Blogia
LA VERDAD RESTAURADA

Llamados a Servir

Llamados a Servir

Al principio, la palabra del evangelio se transmitió de amigo a amigo y de familia en familia. Los ejemplares del Libro de Mormón pasaban de una persona a otra. Fue así como las familias en los primeros días de la Iglesia supieron del evangelio.

En 1830, Samuel Smith, con unos cuantos ejemplares del Libro de Mormón, salió como el primer misionero de esta dispensación. Uno de sus conversos fue Heber C. Kimball. El Libro de Mormón tiene un gran poder para convertir; la lectura del libro en sí fue lo que convirtió a Brigham Young.

A Oliverio Cowdery se le llamó por revelación, en el otoño de 1830 (DyC 28:8), para predicarles el evangelio a los lamanitas. Peter Whitmer, hijo, Parley P. Pratt y Ziba Petersen se unieron a él. Se detuvieron en Kirtland, Ohio, donde organizaron una rama de veinte miembros. Allí un nuevo converso, Frederick G. Williams, se unió a ellos en el viaje.Caminaron más de 2.400 kilómetros. Parley P. Pratt escribió:

 

“En la espalda acarreábamos nuestras mudas de ropa, varios libros, pan de maíz y carne de cerdo cruda. A menudo por el camino comíamos pan congelado y carne de cerdo y hubo veces en que el pan estaba tan duro que no podíamos trozarlo ni penetrarlo con los dientes, excepto en las orillas.”

 

El 19 de junio de 1831, José Smith, juntamente con otros, salió de Kirtland rumbo a Independence, Misuri. En el trayecto predicaron el evangelio.

Entre ellos se encontraba William W. Phelps, a quien tres días antes se le había mandado por revelación que se bautizara y fuera ordenado élder “para predicar el arrepentimiento y la remisión de pecados por medio del bautismo en el nombre de Jesucristo, el Hijo del Dios viviente” (DyC. 55:2).

En esa misma conferencia, se llamó a 28 misioneros a trabajar de dos en dos.Dos principios se establecieron para la obra misional: Que los misioneros debían ser llamados por el Señor mediante la autoridad del sacerdocio, y que debían viajar por parejas. Estos principios se respetan hasta el día de hoy.

David W. Patten se bautizó, fue ordenado élder dos días más tarde y se le otorgó una licencia, y con un compañero se le envió a predicar el evangelio a Michigan.

Un tercer principio se agregó: El otorgamiento de una licencia o un certificado misional se convirtió en un principio respetado en la obra misional. Este principio también sigue en vigencia. Todos los misioneros tienen un certificado.

En 1834, Wilford Woodruff, con la aprobación de la rama de Adán-ondi-Ahman, fue ordenado presbítero en el Sacerdocio Aarónico; se le dio la licencia y junto con su compañero se le envió a Tennessee.

En los días de la cruel persecución de Kirtland, José Smith reunió a los Doce, aun en una época en que necesitaba alrededor de él a aquellos en los que podía confiar, y los envió a tierras lejanas.

Cuando terminaron los problemas y muchos habían apostatado de la Iglesia, esos apóstatas fueron reemplazados diez veces por los conversos que llegaron de Europa.  

 

En ocasiones, los hermanos dejaban a sus familias enfermas y en la miseria. En el primer himnario había una sección de himnos de despedida.

Únicamente aquellos primeros misioneros podrían alcanzar a comprender el significado completo de estas sencillas líneas escritas por William W. Phelps:

 

A su causa consagrado me alejo,

conforme con su voluntad;

Su presencia la pérdida he de suplir

de todo lo que dejo atrás.

 

Después de instalarse en el valle de Salt Lake City, no obstante la pobreza y los esfuerzos de los pioneros por establecer su hogar, se llamaron misioneros, cuyos nombres se presentaron en la conferencia general, siendo muchas veces una sorpresa total para los mismos misioneros.

En la conferencia de octubre de 1869, George Q. Cannon leyó los nombres de 141 hermanos que habían sido llamados de las diferentes colonias para cumplir misiones cortas en los estados del Este. Dieciséis de ellos eran obispos.

En las cartas que enviaban las Autoridades Generales a los líderes locales, vemos un mensaje repetitivo: “¡Necesitamos más misioneros! ¡Necesitamos más misioneros!” Y éste es el llamado que les hacemos a ustedes este día: “¡Necesitamos más misioneros! ¡Necesitamos más misioneros!”

 

Tengo en mi poder una carta firmada por el presidente John Taylor, escrita el 12 de abril de 1884. El membrete dice así: Descargar Articulo completo

0 comentarios