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LA VERDAD RESTAURADA

Tanto por el estudio como por la fe

Tanto  por el estudio como por la fe

La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días no enseña a la gente a aislarse del mundo y a permanecer ignorante. Por el contrario, somos la Iglesia con mayor número de graduados universitarios en el mundo, y, para impulsar esto aún más, recientemente el Pte. Gordón B. Hinckley estableció un Fondo Perpetuo de Educación para ayudar a los miembros de países en desarrollo a alcanzar este mismo ideal. El hecho de que la Iglesia quiera que sus miembros estén siempre bien capacitados y se pongan metas de educación continúa es también muestra de que a la Iglesia no le preocupa que los miembros hagan contrastes y se hagan planteamientos razonables sobre su fe, como inevitablemente ocurre durante la educación universitaria, pues la doctrina del evangelio es tan sólida que resiste todo tipo de planteamientos profundos. Para apoyar a sus miembros en su búsqueda de respuestas, la Iglesia ha establecido los Institutos de Religión, un lugar donde los estudiantes universitarios pueden hacer las preguntas más profundas y avezadas en tanto que por el estudio y la oración desarrollan su propia inteligencia. Lo miembros de la Iglesia no tienen pretexto para permanecer en la ignorancia. Brigham Young enunció que donde hay oportunidad de aprender y no se hace se está cometiendo un pecado. Puesto que la Biblia promete que 'los mansos heredarán la tierra' (Mt. 5:5) y que ellos juzgarán al mundo (3 Nefi 27:27), se espera que nos preparemos para ese día en que seremos 'reyes y sacerdotes' en el gobierno milenial de Dios sobre la tierra. Y puesto que buscamos ser como Dios en todas las cosas (1 Jn. 3:2; Mt. 5:48), el conocimiento es esencial para poder alcanzar un objetivo tan elevado y sublime. En Apocalipsis 14, el reino de Dios sobre la tierra se compara a un niño en desarrollo en el vientre de su madre, la Iglesia. Por el momento se ven como una sola entidad, y decimos que el reino es la Iglesia. Pero una vez nacido, 'regirá con vara de hierro a las naciones', en un tiempo en que esta roca cortada 'no con mano' abatirá a los reinos injustos de la tierra (véase Doctrina de Salvación, tomo I, cap. 14, y págs. 168-173). Tal vez muchos miembros no hayan considerado que el gobernar Cristo la tierra durante el milenio les involucra, y que por eso les ha hecho tan 'preciosas y grandísimas promesas'. Tal vez no hayan considerado como pecado y como desprecio a Dios su flojera de leer y conocer, tal vez les falte ambición por recoger las promesas. Tal vez no hayan considerado esto como parte de 'hacer firme su vocación y elección' (2 Pe. 1:10) a fin de recoger 'la palabra profética más segura' (2 Pe. 1:19), que nos hace 'participantes de la naturaleza divina' (2 Pe. 1: 3-4), por lo cual se nos pide agregar a nuestra fe y virtud conocimiento (2 Pe. 1:5-9). Tal vez no se hayan visto a sí mismos en las palabras que se le dieron a Abraham sobre los nobles y grandes (Abraham 3:22-23). Tal vez, al recibir sus bendiciones patriarcales, no hayan examinado las bendiciones particulares y distintas que se dieron a cada una de las tribus de Israel y hayan considerado su herencia dentro de esas bendiciones (Gn. 49, Dt. 33). En particular, Sión es la herencia de José y Jerusalén la de Judá, y "de Sión saldrá la ley y de Jerusalén la palabra de Jehová". Al considerar estas promesas no debería causar sorpresa que aún los ancianos que las han comprendido estén cursando carreras universitarias, pues ellos no se están preparando solamente para la vida de este tiempo. Si queremos alcanzar las promesas que el Señor ha hecho a sus joyas escogidas, ¡hay tanto que aprender! "Por tanto, preparaos para la venida del Esposo; salid, salid a recibirlo" (DyC 133:19) El reino de Dios del que hemos hablado involucra muchas cosas, y no todas tienen que ver únicamente con la religión. En realidad, prepararse para el reino de Dios parece involucrar la lectura de los buenos periódicos, de las enciclopedias y de toda fuente de cultura y de información, así como el aprecio de las bellas artes, 'a fin de que estéis preparados en todas las cosas, cuando de nuevo os envíe a magnificar el llamamiento al cual os he nombrado y la misión con la que os he comisionado' (analizar DyC 77:78-80), en 'lugares celestiales antes de Cristo'. Esta encomienda parece trascender nuestra esfera de trabajo en estos días en que los hombres saben más y más y más de menos y menos y menos. Tal parece que Jesucristo nos manda trascender nuestras propias esferas y convertirnos gradualmente de especialistas en generalistas, a fin de que podamos comprender todas las cosas, porque 'el cuerpo lleno de luz comprende todas las cosas' (DyC 88:67). El cuerpo lleno de luz es el que es vivificado no por sangre, sino por el espíritu, nuestro propio espíritu, constituido de 'luz y verdad', es decir, de inteligencia (DyC 93:36; véase Doctrina de Salvación, tomo I, págs. 72-73). Mientras más nos allegamos a la fuente de luz, que es Jesucristo, más luz y verdad se obtiene. Avanzamos de línea en línea, de renglón en renglón, la inteligencia allegándose a la inteligencia, hasta lo que las escrituras llaman 'el resplandor del día perfecto'. Cuando hayamos muerto y estemos en el mundo de los espíritus, nuestra luz nos distinguirá; y cuando resucitemos, ya sea en el milenio (la 'mañana' de la primera resurrección) o en preparación para el juicio, será la inteligencia o luz que hayamos ganado la que nos hará diferentes y en ventaja unos a otros. Nuestro cuerpo ya no esconderá esa luz, puesto que ahora será alimentado por el espíritu, y la inteligencia es la materia prima de ese espíritu. Resplandecerá, aún como el sol, o como la luna, o como las estrellas, reflejando su gloria, no la gloria que Dios le ha asignado, sino la que nosotros mismos hemos conseguido. Habrá cuerpos celestiales y cuerpos terrenales, y una será la gloria de los celestiales y otra la de los terrenales, y aún los herederos del reino telestial serán diferentes uno al otro en gloria (1 Cor. 15). De modo que, a la vista de Dios, no es 'demasiado tarde' para nadie que quiera aprender y conseguir un futuro. Si no aprendemos a ser felices por encima de nuestras circunstancias mientras vivimos en la tierra, ¿podremos ser felices por encima de nuestras circunstancias en aquel mundo eterno? ¿Serán menos difíciles nuestras circunstancias o sólo habrá cambiado su naturaleza? ¿Cómo lo son para Dios? Y, ¿acaso no es El feliz? ¿Qué podría tener para prometernos sino la felicidad? El conocimiento es esencial para alcanzar esta meta y todos podemos aprender a pesar de nuestra edad, nuestra pobreza o cualquiera de nuestras circunstancias. Además Dios ha prometido derramar conocimiento sobre los santos, cual no se ha visto en ninguna dispensación anterior. No todo conocimiento es deseable, pues debemos crecer sólo en la luz y la verdad. José Smith indicó que mientras más estudiemos la oscuridad menor espacio hay en nuestra mente para la luz. Se nos ha dado la luz para discernir el bien del mal (ver Moroni 7). El Pte. Benson recomendó a los santos que siguieran los consejos que se dieron a John Wesley, una importante figura entre los protestantes. De paso, una vez más, el que podamos aprender de los consejos dados al representante de otras iglesias indica nuestra disposición permanente para aprender de todo y de todos. Nuestro himnario es un ejemplo, pues contiene canciones populares, música de compositores clásicos de renombre y letras compuestas por figuras protestantes como Martín Lutero, en tanto que dichas letras sean compatibles con el espíritu de adoración de nuestra Iglesia. Brigham Young dijo: "Si podéis encontrar una verdad en el cielo, en la tierra o en el infierno, pertenece a nuestra doctrina. La creemos, es nuestra, la reclamamos". Así de amplio debe ser nuestro amor por la verdad. En lo particular, amo la verdad mucho más de lo que amo a cualquier iglesia y si amo a esta Iglesia es porque en ella he encontrado la verdad. Lo sé porque los misioneros que me enseñaron me impulsaron a no creerles a ellos, ni a guiarme por mi propia experiencia y conocimiento, sino a preguntar a Dios, que no puede equivocarse, y que tiernamente nos responde, si lo que decían es verdad. Y porque he preguntado a Dios, y porque he obtenido respuestas, como las obtienen todos los que se acercan a El sinceramente (Stgo. 1:5-6), que en esta Iglesia se enseña la verdad, y que Jesucristo mismo la dirige desde lo alto como la dirigió también en la antigüedad. Finalmente, no importa en realidad lo mucho que sepa un hombre si no conoce a Dios. Es por eso que tenemos que desarrollarnos 'tanto por el estudio como por la fe', pues sin el poder del Espíritu Santo es imposible conocer la verdad, en tanto que por el poder del Espíritu podremos conocer 'la verdad de todas las cosas' (Moroni 10:5), en el nombre de Jesucristo. Amén. Lo que nos entorpece al adquirir conocimiento "En la actualidad, con la abundancia de libros con que contamos, es señal del hombre educado saber lo que no debe leer... La madre de John Wesley le aconsejó: 'Evita 1.       Cualquier cosa que debilite tu poder para razonar, 2.       que entorpezca la ternura de tu conciencia, 3.       que obscurezca tu visión de lo divino, 4.       que te quite tu deseo por las cosas espirituales... 5.       que aumente el poder del cuerpo sobre la mente'. "El hecho de que un libro sea viejo no significa automáticamente que tiene valor. El hecho de que un escritor haya publicado una gran obra no significa que es preciso que todos sus libros merezcan la atención de tu tiempo. No conviertas tu mente en un basurero para los desperdicios de otras personas. Es más difícil extirpar de la mente los libros carentes de gusto que se hayan leído, que eliminar del cuerpo la comida descompuesta, además de ser aquello más perjudicial para el alma" (Pte. Ezra Taft Benson, "In His Steps", 1979 Devotional Speeches of The Year, Provo, Utah: BYU Press, 1980, pág. 61).

1 comentario

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Es una bedicion que el presidente Gordon B. Hincley haya tenido la revelacion del Programa del Fondo Perpetuo para la educacion porque ayuda a los miembros a tener una vida prospera, se nos a enseñado que todo conocimiento que aprendamos en esta vida se levantara con nosotros en la resureccion y le llevaremos ventaja a los que hicieron caso omiso a este consejo...