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LA VERDAD RESTAURADA

¡Ese es el deseo de nuestros corazones!

¡Ese es el deseo de nuestros corazones!

Ninguna persona, al ver su vida con lentes de líder, puede dejar de reconocer la tremenda importancia de fijar metas en todas las áreas de la vida. Metas de largo y corto alcance y a su vez desarrollar diferentes sistemas para fijarlas, registrarlas y evaluar. Sin importa el método, siempre respetan preguntas básicas como ¿Dónde estoy? ¿Qué quiero lograr?, ¿Cómo y cuándo lo voy a lograr?

Una persona sin metas es una persona a la deriva por la vida.

El élder Joseph B. Wirthlin dijo: “He conocido a grandes hombres y mujeres que, si bien tienen orígenes, talentos y perspectivas diferentes, comparten algo en común: se esfuerzan de manera diligente y continua por lograr sus metas. Es fácil distraerse y dejar de concentrarse en las cosas más importantes de la vida… Les insto a que examinen sus vidas; determinen dónde se hallan y qué precisan hacer para ser la clase de persona que desean ser. Cultiven metas inspiradoras, nobles y rectas que estimulen su imaginación y lleven el entusiasmo a su corazón. Después, manténganlas a la vista; trabajen constantemente hasta conseguirlas. "Si una persona avanza con confianza en la dirección de sus sueños”, escribió Henry David Thoreau, “y se esfuerza por vivir la vida que ha imaginado, alcanzará el éxito inesperado en horas comunes”.” (Liahona mayo 2007, pág. 46).

 

Metas Personales

 

Cuando las metas son personales, el compromiso es absolutamente personal. Si las cumplimos o no depende de uno. Tienen que ver con nuestro progreso y refinamiento personal; cosas que deseamos lograr.

Por ejemplo:

Voy a leer el Libro de Mormón 15 minutos o 1 capítulo todos los días.

Voy a llegar 15 minutos antes a las reuniones de la Iglesia.

No voy a decir malas palabras ni usar lunfardos.

Quiero mantener ordenado mi escritorio.

 

Metas en nuestro llamamiento.

 

En este caso, las metas están relacionadas con el cumplimiento de nuestras responsabilidades y asignaciones como líderes.

Al fijarlas debemos tener cuidado que el logro de las mismas no afecte el albedrío de las personas involucradas en la mayordomía.

Poco tiempo después de ser llamado al Quórum de los Doce, en una charla que el élder David Bednar dio a los misioneros regulares en Buenos Aires, explicó que no era correcto fijar metas relacionadas con cantidad de bautismos, porque los esfuerzos por lograr las mismas podía llevar a manipular a las personas afectando su albedrío. Aún cuando ellos enseñaran correctamente y les hicieran vivir una experiencia espiritual, todavía las personas conservaban su albedrío para decir “Si” o “No”. Una negativa a la invitación bautismal no debería determinar el logro de una meta ni generar un sentimiento de frustración a pesar de un trabajo bien hecho. Metas correctas podían estar relacionadas con cantidad de personas contactadas, cantidad de miembros visitados, calidad de la enseñanza, horas trabajadas, desarrollo de habilidades misionales, etc. Descargar articulo completo

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