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LA VERDAD RESTAURADA

Dirigir como el Señor dirigió

Dirigir como el Señor dirigió

A fin de ser un buen líder o maestro--y utilizaré ambos términos alternativamente--en la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, es importante que cada persona se dé cuenta que es un hijo espiritual de Dios y que aquellos a quienes dirige también lo son. Es muy importante que aquellos que están recibiendo sus directivas sepan y comprendan que son hijos espirituales de Dios y cuán importante es este conocimiento en su vida; deben darse cuenta de que nuestro Padre Celestial está interesado en ellos, que desea que vivan de la manera que deben vivir y que está dispuesto a contestar sus oraciones y ayudarlos siempre que sea  posible, si tan sólo lo escuchan.

Alguien ha dicho que la habilidad para dirigir requiere cierta intrepidez. Después de todo, esencialmente se trata de estar al frente, de ir primero, de afrontar a la muchedumbre, la congregación, el auditorio desconocido de miles de personas, o la mirada fija de uno solo que duda.

Cualquiera es un líder, o tiene influencia en la vida de otros aunque quizás no se percate de ello. El interrogante es: "¿Qué clase de líder será?""¿Qué influencia ejercerá?"

Cada individuo debe hacer su propia decisión en cuanto a la clase de director que será para poder decir tal como Jesús, "Sígueme" y "Ve, y haz tú lo mismo", sabiendo que está dirigiendo en el sendero de verdad y rectitud. Esta debe ser la meta de todo líder.

 A fin de dirigir como Jesús lo hizo, nos enfrentamos con muchos desafíos. Uno de los primeros pasos para hacerles frente, es darse cuenta de que Cristo es un modelo de dirección correcta; y según como estudiemos las escrituras que son el registro de su vida y enseñanza, éstas pueden convertirse en un estudio de esa forma divina de dirigir. Para poder dirigir como Él, es importante que escudriñemos y comprendamos las Escrituras, y las apliquemos a nuestra vida.

Como dijo Nefi, debemos aplicar "las escrituras a nosotros mismos" (1 Nefi 19:23); y como dijo el Señor, "Viviréis con toda palabra que sale de la boca de Dios" (DyC 84:44).

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