MATRIMONIO CELESTIAL
A fin de que todos podamos estar unidos en pensamiento y estemos capacitados para edificar el mismo fundamento, teniendo presente los mismos principios eternos, comenzaré por citar tres o cuatro pasajes breves de las Escrituras. Ruego que seamos uno en sentimiento y actitud, en lo que concierne a estos grandes principios de doctrina, y que hayamos afianzado en nuestras almas la determinación de hacer todas las cosas que deben hacerse durante nuestra probación terrenal para heredar la plenitud de la gloria del reino de nuestro Padre.
Tomo como texto estas palabras de la sección 42, la revelación intitulada "La ley de la Iglesia":
''Amarás a tu esposa con todo tu corazón, y te allegarás a ella, y a ninguna otra." (D. yC. 42:22.)
Y con el espíritu de esas palabras, tomo del libro de Rut, en el Antiguo Testamento, estas expresiones, que aunque originalmente no fueron pronunciadas con referencia al matrimonio, contienen un principio que es totalmente aplicable:
''No me niegues que te deje, y me aparte de ti; porque a donde quiera que tú fueres, iré yo, y donde quiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios.
Donde tú murieres, moriré yo, y allí seré sepultada; así me haga Jehová, y aún me añada", y ahora haré un leve cambio: que ni "la muerte hará separación entre nosotras dos." (Rut 1:16-17.)
Un pasaje de la sección 49 de Doctrinas y Convenios resume la declaración respecto al matrimonio para nuestra dispensación. El Señor dijo:
"Y además de cierto os digo, que quien prohibiere el matrimonio, no es ordenado de Dios; porque el matrimonio es instituido de Dios para el hombre.
Por lo tanto, es lícito que tenga una esposa, y los dos serán una carne, y todo esto para que la tierra cumpla el objeto de su creación;
Y para que sea henchida con la medida del hombre, conforme a la creación de éste, antes que el mundo fuera formado". (D. y C. 49:15-17.)
Cuando nosotros como Santos de los Últimos Días hablamos acerca del matrimonio, estamos hablando acerca de una orden celestial y santa; estamos hablando acerca de un sistema del cual puede emanar el mayor amor, gozo, paz, felicidad y serenidad que la humanidad haya conocido; estamos hablando acerca de crear una unidad familiar la cual tiene el potencial de ser perpetua y eterna, una unidad familiar donde el hombre y la mujer pueden continuar en esa asociación por toda la eternidad, y donde la madre, la hija, el padre y el hijo están unidos por lazos eternos que nunca serán destruidos. Estamos hablando acerca de crear una unidad más importante que la Iglesia, más importante que cualquier otra organización que existe sobre la tierra o en los cielos, una unidad la cual conduzca a la exaltación y la vida eterna; y cuando hablamos acerca de la vida eterna, nos referimos a la clase de vida que lleva Dios, nuestro Padre Celestial.
En esta última y gloriosa dispensación del evangelio hemos recibido la verdad más básica de toda la eternidad, y dicha verdad concierne a la naturaleza y clase de ser que Dios es; la vida eterna es conocer al Padre y al Hijo. ( Juan 17:3.) No hay manera posible de avanzar grado por grado, paso por paso a la exaltación que buscamos, a menos y hasta que lleguemos a un conocimiento de la naturaleza y clase de ser que Dios es; por lo tanto, cuando hablamos de la vida eterna, nos referimos a la clase de vida que Dios, nuestro Padre, vive; y cuando hablamos acerca de El, nos referimos a un hombre santo, perfecto, exaltado y noble, un individuo, un personaje, un ser con "un cuerpo de carne y huesos, tangible como el del hombre" (D. y C. 130:22). Nos referimos a alguien que es un padre literal, que es el Padre de los espíritus de todos los hombres. Todos nacimos como miembros de su familia; hemos visto su rostro;DESCARGAR
1 comentario
Dario Escobar -
que escribió este discurso. Estoy muy agradecido por todo el material que ponen a nuestra disposición.