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LA VERDAD RESTAURADA

CÓMO LLAMAR A SERVIR Y RELEVAR

CÓMO LLAMAR A SERVIR Y RELEVAR

El camino más desafiante al cual se enfrenta cualquier líder de la Iglesia es el de seleccionar, llamar y capacitar a los oficiales y maestros y la tarea más delicada a la que se enfrenta es la de relevar a aquellos que no están llevando, a cabo lo que se espera de ellos. La habilidad que se tenga para manejar este tipo de responsabilidades constituye la medida de su liderazgo. Los cambios de oficiales y maestros son casi increíbles. Me crié en el Barrio 1 de la Estaca Liberty y desde el momento en que nací hasta después que regresé de la misión conocí a un solo obispo, John C. Duncan. Supongo que el tiempo promedio de servicio de un obispo en aquellos días era de por lo menos quince años. El Obispo Vandenberg recientemente señaló que fueron llamados alrededor de 800 nuevos obispos el año pasado, lo cual significa que un obispo es reemplazado, aproximadamente, cada cinco años, y este promedio de años de servicio parece decrecer día él día. El Elder Harold B. Lee dio unas cifras que indican que en 1985 tendremos alrededor de 2.300 nuevos obispos y 200 nuevos presidentes de estaca por año. ¡Qué desafío tenemos entonces en seleccionar, llamar y capacitar a aquellos cuyas responsabilidades son tan importantes para esta obra!

La situación en las organizaciones auxiliares es aún más alarmante. La Sociedad de Socorro es relativamente estable, sin embargo, tengo la seguridad que esa situación cambiará debido a que el número de madres que trabajan continúa aumentando. Las cifras de la Escuela Dominical indican que hay un gran número de cambios de oficiales y maestros cada año. Yo estuve en la mesa directiva de la Escuela Dominical por más de nueve años, pero sé que la duración de un llamamiento de los oficiales de la Escuela Dominical ha cambiado radicalmente desde que yo serví en esa posición.

La Mutual, en la organización de Hombres Jóvenes, sugiere una situación mucho más alarmante; el promedio de duración de un oficial en esta organización es de nueve meses y el de un líder de clase es de siete meses.

Creo que estos cambios rápidos son síntomas de un serio problema dentro del seno de nuestra Iglesia pues es un indicador de ineficiencia, y sin duda, la razón radica usualmente en la forma en que estos oficiales y maestros son llamados y capacitados. Todo esto apunta a la necesidad de mejorar los procedimientos utilizados al llamar a los miembros a servir en diferentes posiciones.

 

Cómo extender un llamamiento

 

Creo que el primer principio que necesitamos enfatizar es que no debemos buscar posiciones en la Iglesia. Estoy personalmente alarmado por el número de pedidos que tenemos de padres y obispos para que sus misioneros sean asignados a determinados lugares de trabajo. Creo que esto es el síntoma de una actitud que va en aumento. El Señor dijo: "No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, Él os lo dé." (Juan 15:16). No es tarea del individuo seleccionar el lugar donde servirá, o la asignación que aceptará en la Iglesia; tampoco es la prerrogativa de una persona el rechazar livianamente un llamamiento por razones insignificantes. Supongo que ninguno de los que hayamos escuchado al Presidente Clark durante la Conferencia General del 9 de Abril de 1951 podrá olvidar sus palabras, son dignas de repetición:

 

"En el servicio del Señor no importa dónde se sirve, sino cómo se sirve. En  La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, uno toma el lugar adonde ha sido debidamente llamado; tal lugar no se busca ni se rechaza."

 

Habiendo establecido tal principio, repasaremos brevemente los errores más comunes al llamar individuos a servir en la Iglesia, errores que frecuentemente resultan en desinterés por parte de los que son llamados y la consecuente ineficacia en la tarea a realizar.

El primer error que mencionaré es la falta de consideración de talentos y actitudes  Siempre me impresiona el gran esfuerzo que hacemos en seleccionar a un nuevo presidente de estaca; se pierden muchas horas realizando entrevistas antes de seleccionar al nuevo presidente. Aunque no espero que un obispo realice ese tipo de esfuerzo seleccionando oficiales en un barrio, el cuidado empleado en la selección de un presidente de estaca debe servirle de ejemplo en cuanto a la manera y cuidado que se debe poner en dicho proceso. Me impresiona el relato de las escrituras respecto de la selección del profeta Mormón para ser el encargado de cuidar de las planchas.

"Y más o menos en la época en que Ammarón ocultó los anales para los fines del Señor, vino a mí (tendría yo unos diez años de edad, y empezaba a adquirir alguna instrucción en la ciencia de mi pueblo), y me dijo Ammarón: Veo que eres un niño serio, y presto para observar, " (Mormón 1:2).

Luego Ammarón relata las virtudes de Mormón y le da una asignación de acuerdo a sus talentos y aptitudes  .Falta de consideración a lo sagrado del llamamiento: Hace poco un amigo me contó una experiencia que él y su esposa tuvieron cuando visitaron un barrio donde él había sido invitado a hablar. El obispo pensó que su esposa era nueva en el barrio, así que se dirigió a ella y sin mediar presentación o consideración de las circunstancias le pregunto si no le gustaría trabajar en la Primaria. Ahora bien, este es un caso extremo, pero estoy convencido de que muchos obispos manejan llamamientos con este tipo de liviandad. Cuando fracasamos en magnificar el llamamiento es probable que obtengamos falta de interés en el desempeño de las tareas en retorno.

Falta de explicación de las responsabilidades: Las estadísticas de la Escuela Dominical indican que solamente un 14% de sus oficiales y maestros asisten a las reuniones de capacitación. Supongo que gran parte del problema resulta del hecho de que al momento que estas personas fueron llamadas a servir, no se les explicó clara y específicamente cuáles serían sus responsabilidades. Estoy seguro que todos hemos escuchado a algunos oficiales y maestros decir: "Yo no sabía que debía hacer eso".

Falta de comunicación con los líderes locales: Un presidente de estaca en ocasiones llama a personas a servir sin consultar previamente con sus respectivos obispos. La queja de muchos años ha sido que los setenta han sido llevados a trabajar en otras asignaciones sin previa discusión en cuanto al asunto con sus respectivos quórumes de setenta. DESCARGAR COMPLETO

 

 

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