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LA VERDAD RESTAURADA

NO OS DESALENTÈIS

NO OS DESALENTÈIS

Vivimos en una época en que, tal como el Señor lo predijo, el corazón de los seres humanos desmaya, no sólo física sino espiritualmente (véase DyC 45:26). Muchos se dan por vencidos en la lucha de la vida y el suicidio es una de las principales causas de muerte entre los jóvenes. Al aproximarse el momento de la confrontación entre el bien y el mal con las pruebas y tribulaciones que traerá consigo, Satanás aumenta sus esfuerzos por vencer a los santos mediante la depresión, el desalentó, la desilusión y la desesperación.

No obstante, de todas las personas de este mundo, los Santos de los Últimos Días deberíamos ser los más optimistas y menos inclinados a entregarnos al pesimismo, porque, aunque sabemos que “la paz será quitada de la tierra, y el diablo tendrá poder sobre su propio dominio”, también tenemos la seguridad de que “el Señor tendrá poder sobre sus santos, y reinará en medio de ellos” (DyC 1:35-36).

Puesto que sabemos que la Iglesia permanecerá inalterable, dirigida por Dios en los tiempos difíciles que nos esperan, tenemos la responsabilidad individual de esforzarnos por mantenernos fieles a ella y a sus enseñanzas.

“Mas el que permanezca firme y no sea vencido, éste será salvo.” (José Smith-Mateo 11).

A fin de ayudarnos para que los designios del diablo no nos venzan con la depresión, el desaliento, la desilusión y la desesperación, el Señor nos ha proporcionado por lo menos una docena de formas de elevar el espíritu y recorrer nuestro camino con gozo y buen ánimo. 

1.- El arrepentimiento  

En el Libro de Mormón leemos que “la desesperación viene por causa de la iniquidad” (Moroni 10:22).

“Cuando hago lo bueno, me siento bien”, dijo Abraham Lincoln, “y cuando hago lo malo, me siento mal”.

El pecado empuja al hombre hacia las profundidades del desaliento y la desesperación, y aun cuando pueda sentir algo de placer pasajero, el resultado final será la desdicha. “La maldad nunca fue felicidad.” (Alma 41:10.)

El pecado nos impide estar en armonía con Dios y deprime el espíritu; por lo tanto, bien haríamos en examinarnos escrupulosamente a fin de asegurarnos de que nuestra vida armoniza con todas las leyes de Dios. Por cada una de éstas que obedezcamos recibiremos una bendición determinada; y cada una que quebrantemos acarreará sobre nosotros un particular infortunio. Aquellos que llevan la pesada carga del desaliento deberían acercarse al Señor, porque el yugo del Maestro es fácil de llevar y su carga es ligera. (Véase Mateo 11:28-30.)  

2.- La oración   

En momentos de necesidad, la oración es una bendición maravillosa. Desde las pruebas más fáciles de soportar hasta los calvarios por los que tenemos que pasar, la oración persistente puede ponernos en contacto con Dios, inagotable fuente de consuelo y dirección. “Ora siempre para que salgas triunfante.” (DyC 10:5.) “Esforzándome con todo mi aliento para pedirle a Dios que me librara” fueron las palabras con las que el joven José Smith describió el método que empleó en la Arboleda Sagrada para impedir que el adversario lo destruyera (José Smith-Historia 16). Y esa es también una clave que nosotros podemos utilizar para impedir que la depresión nos destruya.  

3.- El servicio  

El “perdernos” en el servicio a nuestros semejantes puede ayudarnos a apartar de nosotros los problemas personales o, al menos, a verlos en la perspectiva adecuada.

“Cuando os encontréis un poco abatidos”, dijo el presidente Lorenzo Snow, “mirad a vuestro alrededor y buscad a alguien que esté en peores condiciones; acercaos a esa persona y averiguad qué problema tiene, y luego tratad de ayudarla a solucionarlo con la sabiduría que el Señor os confiera. Y de pronto os encontraréis con que vuestra pesadumbre ha desaparecido, os sentís aliviados, el Espíritu del Señor está con vosotros y todo a vuestro alrededor os parece iluminado.” (Conferencia General del 6 de abril de 1899.)

Una mujer que esté dedicada a criar a sus hijos con rectitud tiene muchas más posibilidades de mantener su espíritu animoso que aquella cuyo interés se centre constantemente en sus propios problemas. descargar articulo completo

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