PALABRA DE SABIDURÍA
Antecedentes históricos
El presidente Brigham Young dijo lo siguiente en cuanto a la revelación conocida como la Palabra de Sabiduría:
“Creo que estoy tan enterado como cualquier otro en la Iglesia de las circunstancias que condujeron a recibir la Palabra de Sabiduría, a pesar de no haber estado presente en el momento en que ocurrieron. La primera Escuela de los Profetas se reunía en un pequeño cuarto situado sobre la cocina de la casa en que vivía el profeta José Smith, la cual pertenecía al obispo Newel K. Whitney... Los hermanos concurrían a ese lugar desde cientos de kilómetros de distancia para asistir a las clases que se llevaban a cabo en un pequeño cuarto que probablemente mediría poco más de tres metros de ancho por cuatro de largo. Cuando se reunían después del desayuno en aquel cuarto, lo primero que hacían era encender la pipa; mientras fumaban, hablaban acerca de los importantes asuntos del reino, escupiendo por todo el cuarto, y tan pronto como apagaban la pipa, empezaban a mascar tabaco. A menudo, cuando José Smith entraba en el cuarto para dar instrucciones a la clase, se encontraba rodeado por una nube de humo. Esto, aunado a las quejas de su esposa por tener que limpiar un piso tan sucio, hizo que el Profeta pensara sobre el asunto y le preguntara al Señor sobre la conducta de los élderes con respecto al consumo de tabaco, y como resultado de dicha consulta se recibió la revelación
conocida como la Palabra de Sabiduría. Vosotros sabéis lo que es y podéis leerla a vuestro placer.” (En Journal of Discourses, 12:158.)
D. y C. 89:2. ¿Es la Palabra de Sabiduría un mandamiento?
Aunque la revelación de la Palabra de Sabiduría se recibió el 27 de febrero de 1833, los miembros de la Iglesia no la aceptaron inmediatamente, sino en forma gradual. El 9 de septiembre de 1851, más de dieciocho años después que el Profeta la había recibido, el Patriarca de la Iglesia, John Smith, habló a los santos sobre dicha revelación. Después de su discurso, el presidente Brigham Young se puso de pie y propuso a la congregación que todos los miembros hicieran pacto de abstenerse de té, café, tabaco, whisky y “todas las cosas que se mencionan en la Palabra de Sabiduría” (“Minutes of the General Conference”, Millenial Star, 1° de febrero de 1852, pág. 35). La moción fue aceptada unánimemente y desde entonces ha estado en vigencia como mandamiento para toda la Iglesia.
La dignidad de un miembro, condición de obediencia individual a los mandamientos del Señor, se determina en una entrevista personal con el obispo y el presidente de la estaca en los casos de todos los que deseen una recomendación para poder efectuar las ordenanzas sagradas de la Iglesia. La obediencia a la Palabra de Sabiduría es parte esencial de esa dignidad en los Santos de los Ultimos Días, y se considera un mandamiento.
D. y C. 89:2. ¿Por qué dice el Señor “no por mandamiento ni restricción”?
“Sin duda, la razón por la que se dio la Palabra de Sabiduría ‘no por mandamiento ni restricción’ es que, al menos en aquel momento, si se hubiera recibido como mandamiento habría puesto bajo condenación a toda persona habituada al consumo de esos productos nocivos. De manera que el Señor fue misericordioso y les dio la oportunidad de vencer el mal hábito antes de poner a los miembros bajo el peso de la ley. Posteriormente, el presidente Brigham Young mismo anunció desde este púlpito que la Palabra de Sabiduría era una revelación y un mandamiento del Señor [véase Discourses of Brigham Young, págs. 183-184].” (Joseph F. Smith, en Conference Report, oct. de 1913, pág. 14.)
El presidente Heber J. Grant recalcó la legalidad de la Palabra de Sabiduría como mandamiento y advirtió a los que no la obedecieran que “ya pasó el día en que el Señor jugaría con los Santos de los Ultimos Días. El ha dicho que su Espíritu no contenderá siempre con el hombre”. (Gospel Standards, págs. 55-56.) Aunque el Señor otorgó un período de ajuste a los que ya eran miembros de la Iglesia al darles ese mandamiento, hoy se espera que todos los que deseen formar parte de los santos se sujeten a su ley.
D. y C. 89:7. Las bebidas fuertes son para el lavamiento del cuerpo
El alcohol es un medicamento de gran valor como agente purificador para heridas y abrasiones. Por lo tanto, si se emplea para limpiar una parte lastimada del cuerpo, se cumple uno de los propósitos por los cuales esta substancia existe.
D. y C. 89:8. “El tabaco... es una hierba para magulladuras y para todo ganado enfermo”
El tabaco, como el alcohol, posee ciertas cualidades medicinales útiles para tratar animales enfermos. Cuando se aplica en la forma debida, una cataplasma de tabaco puede ser eficaz para sanar cortes y magulladuras en el ganado. Ambas substancias tienen su razón de ser si se les da el uso que el Señor les adjudicó.
D. y C. 89:9. ¿Qué significa la expresión “bebidas calientes”?
Algunas de las primeras autoridades de la Iglesia explicaron lo que se quiso indicar con esta frase. Hyrum Smith, hermano del Profeta, escribió: “Y además, ‘las bebidas calientes no son para el cuerpo ni para el vientre’.
Hay muchos que se preguntan qué significa esto y si se referirá o no al té o al café. Yo afirmo que se refiere al té y al café”. (“The Word of Wisdom”, Times and Seasons, 10 de junio de 1842, pág. 800.) Y cuando se le preguntó al Profeta mismo, él dijo:
“Entiendo que algunas personas se justifican por utilizar té y café ya que el Señor sólo dijo ‘bebidas calientes’ en la revelación de la Palabra de Sabiduría. Pero al decir ‘bebidas calientes’, lo que quiso decir el Señor fue ‘té y café’ “ (Widtsoe, Word of Wisdom, págs. 85-86).
D. y C. 89:9. ¿Prohíbe la Palabra de Sabiduría el consumo de los refrescos llamados comúnmente “bebidas cola”?
¿Qué podemos decir respecto a las bebidas refrescantes que contienen drogas o cafeína que crean hábito, como las colas, por ejemplo? Aunque estas bebidas refrescantes no se mencionan específicamente en la Palabra de Sabiduría, una declaración oficial emitida por los dirigentes de la Iglesia dice: “Con relación a las llamadas ‘bebidas cola’, la Iglesia nunca declaró oficialmente su posición al respecto, pero los líderes han aconsejado, y ahora lo aconsejamos claramente, contra el consumo de cualquier bebida que contenga drogas que crean hábito, en circunstancias que resultarían en contraer el hábito. Debe evitarse toda bebida que contenga ingredientes dañinos para el cuerpo”. (Priesthood Bulletin, feb. de 1972, pág. 4.)
D. y C. 89:12. Debemos tener prudencia en el consumo de la carne
“La Palabra de Sabiduría no es un régimen vegetariano; por lo que dice, es bien claro que se permite el uso de la carne. Naturalmente, en eso se incluyen otros productos de origen animal menos sujetos a la corrupción que la carne misma, como por ejemplo, los huevos y la leche y sus derivados; no podemos excluir éstos de nuestra alimentación sólo porque no se mencionan directamente; si empleáramos ese criterio, no podríamos comer la mayoría de los alimentos.” (Widtsoe, Evidences and Reconciliations, 3:156-157.)
D. y C. 89:18-21. ¿Por qué tiene tanta importancia la obediencia a la Palabra de Sabiduría?
El versículo 3 de esta sección de Doctrina y Convenios establece que la revelación se dio “como un principio con promesa”. El principio es la obediencia, es decir, guardar (respetar, preservar y atesorar) y hacer estas cosas (ponerlas en práctica).
El propósito de la promesa es espiritual más bien que físico. Las bendiciones prometidas de salud física no son sino un medio para lograr mayores bendiciones espirituales (véase D. y C. 76:5-10). La obediencia a la ley de Dios es la condición sobre la que todas las bendiciones se basan (véase D. y C. 130:20-21). Solamente los malvados u “hombres conspiradores” tratarían de influir sobre los miembros para que desobedezcan la Palabra de Sabiduría y sufran la pérdida de las promesas de Dios a los fieles.
El élder John A. Widtsoe señaló las bendiciones prometidas en la forma siguiente: “La recompensa por obedecer la Palabra de Sabiduría tiene cuatro aspectos: 1. Se desarrolla el autocontrol; esto se da a entender en el versículo 3 de la revelación que declara que está ‘adaptada a la capacidad del débil y del más débil de todos los santos, que son o que pueden ser llamados santos’. 2. Se obtiene fortaleza física, incluso la resistencia a las enfermedades, como resultado de una vida prudente. 3. La claridad mental es el don de los que mantienen su cuerpo en forma saludable. 4. La fortaleza espiritual es un atributo que reciben los que conquistan sus apetitos, viven normalmente y ponen su mira en Dios” (Program of the Church, págs. 39-40).
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