puede ser esto? ¡Pero si él es uno de nuestros mayores y mejores ejemplos, uno de nuestros modelos, uno de nuestros héroes! Aquí vemos que él, al igual que cada uno de nosotros, también tuvo luchas contra la tentación y el pecado. Nefi se sintió afligido y entristecido al enfrentarse cara a cara con sus debilidades. Él mismo nos informa que sus desafíos y debilidades tenían que ver con el enojo que le producían las acciones de sus enemigos (véase 2 Nefi 4:27-29).

Sin embargo, Nefi tenía siempre presente el amor de Dios, el que le infundía una total confianza en Él. ¿Acaso no se lo había evidenciado el Padre en episodios tan importantes de su vida tales como la obtención de las planchas de bronce, el quitarle la vida a un hombre y la construcción de un barco, entre muchos otros? No es de extrañar, entonces, que luego de comunicar esas profundas y sinceras expresiones de debilidad, Nefi exclamara: "... no obstante, sé en quien he confiado. Mi Dios ha sido mi apoyo; él me ha guiado por entre mis aflicciones... Me ha llenado con su amor hasta consumir mi carne" (2 Nefi 4:19-21). En esencia, lo que Nefi nos dice es que el amor de Dios es más importante para él que los deseos de la carne, que las tentaciones del mundo, que los brillos del mundo, que la aparente felicidad que no es duradera.

Recordar quienes somos siempre será una fuente de fortaleza, especialmente cuando nos encontremos en medio de momentos difíciles que tiendan a hacernos sentir solos, miserables o carentes de valor. Refiriéndose al contenido del himno "Soy un hijo de Dios" (Himnos 1992, N°196), el élder Dallin H. Oaks dijo que la poderosa idea de que somos verdaderamente hijos de Dios "es un potente anti-depresivo". Este concepto puede fortalecernos para hacer decisiones correctas y para buscar lo mejor que está dentro de cada uno (véase "Powerful Ideas", General Conference, Octubre 1995).

Otros personajes registrados en las Escrituras habían llegado a sentirse abatidos por sus circunstancias, aun cuando se encontraban sirviendo intensamente al Señor. Por ejemplo, Ammón dijo "Cuando nuestros corazones se encontraban desanimados... el Señor nos consoló" (Alma 26:27). Cuando Nefi, hijo de Helamán, se hallaba "muy desanimado", meditó en las revelaciones del Señor y una voz vino a él diciendo: "Bienaventurado eres tú, Nefi" (Helamán 10:3-4). Así es también con nosotros. El volvernos al Señor puede ser un poderoso anti-depresivo.

Como lo expresó Nefi, "¿por qué ha de llorar mi corazón, y permanecer mi alma en el valle del dolor... y mi fuerza desfallecer por causa de mis aflicciones?... ¿y por qué sucumbiré a las tentaciones, de modo que el maligno tenga lugar en mi corazón para destruir mi paz y contristar mi alma?" (2 Nefi 4:26-27).

El tener presente el amor que Dios le había prodigado tantas veces en su vida le permitió a Nefi salir de su estado de lamentación proveniente del recuerdo de sus debilidades, errores cometidos y desafíos que enfrentaba. De la misma manera, nuestro mayor deseo debiera ser obtener y retener el amor de Dios, alcanzar el fruto del árbol de la vida (véase 1 Nefi 11:21-23), beber de las aguas de vida (véase Juan 4:14), participar del pan de vida (véase Juan 6:35). En otras palabras, recordar permanentemente quienes somos, Quien es nuestro Padre, Quien es nuestro Redentor y vivir según lo que Ellos nos han instruido, según los convenios que hemos hecho por medio de las ordenanzas de salvación y exaltación y según lo que nuestro Padre espera de cada uno de nosotros.

Que junto a Nefi podamos decir: "¡Despierta alma mía! No desfallezcas más en el pecado. ¡Regocíjate, oh corazón mío, y no des lugar al enemigo de mi alma!" (2 Nefi 4:28). 

CHAKO UN JOVEN SUD QUE AMA EL HIP HOP, PERO MAS AL SEÑOR

Hace mucho tiempo atras encontre en internet un video de un joven chileno sud que vive Nueva York , amante de ritmo del Hip Hop , lo publique en este blog el 03 de noviembre del año 2008, y tan grande sorpresa que el dia 07 de mayo de este año me envio un correo el cual comparto con ustedes.

"Muchas gracias por el apoyo, tengo un gran amor por el hip hop pero mi amor por la iglesia es mucho mas grande por eso despues de esta cancion me fui a una mision, no sabia que estaba mi video aqui en esta pagina y doy las gracias por eso, en octubre del año pasado saque un cd llamado camino a la victoria el cual es relacionado con la iglesia con ritmos de ahora para los jovenes espero que les guste aqui les dejo mi documental"

Quiero destacar a lo que nos pueden llevar las buenas desiciones, hacer lo que nos gusta , pero poner siempre al Señor en primer lugar. Les dejo el video documental y siguiendo la ruta de este video en You Tube encontraran mas temas de este joven Sud .

MAS VIDEOS DE CHAKO EN YOU TUBE

 

 

EL USO DEL INTERNET PARA COMPARTIR EL EVANGELIO

EL USO DEL INTERNET PARA COMPARTIR EL EVANGELIO

El 15 de diciembre de 2007, el élder M. Russell Ballard habló en la graduación de BYU-Hawaii.  Él instó a los estudiantes a compartir sus creencias en la Internet: 

“El surgimiento de la New Media (término referido algo como la Nueva Ola en medios de comunicación) está facilitando una conversación mundial sobre casi cada tema incluyendo la religión, y casi todos pueden participar…

“Las conversaciones continuarán ya sea que escojamos o no participar en ellas.  Pero nosotros no podemos permanecer al margen mientas otros, incluyendo a nuestros críticos, tratan de definir lo que la Iglesia enseña…

“El desafío es que hay demasiada gente participando en conversación acerca de la Iglesia como para que el personal de nuestra Iglesia converse con ellos o les responda individualmente.  No podemos contestar a cada pregunta, satisfacer cada solicitud, y responder a cada inexactitud que existe. …algunos que buscan respuestas desean que éstas vengan directamente de un miembro de la Iglesia, como cada uno de ustedes…

“Permítanme pedirles que se unan a la conversación participando en la Internet, particularmente en la New Media (nuevos medios de comunicación), para compartir el evangelio y explicar en términos claros y simples el mensaje de la Restauración.  “La mayoría de ustedes ya sabe que si tiene acceso a la Internet, ustedes pueden empezar un blog en minutos y empezar a compartir lo que saben que es verdad.   Ustedes pueden descargar videos de la Iglesia y otros sitios apropiados, incluyendo Newsroom en LDS.org, y enviarlos a sus amigos.  Ustedes pueden escribir a los sitios de los medios de comunicación en la Internet que informan sobre la Iglesia, y vocear sus puntos de vista sobre la exactitud de esos informes…“Otros han registrado y publicado sus testimonios de la Restauración, las enseñanzas del Libro de Mormón, y otros temas del evangelio sobre sitios populares para compartir videos.  Ustedes, también, pueden contar su historia a las personas que no son miembros, de esta manera… 

“Usen historias y palabras que ellos comprenderán”.

Usted puede compartir el Evangelio en la Internet en una variedad de formas: 

1.Publique su testimonio en MormonTestimonies.org – Escriba su testimonio o historia de conversión en MormonTestimonies.org.  Luego hágalo otra vez en el idioma que aprendió en su misión.

2.Participe en LDS.net – LDS.net es una red social donde usted se puede conectar con otros mormones y compartir sus creencias usando fotos, videos, blogs, foros o chat.

3.Comente sobre los blogs existentes – Los blogs bien conocidos como los de Mike Otterson y Jeff Lindsay son excelentes lugares para compartir sus creencias porque allí participan personas de muchos credos.  Pulse en “Comentarios”, luego participe en la conversación.

4.Comparta sus creencias en Facebook – Si usted usa Facebook, puede compartir su testimonio o escritura favorita en su Perfil registrándose en nuestra aplicación de Facebook.

5.Publique un video en un sitio web para compartir como YouTube – “Broadcast yourself” (Promociónese usted mismo).  Únase a los muchos mormones que han compartido sus testimonios e historias por medio de videos en YouTube.  Tal vez usted pueda filmar a sus padres o abuelos y capturar sus historias también.

6.Apoye videos mormones en YouTube – Además de publicar sus propios videos en YouTube, también ayuda el calificar y comentar sobre otros buenos videos  YouTube.

7.Publique fotos de su misión o su boda en Flickr – Flickr es un sitio web para compartir fotografías.  ¿Por qué no compartir fotos de su misión, su boda, o la noche de hogar de su familia en el parque?

8.Responda una pregunta en Yahoo! Respuestas – En Yahoo! Respuestas usted encontrará una variedad de preguntas y respuestas.  Busque preguntas acerca de “mormones” y responda algunas de ellas.

9.Prepare un blog de lo que ha aprendido y cómo lo sabe – Aprenda lo que es un blog, luego empiece uno.  Usted puede escribir lo que aprende en la Iglesia o en su estudio de las escrituras, o explicar cómo el vivir el Evangelio ha bendecido su vida.

10.Edite Wikipedia.org o MormonWiki.com – Wikipedia es una enciclopedia colaborativa que compite con Britannica.  MormonWiki.org es su primo mormón.  Después de registrarse para tener una cuenta gratuita, usted puede editar o crear artículos inmediatamente.  Si usted habla un idioma extranjero, mejor aún! Tanto MormonWiki.com como Wikipedia son “editables” en una variedad de idiomas.11.Coloque un link a buenos sitios web – Si usted tiene un sitio web o blog, cree un link a su discurso favorito en LDS.org así como a otros 3 buenos sitios web.

12.Ofrézcase de voluntario con la Fundación Para Lo Mejor – Pregúntenos acerca de oportunidades adicionales de compartir el evangelio usando sus talentos en diseño gráfico, programación, traducción, redacción, edición, videografía, y más.

13.Algo más – ¿Olvidamos algo? Por favor díganos cómo está usted usando la Internet para compartir el evangelio. 

“…el pueblo comenzó a asombrarse, viendo que había más de un testigo que daba testimonio…” (Alma 10:12)

La traducción y publicación del Libro de Mormón

La traducción y publicación del Libro de Mormón

Me complace estar en condiciones de pasar algún tiempo con ustedes el día de hoy hablando de la traducción del Libro de Mormón. Tengo la esperanza de que al final de la conferencia de hoy podamos conocer un poco más acerca de lo que José Smith dijo y pensaba sobre la traducción del Libro de Mormón. 

¿Qué dijo José Smith?

¿Lo qué otros -asociados, colegas y compañeros de trabajo, que lo conocieron en ese período de tiempo- dijeron sobre el proceso de traducción?

Y más allá de eso, hacer las preguntas que se refieren específicamente a los medios y el método que se utilizó en el proceso de traducción. Por medios me refiero a los instrumentos, los objetos que se utilizaron. Y descubrir lo que podemos aprender de eso.

Además de que, finalmente, ¿qué método se utilizó en el proceso de traducción? ¿Cómo es que José utilizo efectivamente estos instrumentos, los objetos que le fueron dados, a fin de ser capaz de traducir?

Estas cuatro son las preguntas que espero podamos discutir. 

Todos estamos familiarizados, en mi opinión, con la ahora famosa carta a Wentworth, la carta que contiene los trece artículos de fe, en la que José describe el auge y el progreso de la Iglesia. En esta carta también se describe un poco acerca de la traducción del Libro de Mormón. Dijo que el Libro de Mormón fue traducido por medio del Urim y Tumin, mediante el don y el poder de Dios. En otras ocasiones utilizó un lenguaje similar en relación con el proceso de traducción.

En una carta que escribió a una persona muy popular, a quien se refirió como “el ministro judío Josué”, dice que la traducción se produjo por el don y el poder de Dios. Y en otros lugares, donde habla de la utilización del Urim y Tumin, o los Pectorales, o los intérpretes nefitas, como se denominan en el Libro de Mormón (y aquí debo añadir que el término entre paréntesis Urim y Tumin que se utilizan normalmente para describir los objetos o los instrumentos que se utilizaron para la traducción, en realidad nunca se encuentra así en el Libro de Mormón ), siempre y en cada ocasión simplemente utilizo la frase de que fueron usados por el don y el poder de Dios. 

Podemos preguntarnos, por qué es que José era tan reticente a responder a esta pregunta con más detalle? Y sabemos que así fue, porque en 1831, en la Conferencia de octubre en Orange, Ohio, su hermano Hyrum, tan amado y quién hizo mucho, y que tanto hizo por José, le pidió, frente a la congregación, por favor, si se levantaba y contaba a los asistentes de la conferencia como había, con mayor detalle, relatar exactamente la forma en que el Libro de Mormón fue traducido. Y en respuesta a esa petición, José dijo que no era conveniente para él más que decir lo que ya se había dicho acerca del Libro de Mormón, y fue así que mayores detalles no se proporcionaron. 

Reticencias que, sospecho, fueron el resultado de algunas malas experiencias que José podría haber tenido desde cuando dio a conocer las cosas sagradas a los individuos. Recordamos, por supuesto, que en el principio cuando José quería que la gente supiese acerca de las experiencias de la primera visión, el resultado fue una mayor persecución de la que él podría haber imaginado. 

Hubo otro problema. A principios de la Iglesia, muchos de los primeros miembros de esta comenzaron a creer que era sólo por y a través de la utilización de la piedra del vidente que era posible recibir la revelación. Por lo tanto, comenzaron a sentir que para que fuesen legítimas las revelaciones que estuviesen dándose, era un requisito que la piedra del vidente tuviese que estar allí. José, como veremos, pronto abandonó la piedra del vidente porque se sintió que ya no tenía necesidad de usarla. Esta gente siguió creyendo que la piedra era fundamental. Por lo tanto, creo que a causa de esta actitud entre algunos miembros de la Iglesia, así como la actitud que pudieran tener los sospechosos que se encontraban fuera de la Iglesia, decidió no decir nada más de lo que él dice que hay en estas declaraciones, que “fue por el don y el poder de Dios ” como tradujo el Libro de Mormón. 

Sin embargo, afortunadamente, otros testigos han dicho más sobre ello. Han hablado tanto en términos de los instrumentos u objetos que se utilizaron con el fin de traducir el Libro de Mormón y además, también hablan en cierta extensión sobre el método que se utilizó. Y me gustaría tenerlos a ellos en cuenta.

Durante el proceso de traducción se menciona el uso de dos instrumentos de trabajo. Uno de ellos era la piedra del vidente. Todos, en mi opinión, conocemos la palabra, pero me gustaría que tuviésemos esto en cuenta, por que la palabra vendrá en el contexto de otros significados también. Y, en adición a esta, otra palabra, los “intérpretes”, a veces también llamados los intérpretes nefitas, o los Pectorales. Estos dos objetos parecen haber sido utilizados desde el principio en el proceso de la traducción del Libro de Mormón.DESCARGA ARTICULO COMPLETO

Elevar el nivel: La preparación de los futuros misioneros

Elevar el nivel: La preparación de los futuros misioneros

El 11 de diciembre de 2002, la Primera Presidencia y el Quórum de los Doce emitieron una declaración extraordinaria en cuanto a la obra misional. En esa época, la mayoría de los miembros de la Iglesia no comprendieron la manera en que esa declaración y los cambios subsecuentes en los esfuerzos misionales revolucionarían la obra de los últimos días en la proclamación del evangelio. La frase “Elevar el nivel” pronto se convirtió en algo común entre los miembros de la Iglesia para describir las mayores expectativas para los misioneros. Al oír la frase, yo, al igual que la mayoría de los miembros de la Iglesia, pensé primeramente en normas más elevadas de dignidad moral para servir como misionero de tiempo completo. Los requisitos fueron una parte importante de la declaración acerca de la obra misional. La dignidad moral y la estabilidad física, mental y emocional ciertamente son parte de la elevación del nivel. Sin embargo, hay otros aspectos que son muy importantes pero que frecuentemente no han sido enfatizados o se han pasado por alto. Llegué a ver la elevación del nivel de manera muy diferente que antes, de una manera más completa, cuando fui llamado a servir como presidente de misión. Esa responsabilidad y la inmersión total en los asuntos misionales—desde la necesidad constante de enseñar, capacitar y motivar a los misioneros hasta ayudar a los líderes y a los miembros de la Iglesia a cumplir sus responsabilidades de compartir el evangelio—me hicieron ver la preparación misional con nuevos ojos.

He sido un educador de religión por más de treinta años, diez años con los seminarios e institutos, como maestro de seminario de tiempo libre y maestro de instituto, y veinte años como maestro de religión en el departamento de Educación Religiosa en la Universidad de Brigham Young. Siempre he sentido que es una responsabilidad a la vez que un privilegio increíble el enseñar a los jóvenes y señoritas en mis clases. Al igual que ustedes, quiero que mis estudiantes crezcan intelectualmente, que sean edificados espiritualmente, que aumente su conocimiento de las escrituras y las doctrinas del evangelio, que se intensifique su devoción al Señor y Su Iglesia, que sus testimonios, sus vidas, su amor y su servicio sean fortalecidos. Sin embargo, debo admitir que no siempre he pensado tan profunda y específicamente como debí haberlo hecho con respecto al impacto de mi enseñanza al prepararlos para que sean misioneros eficaces, ya sea como misioneros de tiempo completo o como miembros misioneros durante toda su vida.

Con la nueva visión que adquirí durante mi experiencia en la misión, ahora veo más claramente que todos mis alumnos, no solamente los futuros misioneros de tiempo completo, ya son misioneros y lo serán durante toda la vida. Al saber esto, ahora veo que cada curso que enseño—ya sea el Libro de Mormón, el Nuevo Testamento, Doctrina y Convenios, las enseñanzas de los profetas vivientes, la historia de la Iglesia, el matrimonio SUD y la familia, o cualquiera de nuestra amplia gama de cursos—debe ser dirigido a preparar lo que el élder M. Russell Ballard llamó “la generación más grandiosa de misioneros que haya existido en la historia de la Iglesia”.1 Después de comentar lo que se requiere de los jóvenes y señoritas para que lleguen a ser la más grandiosa generación de misioneros, el élder Ballard les habló específicamente a los padres: “Si vamos a ‘elevar el nivel’ de los requisitos para que sus hijos [e hijas] sirvan en una misión, eso también significa que lo estamos haciendo para ustedes. Si esperamos mas de ellos, eso quiere decir que también esperamos mas de ustedes”.2 Yo creo que este principio no se aplica únicamente a los padres y a los líderes de la Iglesia, sino también a nosotros como educadores religiosos. El élder Ballard declaró “este no es un momento para los alfeñiques espirituales”.3 Eso se aplica también a nosotros. No es el tiempo para instructores religiosos de “salsa ligera” (un término usado por mis misioneros para describir algo que es tentativo, débil o que le falta claridad o autoridad). El nivel se ha elevado para todos nosotros. DESCARGAR ARTICULO COMPLETO

El viaje de aprender toda la vida

El viaje de aprender toda la vida

Se pronunció este discurso en un devocional el 19 de agosto de 2008, durante la Semana de la Educación en el campus de BYU.

Hoy me siento muy honrado al dirigirme a quienes están comprometidos a estudiar durante toda la vida. 

Nuestra búsqueda de conocimiento y nuestro viaje de progreso eterno empezaron mucho antes de nuestra existencia mortal. Se nos ha dado el conocimiento claro de que durante el concilio en los cielos usamos nuestro albedrío para escoger venir a esta tierra y participar de la mortalidad. Al escoger venir a esta tierra, escogimos la oportunidad de progresar, de crecer y de obtener más conocimiento. Y en este proceso de aprendizaje y de venir a la tierra, el tomar sobre nosotros un cuerpo mortal para obtener conocimiento y para experimentar la mortalidad es una parte esencial de nuestro aprendizaje y progreso eternos.

El tema de aprender durante toda la vida es importante porque para los Santos de los Últimos Días la búsqueda constante de conocimiento no es solo secular sino también espiritual. Entendemos que el obtener conocimiento es esencial para ganar la salvación eterna. Brigham Young dijo, “Si nuestra vida se extendiera hasta mil años, todavía podríamos aprender de las vivencias”.1

Para la mayoría de las posesiones mundanas y temporales es verdadero el refrán: “No te lo puedes llevar”. Sin embargo, los tesoros intelectuales del conocimiento y los valores espirituales contienen una promesa de importancia eterna. Leemos en la Doctrina y Convenios, “Cualquier principio de inteligencia que logremos en esta vida se levantará con nosotros en la resurrección; y si en esta vida una persona adquiere más conocimiento e inteligencia que otra, por medio de su diligencia y obediencia, hasta ese grado le llevará la ventaja en el mundo venidero” (DyC 130:18–19).

Así que mientras la mortalidad no es más que un momento en la eternidad, el aprender por toda la vida mortal es una parte esencial de nuestra educación eterna. Aquí en la tierra, como lo dijo Brigham Young, “estamos en una gran escuela”.2

Cuando consideramos que lo que aprendemos aquí es parte de nuestra educación eterna, elevamos nuestras metas de aprendizaje. Como niños, quizás empezamos a aprender porque nuestros padres nos animaron o nos halagaron. Querían que tuviéramos una educación formal con títulos universitarios o con habilidades técnicas para el trabajo, sabiendo que al final de nuestros esfuerzos seríamos recompensados al ser autosuficientes, productivos y capaces de sobrevivir en el mundo real. Algunos estudiamos mucho al interesarnos en la competencia severa por las calificaciones y los honores.

Aunque estas razones para estudiar tuvieron papeles importantes en las distintas etapas de nuestra vida, si son nuestros únicos estímulos dejaremos de estudiar cuando nuestros padres y maestros se hayan ido y cuando hayamos logrado nuestros títulos. Quienes estudian toda la vida son impulsados por motivos eternos. Uno de los grandes avances al madurar y adquirir conocimiento y experiencia es cuando aprendemos por el gozo de ser edificados más que por el placer de estar entretenidos. La meta de quienes estudian toda la vida no es tanto impresionar a los demás sino mejorarse a sí mismos y ayudar a otros. Su deseo es aprender y cambiar su comportamiento siguiendo los consejos y los profundos ejemplos que les imparten los grandes maestros a su alrededor.

Algunas veces limitamos nuestro aprendizaje al creer que es solamente un curso o que se trata de ganar un título. Pero cuando vemos las escrituras, nos dan el programa de estudio para quienes estudian toda la vida: “cosas tanto en el cielo como en la tierra, y debajo de la tierra; cosas que han sido, que son y que pronto han de acontecer; cosas que existen en el país, cosas que existen en el extranjero; las guerras y perplejidades de las naciones, y los juicios que se ciernen sobre el país; y también el conocimiento de los países y de los reinos” (DyC 88:79).

El primer versículo del Libro de Mormón dice: “Yo, Nefi, nací de buenos padres y recibí, por tanto, alguna instrucción en toda la ciencia de mi padre” (1 Nefi 1:1). Así como el campo de estudio de Nefi era toda la ciencia de su padre, quienes aprenden toda la vida no tienen límites en su búsqueda de mayor conocimiento.

Quienes aprenden toda la vida tienen un deseo interior insaciable de adquirir mayor conocimiento en una amplia gama de temas y disciplinas. La recompensa para ellos es el gozo de aprender y adquirir conocimientos en un espectro amplio de los temas que les interesan.

Algunos se preguntarán si es posible enseñar a estudiar durante toda la vida o si eso es simplemente un don genético. De la misma forma en que algunos nacen con mayor velocidad, algunos de nosotros podemos tener de manera natural el deseo de aprender. Es más, así como los entrenadores eficientes pueden mejorar la capacidad de quien esté dispuesto a pagar el precio, de la misma manera nuestro Padre Celestial está deseoso de bendecirnos con el impulso y la determinación de llegar a convertirnos en estudiantes de toda la vida si es que estamos dispuestos a pagar el precio. 

Con frecuencia se necesita un gran maestro para motivarnos e infundir ese deseo en nosotros. ¿Cómo podemos mejorar nuestro deseo y aumentar en los demás ese deseo de adquirir más conocimiento y experiencias durante toda la vida?ARTICULO COMPLETO

EL HERALDO DE LA SALVACIÓN

EL HERALDO DE LA SALVACIÓN

La paz, en el sentido del evangelio, es lo importante. Aunque la mayoría de los miembros de la Iglesia saben lo que es la paz, yo creo que aún no se le ha dado a la paz la importancia que merece; probablemente como pueblo no hemos apreciado por completo ¡cuan maravilloso “fruto del espíritu” (Gálatas 5: 22) es la paz y qué es una trascendente manifestación del nuevo nacimiento! La paz es un don invaluable en un mundo que está en guerra consigo mismo. Los discípulos buscan al al que es el Príncipe de Paz para recibir socorro y apoyo. Saben que la paz no es solamente una mercancía apreciada aquí y ahora sino que también es el heraldo de grandes cosas que aún deben suceder. La paz es un signo seguro que viene de Dios de que los cielos están complacidos. Al referirse a una ocasión anterior en que se le había dado el espíritu de testimonio, el SeZor le preguntó a Oliver Cowdery: “¿No hablé paz a tu mente. . . . ? ¿Qué mayor testimonio puedes tener que de Dios? ” (DyC 6: 23).

El pecado y el abandono del deber resultan en desunión del alma, en conflictos internos y en confusión. Por otra parte, el arrepentimiento y el perdón y nacer de nuevo traen tranquilidad y paz. Mientras que el pecado termina en desorden, el Espíritu Santo es un principio organizador que trae orden y congruencia. El mundo y lo mundano no pueden traer la paz. No pueden sosegar al alma, “Paz, paz al que está lejos y al que está cerca, dice Jehová; y lo sanaré. Pero los malvados son como el mar en tempestad, que no puede estarse quieto, y sus aguas arrojan cieno y lodo. No hay paz para los malvados, dice mi Dios” (Isaías 57: 19-21).

La esperanza en Cristo, que es el resultado natural de nuestra fe en Cristo que nos salva, viene por el despertar espiritual. Sentimos nuestro lugar en el familia real y somos consolados por la dulce asociación familiar. ¿Y cual es la indicación de que estamos en el curso correcto? ¿Cómo sabemos que estamos en el arnés del evangelio? “En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros, en que nos ha dado de su espíritu” (1 Juan 4: 13; énfasis agregado). La presencia del Espíritu de Dios es el testimonio, la certeza divina de que estamos en la dirección correcta. Es el sello de Dios, su unción (ver 1 Juan 2: 20) su indicación para nosotros de que nuestras vidas están en orden. John Stott, un querido escritor cristiano ha observado: “Un sello es una marca de propiedad. . . . y el sello de Dios, con el cual nos marca como suyos y que le pertenecemos para siempre, es el Espíritu Santo mismo. El Espíritu Santo es la etiqueta de identificación del cristiano” (Authentic Christianity, página 81).

No necesitamos estar poseídos por un sello impuro o sin templanza a fin de ser salvos; solo necesitamos ser constantes y confiables. Dios es con quien hicimos convenios en el evangelio. Él es el socio que controla. Y nos hace saber, por medio de la influencia del Espíritu, que el convenio sigue intacto y que las promesas celestiales son seguras. El Salvador nos invita a aprender las lecciones eternas y reconfortantes de que “el que hiciere obras justas recibirá su galardón, sí, la paz en este mundo y la vida eterna en el mundo venidero” (DyC 59: 23). Paz. Esperanza. Certeza. Estas cosas nos llegan por virtud de la sangre expiatoria de Jesucristo y como resultado natural nuestra nueva creación. Nos sirven como un ancla para el alma, un recordatorio sólido y firme de lo que somos y de Quien somos.

Uno por uno: El modelo de servicio del quinto evangelio

Uno por uno: El modelo de servicio del quinto evangelio

El Nuevo Testamento presenta la obra mortal de Jesucristo como una misión no solo para grupos grandes sino también para los individuos. Las narraciones del Evangelio muestran que en muchos casos hubo un contacto físico directo entre Jesús y otras personas mientras Él ministraba entre el pueblo. Por ejemplo, cuando Él sanó de una fiebre a la suegra de Pedro, Jesús “tocó” su mano (Mateo 8:14–15: énfasis agregado; ver también Marcos 1:30–31; Lucas 4:38–39). En otra ocasión Jesús “extendió su mano y tocó” a un leproso para sanarlo (Mateo 8:1–3; énfasis agregado). Tocó los ojos de dos ciegos mientras Él los sanaba (ver Mateo 9:27–31). Sanó la sordera y un impedimento del habla cuando Él metió Sus dedos “en” las orejas de un hombre (Marcos 7:32–37). Él “puso las manos encima” de un ciego (Marcos 8:22–26). Él sanó a un joven endemoniado cuando “tomándole de la mano le enderezó” (Marcos 9:14–29; véase también Mateo 17:14–21; Lucas 9:37–43). El Salvador sanó a la hija de Jairo cuando la “tomó de la mano” y la levantó de entre los muertos (Mateo 9:23–26; véase también Marcos 5:35–42; Lucas 8:49–55). Los evangelios del Nuevo Testamento registran más milagros en los cuales pudo haber sido posible un contacto físico directo. 

En algunas ocasiones las personas se esforzaron para tocar al Salvador, como fue el caso cuando la mujer que padecía un flujo de sangre “tocó el borde de su manto” (ver Lucas 8:43–46; énfasis agregado). Sin embargo, en algunas ocasiones hubo algo más que el simple hecho de tocar. En el caso de la mujer recién citado, Jesús dijo que Él sabía que “poder ha salido de mí” (Lucas 8:46). José Smith explicó que “el poder al que se hace referencia aquí es el espíritu de vida” y que algunas veces nos debilitamos al dar bendiciones. Estos comentarios de Jesús y de José Smith infieren que en dichas ministraciones hubo una transmisión de poder. 

Jesús, de acuerdo con Marcos y Lucas, con frecuencia efectuó sanidades no solamente tocando a las personas sino por medio de una formal imposición de manos (ver Marcos 5:23; 6:5; 7:32; 8:22–25; Lucas 4:40; 13:13), y Él les exigió a sus discípulos que hicieran lo mismo (ver Marcos 16:18). La sanidad también se efectuaba mediante esta imposición de manos en la Iglesia posterior a la Resurrección (ver Hechos 9:12, 17; 28:8). Jesús también bendijo a los niños imponiendo las manos sobre ellos (ver Marcos 10:13–16). En la biblia La imposición de manos tiene un significado y un propósito distintos. La autoridad o poder no se traspasaba literalmente por medio de los brazos y manos a las personas, sino que la imposición de manos era una representación simbólica de quién o qué era el centro de esa acción ritual. En el Antiguo Testamento el uso de la imposición de manos se relacionaba al sacrificio y a la sucesión en un oficio. En el Nuevo Testamento, se asociaba con sanidades, con el bautismo del Espíritu Santo y con la asignación a deberes administrativos específicos en la Iglesia. Todos los ejemplos que se mencionan en el Nuevo Testamento sobre la imposición de las manos tienen las siguientes características fundamentales y unificadoras: el contexto siempre es sagrado, como lo muestra la mención frecuente de la oración, y en cada caso, algo se logra con el uso de esa práctica, aunque la imposición de manos sea una acción simbólica. 

3 Nefi—El quinto evangelio 

El tercer libro de Nefi, conocido en círculos de Santos de los Últimos Días como el quinto evangelio, describe el ministerio de Cristo entre los Nefitas posterior a Su Resurrección en términos similares a los que se usan en los cuatro evangelios en el Nuevo Testamento. Allí se enfatizan las experiencias personales del pueblo Nefita con el Mesías resucitado, y se menciona su contacto físico personal con Él así como Su imposición de manos como el acto simbólico para transmitir autoridad y poder. Además, se usaron varias formas de la palabra ministrar en relación con éstas experiencias. En su introducción al relato de la aparición, Mormón declara: “He aquí, os mostraré que a los del pueblo . . . les fueron manifestados grandes favores, y se derramaron grandes bendiciones sobre sus cabezas, al grado de que poco después de la ascensión de Cristo al cielo, Él verdaderamente se manifestó a ellos, mostrándoles su cuerpo y ejerciendo su ministerio a favor de ellos; y más adelante se hará una relación de Su ministerio” (3 Nefi 10:18–19; énfasis agregado). Leer articulo completo

CUANDO TENEMOS PREGUNTAS........

CUANDO TENEMOS PREGUNTAS........

Reducimos la esfera de lo desconocido, no cuando nos paseamos por ella, sino más bien por deleitarnos en lo que Dios ha revelado y aumentando nuestro conocimiento de ello. Es una experiencia que satisface al alma el estar leyendo el tema A y entonces que nuestra mente sea dirigida a considerar el tema B. De hecho, el meditar y reflexionar de manera seria, consistente y con oración en las revelaciones institucionales (los libros canónicos y las palabras de los oráculos vivientes) da como resultado las revelaciones individuales que incluyen —cuando el SeZor sienta que es apropiado y que estamos listos para recibir— las respuestas a nuestras preguntas más difíciles. Dichas respuestas pueden venir como respuesta específica a una preocupación específica, o pueden venir en la forma de seguridad pacífica y consoladora de que todo está bien, que Dios está en su cielo, que la obra en la cual estamos embarcados es verdadera y que los detalles se darán a conocer en el debido tiempo del SeZor. De cualquier manera, las respuestas vienen. En verdad vienen, pero solamente si vamos a la fuente correcta.

Algunas personas llegan a la conclusión falsa, y realmente más bien tonta, de que a causa de que ellos no entienden. tampoco lo hará nadie mas. Esa es una conclusión bastante presuntuosa, pero sin embargo, sorprendentemente, es muy común. La humildad requiere una postura diferente. La mansedumbre nos forzará a reconocer que puede haber alguien más, ya sea más inteligente o con más experiencia que nosotros, o aún quizás alguien que haya batallado antes con este asunto. El sentido común sugeriría que las probabilidades están en contra de la absoluta originalidad en lo que concierna a nuestra preocupación específica. Y aún si fuera posible que hallemos algo que ningún ser humano haya enfrentado jamás, aún así, existen entre nosotros personas buenas y sabias que han sido bendecidas con los dones del Espíritu — con discernimiento, con revelación, con sabiduría y juicio— para ayudarnos a poner todas las cosas en la perspectiva correcta.

Una tendencia afin para algunos es el exhibir sus dudas anunciando todas las cosas con las que tienen problemas, suponen que “por salir del closet” de algún modo se sentirán mejor acerca de sus dificultades o que puedan identificar y tomarse de la mano con otros que sufren de igual manera. Para estar seguros, uno no necesita sufrir solo. Hay ayuda disponible, y es de muy fácil acceso. Sin embargo, es muy poco el bien que sale de “tender la ropa sucia, ” de proclamar públicamente nuestras ansiedades internas, muy poco el bien para el individuo, y muy poco el bien para grupos de personas. Tales cosas solamente alimentan las dudas y las perpetúan. El élder Neal A. Maxwell preguntó “¿Por qué hay algunos miembros que se parecen a los antiguos atenienses, tan ansiosos de oír alguna nueva crítica o duda? (Véase Hechos 17: 21) De la misma forma en que algunos miembros débiles se van a otro estado para participar en juegos de azar, unos cuantos se apartan de su camino a fin de excitar sus dudas. En vez de nutrir su fe, están jugando “fuera de lugar” con su frágil fe. A la pregunta ‘¿Queréis acaso iros tambien vosotros?’ (Juan 6: 67) estos cuantos responderían: “Oh no, solamente queremos un pase de fin de semana para ir a un casino para críticos o a un club para cosas encubiertas. Tales miembros desviados tan fácilmente no son discípulos verdaderos sino seguidores casuales.” El élder Maxwell concluyó: ” los verdaderos discípulos son descritos correctamente como firmes, inmutables que siguen adelante ‘con un fulgor perfecto de esperanza’ (2 Nefi 31: 20); véase también DyC 49: 23)” En Conference Report, octubre de 1988, página 40). Por lo tanto sugiero: aguanten, sujétense a su fe. Las respuestas llegarán. Las soluciones están en el horizonte un poco adelante. . La perspectiva y la paz están al alcance.

El "Cordero de Dios" en textos pre-cristianos .

El "Cordero de Dios" en textos pre-cristianos .

Basado en investigaciones realizadas por John W. Welch 

Uno de los títulos preferidos por Nefi para referirse a Jesucristo era el de "el Cordero de Dios". Tan sólo en la visión de Nefi que se encuentra en 1 Nefi 11-14 se cuentan cuarenta y cuatro referencias a "el Cordero". Aparte de la manera en que los Santos de los Últimos Días interpretan una referencia similar en Moisés 7: 47 y quizás Isaías 53: 7, ¿qué pruebas existen en apoyo de un origen de esta terminología en el Mundo Antiguo? 

En un artículo escrito en 1979, recientemente seleccionado como uno de los estudios que más luz arrojan sobre la época del Nuevo Testamento, J. C. O'Neill propone que la expresión Cordero de Dios no fue acuñada por los cristianos, como han supuesto algunos eruditos, sino que tiene raíces en la lengua e imaginería judías muy anteriores. Las principales pruebas que aporta provienen del Testamento de José (TJ), un texto judío que probablemente procede del segundo siglo a. C. (véase más abajo el extracto clave tomado de TJ 19). 

O'Neill, arguye, por ejemplo, que ningún editor cristiano habría añadido las referencias al Cordero de Dios hechas en el TJ 19 judío, porque hacerlo presupondría dos Mesías (las figuras del león y del cordero), lo que constituiría una tradición no cristiana que restaría importancia a la preeminencia de Cristo en la obra de salvación. 

Las raíces antiguas de TJ 19 se hacen aún más evidentes cuando se compara este texto con las visiones que se hallan en 1Nefi y otros pasajes relacionados del Libro de Mormón: 

1. El autor de TJ 19 supo de la venida del Cordero en un sueño. Lehi tuvo en un sueño la misma visión que Nefi, una visión en la que aparecía el Cordero de Dios (véase 1 Nefi 11: 1, 20-21, 24, 27-36). 

2. TJ 19 describe la dispersión de las doce tribus (compárese con 1 Nefi 10: 12-13; 11: 35-12: 1). 

3. Tanto Nefi como el autor de TJ 19 ven una virgen, madre del Cordero (véase 1 Nefi 11: 13-21). 

4. La "túnica de lino fino" de TJ 19 nos recuerda la descripción de la virgen en 1 Nefi 11: 15 como "bella y hermosa" así como la túnica blanca mencionada en 1 Nefi 8: 5 y 14: 9. 

5. La bella madre da a luz a un "cordero sin mancha" en TJ 19 y a "el Hijo de Dios" en 1 Nefi 11: 18. 

6. En TJ 19 el León (¿Judá?) se encontraba a la izquierda del Cordero, mostrando su ineficacia y dejando que fuera el Cordero quien destruyera por sí solo a la bestia (compárese con 1 Nefi 11: 13, 33; 14: 13, 15). 

7. Ambos textos profetizan que el mal será destruido en los últimos días (véase 1 Nefi 11: 36; 13: 37; 14: 14-17). 

8. En TJ 19 los fieles se regocijan y son exhortados por su padre a que guarden los mandamientos de Dios, temas que son comunes en el Libro de Mormón (véase 1 Nefi 8: 38; 2 Nefi 1: 16, 27: 30). 

9. En TJ 19 , la posteridad de José ha de honrar a Judá y Leví, los judíos de Jerusalén (compárese con 1 Nefi 14: 8; 2 Nefi 3: 12; 29: 4-6). 

10. Ambos textos reconocen que la salvación por medio del Cordero vendrá "por gracia" (2 Nefi 25: 23), salvando a gentiles e israelitas (véase 1 Nefi 13: 42-14: 2) al llevarse el "pecado del mundo" (TJ 19; compárese con 1 Nefi 11: 33). 

Cuando Juan el Bautista anunció que Cristo se estaba acercando con las palabras "He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo" (Juan 1: 29), estaba sin duda alguna utilizando un título mesiánico distintivo con el que los judíos de aquellos días ya se encontraban familiarizados. Aunque los lectores cristianos modernos puedan considerar que el uso que Nefi realiza de la expresión Cordero de Dios, siglos antes de la era cristiana, es anacrónico, los paralelismos que se dan entre el Libro de Mormón y TJ 19 confirman la postura de O'Neill en lo que respecta a la antigüedad y origen pre-cristiano de la mencionada expresión. Así, Juan no fue el primero que la utilizó para referirse a Cristo; por otra parte, Juan y Nefi, al igual que Isaías, podían haberla recogido de fuentes comunes anteriores. 

El "Cordero de Dios" en el Testamento de José

 Escuchad, hijos míos, lo que vi como un sueño. Doce ciervos estaban pastando y nueve se separaron y se dispersaron por toda la tierra. Igualmente ocurrió con los otros tres ... . Y vi que de Judá nacía una virgen que llevaba una túnica de lino fino. Y de ella nació [o "salió"] un cordero sin mancha, y a su mano izquierda [había uno] como un león. Y todas las bestias comenzaron a atacarle pero el cordero las venció y las destruyó bajo sus pies. Y a causa de él los ángeles y los hombres y toda la tierra se regocijaron. Estas cosas ocurrirán á su debido tiempo, en los últimos días. Por tanto, vosotros, hijos míos, guardad los mandamientos del Señor y honrad a Judá y Leví, pues de ellos [o "de su simiente"] os surgirá el Cordero de Dios por gracia, que salvará a todos los gentiles y a Israel [o "el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, que salvará así a todos los gentiles y a Israel"]. Porque su reino es un reino eterno que no será sacudido.

 

 

¿ A DONDÉ TE LLEVARAN TUS AMIGOS?

¿ A DONDÉ TE LLEVARAN TUS AMIGOS?

Tener amigos que siempre te eleven es una bendición incalculable. 

¿Te ha sucedido esto alguna vez? Estás sentado en la Iglesia escuchando al orador cuando de repente se oyen ruidos fuertes provenientes del techo. Para tu sorpresa, el cielo raso se abre y deja ver un brillante cielo azul y los rostros de cuatro hombres mirando hacia abajo a la congregación. Enseguida ven que ellos están bajando a otro hombre en una camilla que colocan sobre el piso de la capilla.

¿Te ha sucedido eso alguna vez? Probablemente no. Sin embargo, algo similar ocurrió durante el ministerio del Salvador. 

Una curación milagrosa 

“…unos hombres que traían en un lecho a un hombre que estaba paralítico” la historia empieza en Lucas 5:18, “procuraban llevarle adentro y ponerle delante de [Jesús]”. El único problema era que no hallaban por dónde llevar adentro a su amigo enfermo porque ¡el lugar estaba repleto! Hasta las puertas estaban bloqueadas por la multitud, y no había manera de entrar. 

Hasta ese punto, los amigos podrían haberse dado por vencidos e irse a casa. Pero no lo hicieron. Casi te puedes imaginar la conversación: “¿Qué debemos hacer?”, dijo uno. “Tengo una idea”, dijo otro. “¡Subamos al techo del edificio y hagamos una abertura y bajémoslo hasta el piso!”. También te puedes imaginar al enfermo al escuchar esos planes extraños, decir: “¿Ustedes van a hacer qué?”. 

La historia continúa: 

“…subieron encima de la casa y por el tejado le bajaron con el lecho y le pusieron en medio, delante de Jesús.

“Al ver la fe de ellos, Jesús le dijo: Hombre, tus pecados te son personados” (Lucas 5:19–20). 

Los escribas y los fariseos pensaron que esto era una blasfemia, entonces Jesús respondió: 

“¿Qué es más fácil, decir: Tus pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda?

Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): a ti te digo: ¡Levántate!, toma tu lecho y vete a tu casa” (Lucas 5:23–24). 

La historia termina maravillosamente: 

“Y al instante, se levantó en presencia de ellos, tomó el lecho en que estaba acostado y se fue a su casa glorificando a Dios.

“Y el asombro sobrecogió a todos, y glorificaban a Dios; y llenos de temor, decían: ¡Hoy hemos visto maravillas!” (Lucas 5:25–26). 

Si te sientes espiritualmente débil 

Tal vez no hayas presenciado un suceso como ése, pero existen muchas maneras de aplicar esa historia a tu vida. Podrías ponerte en el lugar del hombre enfermo. Digamos que fuiste débil, no física, sino espiritualmente. ¿A dónde te llevarán tus amigos? Quizás haya una fiesta, una película u otra actividad y tienes poco que decir al respecto: ¿a dónde te llevarán? Esta historia nos enseña una lección maravillosa: Tal vez llegue el día en que no seas tan fuerte como deberías serlo. En ese momento, la elección de amigos que hayas hecho será de importancia fundamental. Escoge amigos que te lleven a Cristo. El tener amigos que siempre te llevarán a un terreno más elevado es una bendición incalculable. 

¿Qué clase de amigo eres? 

Pero hay otra manera de mirar ese pasaje de las Escrituras. Ponte en el lugar de los amigos. ¿Qué clase de amigo eres? Aunque el Salvador fue el que sanó y perdonó al hombre, los amigos también son dignos de mención. Ellos amaban a su amigo y querían ayudarlo. Ellos no se dieron por vencidos ni se fueron a casa cuando las cosas se pusieron difíciles. ¡Imagina el gozo que debieron sentir cuando miraron hacia abajo desde el tejado y vieron a su amigo tomar su cama y caminar! Ésa es otra lección: Sé la clase de amigo que lleva personas a Cristo. Esos amigos fueron valientes, persistentes e incluso creativos. En cada palabra, en cada acción, en cada elección, tú puedes guiar personas hacia el Salvador, que nos puede sanar no sólo física sino también espiritualmente. 

Sé la clase de amigo que lleva personas a Cristo.

SIETE SÍNTOMAS PELIGROSOS DE UN MATRIMONIO ENFERMIZO por Lindsay R. Curtís

SIETE SÍNTOMAS PELIGROSOS DE UN MATRIMONIO ENFERMIZO por Lindsay R. Curtís

Durante los muchos años que he trabajado como consejero, tanto en mi profesión de médico como obispo, he notado ciertos síntomas peligrosos de un matrimonio enfermizo, los cuales agitan repetidamente sus banderillas de precaución al igual que las luces amarillas en una carretera. Las personas que son lo suficientemente listas como para reconocer estas señales de peligro, disminuirán la velocidad en el camino que están siguiendo, o se desviarán para tomar uno más seguro que los alejará de la tragedia de la incomprensión y el divorcio.

Es importante reconocer el hecho de que ninguno de estos síntomas es irrevocable, pero si se pasan por alto, si se les permite continuar en ese mismo estado, pueden ser letales para un matrimonio. Veamos si alguno de ellos se aplica a vuestro matrimonio.

 EL ABANDONO DE CORTESÍAS COMUNES 

Hace muchos años, el élder Thomas E. McKay fue mi presidente de misión en Suiza. Varios años más tarde, él y su querida esposa me visitaron en mi oficina; para ese entonces, la salud del presidente Thomas, como muchos lo llamaban, no era muy buena. Sólo con penosas dificultades podía sostenerse, y se requera la ayuda de un bastón en un lado y la hermana McKay en el otro para mantenerlo firme.

Lo observé a medida que descendía los escalones de la clínica y se dirigía al auto, el cual estaba estacionado frente al edificio. Con cierto desagrado aceptó la ayuda de la hermana McKay, y rechazó cualquier intento de ayuda que el resto de nosotros tratábamos de proporcionarle.

Siendo que el élder McKay estaba incapacitado para manejar por razón de su salud, me imaginé que su esposa lo ayudaría a introducirse el auto, pero la caballerosidad típica de la familia McKay no iba a ser sacrificada aun por la falta de salud. Ante su insistencia, los dos se dirigieron al lado donde se encuentra el volante, donde él galantemente le abrió la puerta, cerrándola después de que ella se sentó. Descargar Completo

EL MATRIMONIO: ¿UN ÉXITO O UN FRACAZO? por el élder Hugh W. Pinnock

EL MATRIMONIO: ¿UN ÉXITO O UN FRACAZO? por el élder Hugh W. Pinnock

Estos comentarios se dirigen a todos aquellos que estén dispuestos a dedicar una buena parte de su vida terrenal a la tarea de lograr que su matrimonio tenga éxito.

Hace varios años, tuve la oportunidad de conversar con Frank Shorter, corredor de maratón olímpico, que ganó en las Olimpíadas de 1972, se clasificó segundo en las de 1976 y ha ganado muchas otras carreras de fondo. Al hablar de su programa de entrenamiento, me enteré de que ha dedicado gran parte de su vida a lograr el éxito como deportista; sabe exactamente qué debe comer, cuántos kilómetros debe correr por día (son alrededor de treinta y dos), qué actitud debe tener si espera alcanzar la victoria, y otros varios detalles importantes que se relacionan con el perfeccionamiento del deporte que ha elegido. Al pensar en él, y en muchos otros' que han tenido éxito en su trabajo o profesión, me pregunté por qué no podría haber más parejas que empleen una dedicación similar para lograr el éxito en su vida matrimonial.

No conozco nada de valor en la vida que se pueda conseguir fácilmente ... y no puede haber nada que tenga más valor que un matrimonio seguro y feliz, con hijos que se sientan de la misma manera. Me dirijo aquí a todos los que desean alcanzar ese éxito, incluyendo a aquellos que han estado casados más de una vez. Mis comentarios no serán de beneficio para nadie que esté en procura de soluciones fáciles, ni tampoco para aquellos que se sientan satisfechos con limitarse a tolerar una relación matrimonial que les disgusta.

La mayoría de los matrimonios fuertes y estables han pasado por severas pruebas. Los cónyuges que se enfrentan y se sobreponen al dolor, la incomprensión y la tentación pueden disfrutar luego de una relación matrimonial hermosa y eterna. No me propongo aquí mirar hacia el pasado, sino al presente y hacia el futuro. Descargar articulo completo

El concepto Santo de los Últimos Días del matrimonio Hugh B. Brown

El concepto Santo de los Últimos Días del matrimonio Hugh B. Brown

El matrimonio es y debe ser un sacramento. La palabra sacramento se define de varias maneras, pero entre las personas cristianas significa una ceremonia o un acto religioso solemnizado por alguien que posee la debida autoridad. Es una promesa, un convenio solemne, un símbolo o unión espiritual entre las partes contrayentes, y entre ellas y Dios. El hecho de que el matrimonio fue instituido y santificado por el Señor mismo se manifiesta en las siguientes citas:

“Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él …“Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se allegará a su mujer, y serán una sola carne” (Génesis 2:18, 24).Cuando Jesús salió de Galilea y fue a las costas de Judea, más allá del Jordán, lo siguió una gran multitud; y los fariseos le preguntaron en cuanto al divorcio.“Y él, respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, hombre y mujer los hizo,“y dijo: Por tanto, el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su esposa, y los dos serán una sola carne?“Así que, no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre” (Mateo 19:4–6).

El matrimonio cumple con los propósitos de Dios

Es obvio que Dios dispuso que el hombre y la mujer llegaran a ser uno. Al oficiar personalmente en este primer casamiento, Él santificó la institución del matrimonio. Es un estado normal, saludable y deseable, y fue instituido para cumplir con los propósitos de Dios sobre la tierra.

Es el elemento central de la entidad familiar. Es más que una institución humana que se regula únicamente mediante la costumbre y la ley civil; es más que un contrato bajo la sanción de la ley moral. Es, o debe ser, un sacramento religioso mediante el cual el hombre y la mujer se comprometen solemnemente a colaborar con Dios en su propósito declarado de poner la vida terrenal y la mortalidad a disposición de Sus hijos espirituales, y de llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna de ellos.

Hay quienes dicen que la vida más noble, más dedicada y más deseable se logra fuera del convenio del matrimonio. En otras palabras, no permitirían a aquellos que buscan la gloria más elevada el ser “contaminados por relaciones físicas o propias de los animales”. No hay justificación en las Escrituras para tal doctrina. En el libro de Proverbios leemos: “El que halla esposa halla el bien y alcanza la benevolencia de Jehová” ( Proverbios 18:22)…

Y en Doctrina y Convenios leemos: “Y además, de cierto os digo, que quien prohíbe casarse no es ordenado por Dios, porque el matrimonio lo decretó Dios para el hombre” (D. y C. 49:15).

El matrimonio en el templo trae la verdadera felicidad

Los Santos de los Últimos Días creen que a fin de obtener lo mejor de la vida y la máxima felicidad en este mundo y en el venidero, los hombres y las mujeres deben casarse en el templo por el tiempo de esta vida y por la eternidad. Sin las ordenanzas selladoras del matrimonio en el templo, el hombre no puede lograr un estado divino ni recibir la plenitud de gozo.

Para un Santo de los Últimos Días, sólo hay una clase de matrimonio que es totalmente aceptable: el matrimonio en el templo o matrimonio celestial, el cual se lleva a cabo únicamente en los templos de la Iglesia. Los templos se edifican y se dedican en santidad al Señor para proporcionar un lugar donde se puedan efectuar ceremonias y ordenanzas espirituales y eternas. Aunque reconozcamos los matrimonios civiles que lleven a cabo ministros de otras iglesias y los matrimonios civiles que efectúen oficiales de la ley u otras personas legalmente autorizadas para efectuarlos, creemos que sólo en un templo de Dios se puede llevar a cabo un matrimonio por el tiempo de esta vida y por la eternidad, y únicamente por alguien que tenga la autoridad que Cristo le dio a Pedro cuando dijo: “…todo lo que ates en la tierra será atado en los cielos” (Mateo 16:19).

En las Escrituras se hace referencia a esta autoridad como “las llaves del reino de los cielos” (Mateo 16:19) y, en el matrimonio celestial, esas llaves abren la puerta de ese reino.

Las necesidades se satisfacen por completo

El hombre tiene ciertas necesidades básicas —morales, sociales, biológicas y espirituales— y éstas sólo se pueden satisfacer por completo en la institución del matrimonio eterno ordenada por Dios.

Para vivir una vida abundante aquí y tener después la vida eterna, el hombre debe amar y ser amado, prestar servicio y sacrificarse, tener responsabilidades y ejercer los poderes creativos que Dios le dio. “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10).

Pero quizás el mayor mérito del matrimonio no sea el beneficio que reciben el hombre o la mujer individualmente. Desde un principio, el mandamiento del Señor indica el propósito de su unión: “Fructificad y multiplicaos; y henchid la tierra y sojuzgadla” (Génesis 1:28). En el matrimonio apropiado existe la oportunidad para que el hombre satisfaga su necesidad de ser creativo y productivo. Esto se puede lograr por completo, y disfrutar debidamente, sólo en la relación matrimonial, al tener hijos y al criarlos. Los padres deben recordar que los hijos nacidos de ellos, sus hijos, también son hijos de Dios. Él es el Padre de sus cuerpos, procreados como espíritus; y durante la existencia preterrenal Él sabiamente previó que el elemento eterno y el espíritu eterno estuviesen inseparablemente conectados y recibiesen una plenitud de gozo. Por lo tanto, los Santos de los Últimos Días creen que Dios verdaderamente es el tercer integrante de esta relación, y que el traer hijos al mundo dentro de la institución divinamente autorizada del matrimonio es parte de Su plan para llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre.

La naturaleza eterna del matrimonio

Cuando el Señor Jesús designó el amor a Dios y el amor a los semejantes como los dos grandes mandamientos, glorificó el amor. De hecho, se nos dice que Dios es amor; por consiguiente, como Dios es eterno, el amor debe ser eterno, y se ha dispuesto que sus frutos y bendiciones continúen a través de las eternidades venideras. Pero para disfrutar los privilegios y beneficios del amor eterno en relación con esposos y esposas, padres e hijos, la ordenanza que autoriza y santifica la más hermosa de todas las relaciones no es aceptable si está limitada “hasta que la muerte los separe”. Para que las relaciones familiares y los vínculos conyugales sean eternos, el contrato del matrimonio debe estipular, con la debida autoridad, que es “por el tiempo de esta vida y por toda la eternidad”.

Todas las personas deben comprender su responsabilidad hacia sus hijos y los convenios que hacen con respecto a ello. Cuando el Señor dijo: “…sin ellos nosotros no podemos perfeccionarnos” (D. y C. 128:18), se refería a una cadena cuyos eslabones se extienden tanto al futuro como al pasado. De hecho, tal vez tengamos mayor responsabilidad directa hacia aquellos que se nos han confiado en esta vida que hacia nuestros antepasados. No se nos puede considerar responsables por los pecados, ya sea de comisión o de omisión, de nuestros antepasados; pero Él nos ha advertido que en el caso de que nuestra posteridad falle, y si la falla se puede atribuir al incumplimiento de nuestro deber hacia ellos, entonces los pecados recaerán sobre nuestra cabeza.

Entre las bendiciones de quienes obtengan el más alto grado en el reino celestial se encuentra la de progenie eterna que, entre otras cosas, significa que aun después de la muerte los hombres pueden seguir colaborando con Dios para llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre.

Progresar como compañeros eternos

El concepto Santo de los Últimos Días del progreso eterno incluye el desarrollo eterno, el aumento eterno de conocimiento, de poder, de inteligencia, de conciencia y de todas las características y habilidades que constituyen el ser un dios. Pero en el plan de Dios, el hombre no puede obtener esa condición de perfección continua en un estado inacabado o de soltería. Debe haber progreso y expansión del hombre completo; en otras palabras, el hombre que ha encontrado su otra mitad y se ha unido a ella.

Este concepto del matrimonio, con su perspectiva divina, da nuevo significado y mayor importancia, dignidad y gloria a la idea del matrimonio. Con este concepto, la persona sensata tendrá más cuidado y será más selectiva al escoger a su compañera o compañero eterno. Indudablemente, antes de establecer ese contrato sempiterno, tanto el hombre como la mujer deben ser humildes y prudentes, y buscar la guía divina por medio de la oración.

La santidad religiosa y la sanción de la relación matrimonial aumenta y se aprecia más cuando la pareja, antes de casarse —y para ello necesariamente deben ser de la misma fe— comienzan con el mismo objetivo en mente. Deben prepararse y ser merecedores de recibir la ordenanza sagrada en edificios donde sólo aquellos que son dignos pueden entrar. Allí reciben instrucción, hacen convenios y luego, frente al altar, prometen amor y fidelidad el uno al otro en presencia de Dios y de ángeles. Ciertamente, tal concepto y práctica, con sus correspondientes obligaciones, conducen a la estabilidad del hogar, la exaltación de la institución del matrimonio y la salvación de las almas de los hombres.

Un acto de fe

Ese tipo de matrimonio es esencialmente un acto de fe solemnizado en la presencia de un compañero divino. Se requieren fe y valor para llevarlo a término y perseverar hasta el fin a pesar de las dificultades, pruebas, desilusiones y pérdida de seres queridos que tengan que enfrentarse.

Cuando uno acepta las condiciones y obligaciones de este compañerismo eterno, debe entender que fracasar en ello prácticamente es un fracaso completo. No importa el éxito que tenga en otros campos o actividades; si un hombre no cumple con las obligaciones impuestas mediante el convenio eterno, el terrible castigo será la pérdida de la gloria celestial junto con la responsabilidad por las pérdidas causadas a aquellos con quienes hizo el contrato y por quienes es responsable.

“…el matrimonio lo decretó Dios para el hombre.

“Por tanto, es lícito que tenga una esposa, y los dos serán una sola carne, y todo esto para que la tierra cumpla el objeto de su creación;

“y para que sea llena con la medida del hombre, conforme a la creación de éste antes que el mundo fuera hecho” (D. y C. 49:15–17).

Los Santos de los Últimos Días creen que, a fin de obtener lo mejor de la vida y la máxima felicidad en este mundo y en el venidero, los hombres y las mujeres deben casarse en el templo.

Los Santos de los Últimos Días creen que Dios verdaderamente es el tercer integrante de esta relación [matrimonial] y que el traer hijos al mundo dentro de la institución divinamente autorizada del matrimonio es parte de Su plan.