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LA VERDAD RESTAURADA

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Llamados a Servir

Llamados a Servir

Al principio, la palabra del evangelio se transmitió de amigo a amigo y de familia en familia. Los ejemplares del Libro de Mormón pasaban de una persona a otra. Fue así como las familias en los primeros días de la Iglesia supieron del evangelio.

En 1830, Samuel Smith, con unos cuantos ejemplares del Libro de Mormón, salió como el primer misionero de esta dispensación. Uno de sus conversos fue Heber C. Kimball. El Libro de Mormón tiene un gran poder para convertir; la lectura del libro en sí fue lo que convirtió a Brigham Young.

A Oliverio Cowdery se le llamó por revelación, en el otoño de 1830 (DyC 28:8), para predicarles el evangelio a los lamanitas. Peter Whitmer, hijo, Parley P. Pratt y Ziba Petersen se unieron a él. Se detuvieron en Kirtland, Ohio, donde organizaron una rama de veinte miembros. Allí un nuevo converso, Frederick G. Williams, se unió a ellos en el viaje.Caminaron más de 2.400 kilómetros. Parley P. Pratt escribió:

 

“En la espalda acarreábamos nuestras mudas de ropa, varios libros, pan de maíz y carne de cerdo cruda. A menudo por el camino comíamos pan congelado y carne de cerdo y hubo veces en que el pan estaba tan duro que no podíamos trozarlo ni penetrarlo con los dientes, excepto en las orillas.”

 

El 19 de junio de 1831, José Smith, juntamente con otros, salió de Kirtland rumbo a Independence, Misuri. En el trayecto predicaron el evangelio.

Entre ellos se encontraba William W. Phelps, a quien tres días antes se le había mandado por revelación que se bautizara y fuera ordenado élder “para predicar el arrepentimiento y la remisión de pecados por medio del bautismo en el nombre de Jesucristo, el Hijo del Dios viviente” (DyC. 55:2).

En esa misma conferencia, se llamó a 28 misioneros a trabajar de dos en dos.Dos principios se establecieron para la obra misional: Que los misioneros debían ser llamados por el Señor mediante la autoridad del sacerdocio, y que debían viajar por parejas. Estos principios se respetan hasta el día de hoy.

David W. Patten se bautizó, fue ordenado élder dos días más tarde y se le otorgó una licencia, y con un compañero se le envió a predicar el evangelio a Michigan.

Un tercer principio se agregó: El otorgamiento de una licencia o un certificado misional se convirtió en un principio respetado en la obra misional. Este principio también sigue en vigencia. Todos los misioneros tienen un certificado.

En 1834, Wilford Woodruff, con la aprobación de la rama de Adán-ondi-Ahman, fue ordenado presbítero en el Sacerdocio Aarónico; se le dio la licencia y junto con su compañero se le envió a Tennessee.

En los días de la cruel persecución de Kirtland, José Smith reunió a los Doce, aun en una época en que necesitaba alrededor de él a aquellos en los que podía confiar, y los envió a tierras lejanas.

Cuando terminaron los problemas y muchos habían apostatado de la Iglesia, esos apóstatas fueron reemplazados diez veces por los conversos que llegaron de Europa.  

 

En ocasiones, los hermanos dejaban a sus familias enfermas y en la miseria. En el primer himnario había una sección de himnos de despedida.

Únicamente aquellos primeros misioneros podrían alcanzar a comprender el significado completo de estas sencillas líneas escritas por William W. Phelps:

 

A su causa consagrado me alejo,

conforme con su voluntad;

Su presencia la pérdida he de suplir

de todo lo que dejo atrás.

 

Después de instalarse en el valle de Salt Lake City, no obstante la pobreza y los esfuerzos de los pioneros por establecer su hogar, se llamaron misioneros, cuyos nombres se presentaron en la conferencia general, siendo muchas veces una sorpresa total para los mismos misioneros.

En la conferencia de octubre de 1869, George Q. Cannon leyó los nombres de 141 hermanos que habían sido llamados de las diferentes colonias para cumplir misiones cortas en los estados del Este. Dieciséis de ellos eran obispos.

En las cartas que enviaban las Autoridades Generales a los líderes locales, vemos un mensaje repetitivo: “¡Necesitamos más misioneros! ¡Necesitamos más misioneros!” Y éste es el llamado que les hacemos a ustedes este día: “¡Necesitamos más misioneros! ¡Necesitamos más misioneros!”

 

Tengo en mi poder una carta firmada por el presidente John Taylor, escrita el 12 de abril de 1884. El membrete dice así: Descargar Articulo completo

El Matrimonio es el Cimiento

El Matrimonio es el Cimiento

Los cónyuges deben lograr unidad en sus metas, deseos y acciones. El matrimonio en sí se debe considerar como un convenio sagrado que se hizo ante Dios, una pareja casada no solamente tiene una obligación mutua sino que también la tiene hacia Dios, quien ha prometido grandes bendiciones para aquellos que honran este convenio.

La oración en el hogar y la oración entre los cónyuges fortalecerán su unión; y gradualmente los pensamientos, aspiraciones e ideas emergerán como si fueran uno hasta llegar a tener los mismos propósitos y metas. Confiad en el Señor, en las enseñanzas de los profetas y en las escrituras para obtener guía y ayuda, especialmente cuando puedan surgir desacuerdos y problemas.

El progreso espiritual ocurre cuando los compañeros juntos resuelven los problemas y no cuando huyen de ellos. La forma en que hoy día se destaca el individualismo trae como resultado el egoísmo y la separación. La norma del Señor todavía es que marido y mujer, dos individuos separados, se conviertan en "una sola carne"(Génesis 2:24)

El secreto de un matrimonio feliz es servir a Dios y servirse mutuamente. La meta de un matrimonio es lograr la unidad y la integridad, asi como el desarrollo individual. Aunque parezca lo contrario, cuanto más se sirvan el uno al otro, mayor será el progreso espiritual y emocional de cada uno de los cónyuges. De manera que el principio funda¬mental es trabajar para lograr la unidad con toda justicia. (Ezra TaftBenson)

"El matrimonio es la preservación de la raza humana. Sin él, se frustrarían los propósitos de Dios; la virtud seria destruida para verse desplazada por el vicio y la corrupción, y la tierra quedaría desolada y vacía." (Joseph F. Smith)

El Señor nos instruye para que "razonemos juntos"(D.y C. 50:10). Sin peleas, exhorta¬ciones ni revanchas, sino razonando junto con amor y dulzura. ¡Qué maravilloso ejemplo para los hijos! ¿Cómo podría fracasar una familia si toda decisión importante se midiera cuidadosamente de acuerdo con las enseñanzas del evangelio, y después de razonar juntos, se tomara la decisión de seguir adelante con confianza y en armonía con la ley divina.

El Salvador enseñó el principio de recorrer la segunda milla (Mateo 5:41), que es el de la generosidad. Haciendo esto, casi toda relación matrimonial puede alcanzar el éxito. Pero un esfuerzo en tan sólo un lado de la embarcación, produce una falta de equilibro que hace que el matrimonio sucumba. La generosidad debe ser mutua.

Ya sea en el primer año o en el vigésimo primero del matrimonio, cada pareja debe descubrir el valor de las conversaciones que deben tener al retirarse a la cama al fina¬lizar cada día. Es el momento ideal para repasar lo hecho, hablar del mañana, y sobre todo, es el momento ideal en que el amor y aprecio mutuos pueden ser reafirmados. El fin de cada día es también un momento ideal para decir: "Mi amor, lamento mucho lo que pasó hoy: te ruego que me perdones" (Robert L. Simpson)Descargar

"La declaración es pequeña, pero, las implicaciones son enormes"

"La declaración es pequeña, pero, las implicaciones son enormes"

 “La declaración es pequeña, pero, las implicaciones son enormes” dijo el Presidente Hinckley al referirse a la primera mitad del treceavo Articulo de Fe de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días que dice “Creemos en ser honrados, verídicos, castos, benevolentes, virtuosos y en hacer el bien a todos los hombres.”

 

Creemos en ser honrados. No podemos hacer trampa. Nosotros no hacemos nada de naturaleza deshonesta. Hemos hecho una promesa a nosotros mismos de ser escrupulosamente honestos en todo lo que hacemos. Esto no siempre es fácil.

En asuntos de honestidad no hay atajos, no existen pequeñas mentiras blancas o grandes negras. Solo existe la simple honesta total y franca verdad.

 

Creemos en ser verídicos. Esto es diferente a la honestidad. Esto significa que nos elevemos un poco más, mirando al mundo de frente y avanzar marchando, significa que somos leales a la fe de nuestros padres. En las palabras de Evan Stephens:

¿Fallara los jóvenes de Sión Defendiendo la verdad y la rectitud?¿Mientras el enemigo ataca,correremos o evitaremos pelear? ¡NO!

 

Creemos en ser castos. Hace unos días note algo interesante. En la ciudad de Salt Lake City, el sábado por la mañana (15 de septiembre del 2007), el edificio del Key Bank fue demolido tras una serie de detonaciones de bomba . Todo sucedió en tres o cuatro segundos, con una gran nube de polvo a su alrededor. El procedimiento es llamado “implosión” en contraste a una explosión. Este edificio fue edificado hace aproximadamente 30 años. Supongo que la construcción duro por lo menos un año o quizás dos. Ahora en solo segundos se ha ido. Eso, mis amigos, es la historia de muchas vidas. Les nutrimos tan cuidadosamente por varios años. Luego les encontramos en malas circunstancias. Errores cometidos. La Castidad ha sido entregada. Existe una implosión y una bola de polvo es todo lo que ha dejado…

… No permitan que eso les pase a ustedes. No se vendan a si mismos tan bajo comprometiendo su compromiso con la moralidad. Ustedes son, cada uno de ustedes, hijos de un divino Padre Celestial. Ustedes han sido creados a su imagen. Su cuerpo es sagrado. Es el templo de su espíritu, no lo arruinen con el pecado.

Ahora, volviendo al ejemplo de la torre derrumbada, les recuerdo que en ese lugar se construirá un nuevo y hermoso edificio. De igual manera, aquellos de ustedes quienes han trasgredido, pueden regresar a su Redentor, nuestro Salvador Jesucristo y a través de su poder de Su Expiación, es posible ser limpios de nuevo. El Señor dijo: Sé fiel; socorre a los débiles, levanta las manos caídas y fortalece las rodillas debilitadas.” (DyC 81:5)

Creemos en ser benevolentes. ¿Que significa esto? Significa ser bondadoso, considerado, allegarse a aquellos que están necesitados. La palabra literalmente significa hacer bien. La palabra provienes del latín "bene" que denota allegarse a aquellos en angustia y necesidad, ayudarles de cualquier manera posible.

 

Creemos en ser virtuosos. Esto no significa nada que ver con la moralidad sexual. Eso es cubierto con la palabra castidad. Virtuoso, en este caso, creo que significa tener fortaleza -- la fortaleza de hacer lo que se tenga que hacer. La gran virtud viene por el hacer el bien constantemente cada día, en lugar de las tediosas tareas de la vida. Blaise Pascal dijo que “el poder de la virtud del hombre no debe medirse por sus esfuerzos, sino por sus actos habituales."

Creemos en hacer el bien a todos los hombres. Esto no es fácil de hacer. Requiere misericordia, auto disciplina y determinación. El Señor nos ha dicho que debemos ofrecer aun amor y perdonar a quienes nos usan aun sin saberlo. Todos las personas merecen nuestro respeto. Al finalizar su mensaje el Presidente Gordon B. Hinckley dijo:

 

“Ahora, mis hermanos y hermanas. Tengo ahora 98 años. He andado por ahí por mucho tiempo. He visto mucho de la vida, sus triunfos y sus fracasos. Estoy convencido que han sido mas éxitos que fracasos, meditemos y reflexionamos en ellos… Si hacemos esto seremos mejores personas, llegaran a ser una guía en nuestras vidas. La vida será desafiante pero más interesante y las bendiciones del Señor llegaran sobre nosotros por que nosotros haremos lo que El Señor quiere que hagamos.”

Satanas Acomete a la Juventud-E.T.Benson

Satanas Acomete a la Juventud-E.T.Benson

Bien se ha dicho que "llega un momento en que la corrupción general de la sociedad es tal, que la generación en desarrollo queda expuesta a excesivas presiones y no se puede decir que tenga muchas posibilidades de elección entre el camino de luz y el de las tinieblas" (Hugh Nibley, An Approach to the Book of Mormon, 1957).

Vivimos en un mundo corrompido, en el cual las fuerzas de la maldad jamás han estado mejor ataviadas y ordenadas para la batalla; Satanás está bien organizado, Y nunca había tenido tantos emisarios trabajando a sus órdenes. A través de sus muchos agentes, su maldad satánica ha proclamado sus intenciones de destruir toda una generación de nuestra escogida juventud.

Las muestras del miserable trabajo de las fuerzas del mal se hacen cada día más evidentes. En todos lados podemos ver los tristes resultados de su obra.

Las destructores fuerzas de diabólica inspiración se encuentran presentes en nuestra literatura, el arte, las películas, la radio, la moda, los bailes, la televisión, y hasta en nuestra música moderna, llamada música "pop".

Satanás utiliza muchas herramientas para debilitar y destruir el hogar y la familia, y especialmente a nuestros jóvenes; hoy más que nunca, se hace evidente que su acometida está especialmente dirigida hacia la juventud.

La carta de un preocupado padre, acerca de los malignos afectos de la música popular, constituye un buen ejemplo; deseo mencionar algunas palabras de este bien informado maestro de la juventud: "La música crea la atmósfera, la atmósfera crea el medio ambiente; el medio ambiente ejerce una poderosa influencia en la personalidad y la conducta. ¿Cuál es la mecánica de este proceso? "El ritmo constituye el elemento más físico de la música, y es el único, que puede existir en el movimiento corporal aun sin gozar del beneficio del sonido. Hasta una mente embotada por las drogas o el alcohol, puede responder a los efectos de la percusión y el ritmo. "El alto volumen de la música también contribuye al aturdimiento mental. El sonido, aumentado hasta llegar a los umbrales del dolor, produce un violento efecto físico que interfiere con el más alto proceso del pensamiento y la razón. (Y bajar el volumen de esta destructiva música no elimina los otros elementos maléficos...) "La repetición hasta el cansancio constituye otro de los primitivos artificios de la música rock... "Las contorsiones, similares al ritmo de la música rock, son de tal categoría que aun los de pensamiento más puro no pueden dejar de interpretar sus sensuales insinuaciones. "La penumbra, (y las luces tenues) es otra de las facetas de la escena que rodea a la música rock. Es una masa oscura que amortigua la conciencia dentro de la máscara del anonimato. La identidad perdida en la oscuridad, se escabulle de los sentimientos normales de la responsabilidad. "Los reflectores de luz intermitente interrumpen la oscuridad en destellos enceguecedores que reducen la resistencia, tal como podría hacerlo la luz de un interrogador o el balanceo del péndulo del hipnotizador que desea controlar nuestra personalidad y conducta... "Todo el diseño psicodélico" —continúa este padre— "es una puerta abierta hacia las drogas, el sexo, la rebelión y la profanación; y combinado con los obscenos gritos de los intérpretes, esta música hipnótica engendra la inmundicia. Los líderes de la sociedad rock, proclaman abiertamente su degeneración. . . "Y la más diabólica de las falsedades de esta infamia, es que niega que la maldad sea absoluta. Nuestra religión es también absoluta y no puede excusar la filosofía relativista de los ’mormones liberales’. No podemos ser liberales con la justicia sin pagar las consecuencias. "¿Qué podría ser más erróneo que el temor de que si la música rock no contara con el apoyo de nuestros líderes, podríamos perder a muchos jóvenes"? (Comité de Música de la AMM). Aun ahora los estamos perdiendo en los satánicos compases de las drogas, el sexo, las revueltas y la apostasía. Podríamos recordar que: "’Moroni sabía que no se puede transigir con la maldad, porque ésta siempre gana’" (Richard Nibley, extractos de una carta).

Esta carta procede de un padre, maestro de la juventud y miembro del departamento de música de una universidad, aun cuando algo analítica, expresa la preocupación de muchos padres y directores juveniles.

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Sólo Un Maestro

Sólo Un Maestro

A menudo escuchamos la expresión: "Los tiempos han cambiado." Y quizás sea cierto. Nuestra generación ha presenciado enormes adelantos en el campo de la medicina, el transporte, la comunicación, exploración, etc. No obstante, existen esas islas alejadas de constancia en medio del inmenso mar de cambios; por ejemplo, los muchachos todavía son muchachos, y continúan haciendo las mismas fanfarronadas pueriles.

Hace algún tiempo por casualidad escuché lo que estoy seguro es una conversación muy común: Tres niños estaban discutiendo las virtudes de sus padres; uno de ellos dijo: "Mi papá es más alto que tu papá", a lo cual el otro contestó: "Bueno, mi papá es más listo que tu papá." El tercer niño comento: "Mi papá es doctor"; entonces, volviéndose a uno de los demás, dijo en tono de mofa: y tu, papá es sólo un maestro." El llamado de una de las madres concluyó la conversación, pero las palabras continuaron resonando en mis oídos. "Sólo un maestro, sólo un maestro." Un día, cada uno de esos niños llegará a apreciar el valor de los maestros inspirados y reconocerá con gratitud sincera la marca indeleble que tales maestros les dejarán en sus vidas.

"El maestro", como dijo Henry Brook Adams (1838-1918, historiador norteamericano), "influye hasta en la eternidad; nunca sabe hasta qué punto llegará su influencia'. Esta verdad es aplicable a cada uno de nuestros maestros: primero, el maestro en el hogar; segundo, el maestro en la escuela; tercero, el maestro en la Iglesia.

Quizás la maestra que vosotros y yo recordamos mejor sea aquella que influyó más en nosotros; quizás no utilizó el pizarrón ni poseyó un certificado universitario pero sus lecciones fueron eternas y su preocupación sincera. Sí, me refiero a nuestra madre, y a la misma vez, también incluyo a nuestro padre; en realidad, cada padre es un maestro.

El alumno que se encuentra en el aula divinamente comisionada de tal maestro —en realidad, la criatura que viene a vuestro hogar o el mío— es un dulce retoño de la humanidad, recién caído del hogar de Dios; para florecer en la tierra.

El valioso tiempo para enseñar es transitorio; las oportunidades son perecederas. El padre que descuida su responsabilidad como maestro podrá, en años futuros, cosechar una amarga perspectiva en la frase frecuentemente repetida: "Podría haber sido."

Si un padre requiere inspiración adicional para comenzar su tarea de enseñanza encomendada por Dios, recuerde que la combinación más poderosa de emociones en el mundo no sucede por ningún grandioso evento cósmico ni se encuentra en las novelas o libros de historia, sino simplemente cuando un padre contempla al niño que duerme. "Y creó Dios al hombre a su imagen" (véase Génesis 1:27); ese glorioso pasaje bíblico adquiere un nuevo y vibrante significado cuando un padre repite esta experiencia. El hogar se convierte en un refugio llamado cielo, y los padres amorosos enseñan a sus hijos "a orar y a andar rectamente delante del Señor" (D. y C. 68:28). Un padre inspirado nunca cabe en la descripción: "solo un maestro."

Ahora consideremos al maestro en la escuela. Inevitablemente ahí nace esa triste mañana cuando el hogar le cede al salón de clases una parte del tiempo de enseñanza. Juanito y María se unen al grupo feliz que diariamente continúa por su camino desde los portales de casa hasta las aulas escolares. Ahí se descubre un nuevo mundo; nuestro hijos conocen a sus maestros.

El maestro no sólo modela las expectaciones y ambiciones de sus discípulos, sino que también influye en sus actitudes hacia lo futuro y hacia sí mismos. Si un maestro no está preparado, dejará cicatrices en la vida de los jóvenes, y huellas profundas en su amor propio, también distorsionará la imagen de sí mismo como seres humanos. Si ama a sus alumnos y espera grandes cosas de ellos, la autoconfianza de éstos aumentará, sus capacidades se desarrollarán y tendrán un futuro asegurado.Descarga completa

Cómo Obetener Revelación Personal

Cómo Obetener Revelación Personal

Deseo referirme a algunas realidades espirituales y tratar en cuanto a lo que tenemos que hacer para obrar nuestra salvación (véase Filipenses 2:12) y ser miembros dignos del reino de Dios en esta vida, a fin de calificarnos para obtener nuestra recompensa eterna en la vida venidera. Deseo hablar respecto a la revelación personal, la forma en la que cada miembro de la Iglesia puede llegar a conocer la divinidad de la obra y la forma en la que puede sentir la voz del Espíritu en su corazón y alma; y, además, cómo puede ver visiones, hablar con los ángeles, ver el rostro del Señor y recibir todo el conocimiento y la sabiduría que han sido derramados sobre los fieles en todas las épocas.

Nosotros, los mormones, tenemos el hábito de decir que creemos en la revelación moderna; anunciamos que los cielos han sido abiertos, que Dios ha hablado en nuestro tiempo, que los ángeles han ministrado entre los hombres, que ha habido visiones y revelaciones y que todos los dones que poseyeron los antiguos se han dado en el presente. Pero, por lo general, al hablar en esta forma pensamos en las experiencias de José Smith, de Brigham Young o de Spencer W. Kimball; pensamos en los apóstoles y profetas; en ellos y en la Iglesia misma que sigue adelante sobre el principio de la revelación.

Y bien, no hay duda alguna respecto a este asunto: La organización a la cual pertenecemos es literalmente el reino del Señor y fue establecida a fin de prepararnos y calificarnos para ir al reino celestial; y esta Iglesia es guiada mediante revelación. En distintas ocasiones en que he estado en reuniones con los apóstoles, el Profeta de Dios en la tierra ha dicho, con humildad y testimonio ferviente, que el velo se le presenta tenue, que el Señor guía y dirige los asuntos de la Iglesia, que ésta es su Iglesia y que El nos está manifestando su voluntad.

Existe la inspiración en los que dirigen la Iglesia; ésta está desempeñando su misión y progresando en la forma en la que el Señor quiere que progrese a fin de que, tan rápidamente como nuestras fuerzas lo permitan, su mensaje vaya a sus otros hijos en el mundo y a fin de que nosotros, como miembros del reino, podamos purificar y perfeccionar nuestra vida y ser dignos de las más ricas bendiciones en esta tierra y en el más allá.

Pero la revelación no es sólo para el Profeta de Dios en la tierra, ni las visiones de la eternidad están reservadas solamente para las Autoridades Generales. La revelación es algo que debe ser recibido por cada individuo. Dios no hace acepción de personas (véase D. y C. 1:35), y cada alma es tan preciosa para El como las almas de aquellos que son llamados a puestos de liderazgo. Puesto que El obra sobre principios de leyes eternas y universales, cualquier persona que obedezca la ley que le permita obtener revelación podrá tener un conocimiento similar al del presidente Kimball, podrá hablar con los ángeles tal como José Smith habló con ellos, y podrá estar en armonía con todas las cosas espirituales. El profeta José Smith dijo:

 

"Ni la lectura de las experiencias de otros, ni las revelaciones que ellos reciben, podrán jamás darnos a nosotros un concepto comprensible de nuestra condición y nuestra verdadera relación con Dios. El conocimiento de estas cosas sólo se puede obtener por la experiencia, mediante las ordenanzas que Dios ha establecido para ese propósito. Si por cinco minutos pudiéramos ver lo que hay en el cielo, aprenderíamos más que si leyésemos todo lo que se ha escrito sobre el asunto." (Enseñanzas del Profeta José Smith, pág. 400.)  

Pienso que nuestro interés es obtener revelación personal, saber por nosotros mismos cuál es la voluntad e intención del Señor (véase D. y C. 133:61) concerniente a nuestras preocupaciones personales, y recibir confirmación de su voluntad e intención con relación a su Iglesia.

Hay dos clases de conocimiento: intelectual y espiritual. Al concurrir a centros de enseñanza, primordialmente buscamos conocimiento en el campo intelectual, conocimiento que recibimos probablemente mediante el razonamiento y a través de los sentidos. Descargar articulo completo

Raíces Tiernas

Raíces Tiernas

Recuerdo claramente lo que aconteció hace exactamente un año. Me sentía deleitado por estar presente en el seminario de Representantes Regionales, muy cómodamente sentado junto a muchos de ustedes en la parte de atrás de este auditorio. Pero una entrevista efectuada esa misma tarde cambió mi vida, y el voto de sostenimiento a la mañana siguiente mi lo confirmó. Ahora son ustedes los que están cómodamente sentados.

Con gran admiración y amor hacia todos ustedes, les aseguro que me siento honrado ante la oportunidad de servir, y profundamente agradecido por poder estar junto a ustedes, los grandes maestros y capacitadores de los líderes de la Iglesia.

Tengo el privilegio de dirigirme a ustedes en cuanto al tema de la nutrición espiritual de los miembros de la Iglesia. Soy plenamente consciente de esa sagrada responsabilidad y ruego que el Espíritu del Señor nos acompañe en esta ocasión.

En las Escrituras nos encontramos con un pasaje muy importante que se refiere a viñas inactivas, que no producían fruto como era debido: “Las ramas han sobrepujado las raíces... crecieron más aprisa que la fuerza de las raíces” (Jacob 5:48).

Al llevar a cabo nuestros programas de activación, también nosotros haríamos bien en concentrar nuestros esfuerzos en fortalecer raíces en vez de podar continuamente las ramas, o sea, los programas y procedimientos, o responder a otras evidencias externas de la fe.

Puesto que sé algo en cuanto a la fe de todos ustedes, y sobre la fe de los arrojados líderes que nos han antecedido, pregunto: ¿Cuáles son las raíces de nuestra gran fe? ¿Qué es lo que nos impulsa a cantar con gran convicción: “Iré do me mandes, iré, Señor, y lo que me mandes diré, y lo que me mandes seré”? 

Algunos de nosotros somos como un gran árbol --grande, de tronco robusto, algo nudoso, y en realidad no muy bello, excepto para aquellos que nos aman. Pero contamos con un fuerte sistema de raíces que nos sujetan firmemente, aun en medio de las tormentas de la adversidad.

Otros nos parecemos a un árbol de apariencia diferente, de líneas delicadas, de tronco fino y de follaje nutrido en su copa. Tal árbol, pese a ser bello, tiene raíces débiles y no es muy estable ante los vendavales.

pese a ser bello, tiene raíces débiles y no es muy estable ante los vendavales.

 

La raíz de la fe

 

Al aplicar esta analogía, reconocemos que desde el comienzo existe una diferencia natural entre estos árboles. Provienen de distintas familias y sirven propósitos particulares.

Cada miembro de la Iglesia también proviene de una familia diferente, que tiene sus propias características. Lo que es más, sabemos que los “escogidos” del Señor escucharán su voz (véase DyC 29:7) y serán más sensibles que otras personas al mensaje del evangelio. Algunos están más dispuestos a aceptar responsabilidades, a sacrificarse en provecho de Dios y del hombre.

 

 Tales personas poseen la raíz de la fe. Honran el nombre de su familia, adoran con humildad a su Padre Celestial y perciben el propósito de sus vidas. Su naturaleza misma hace que echen raíces profundas.

Algunos miembros cuentan con raíces de ese tipo, pero no lo saben. No saben exactamente quién son, por qué están aquí, ni lo que pueden llegar a ser.

Las bendiciones patriarcales ayudan a los miembros a ganar este conocimiento de sí mismos, particularmente durante los años de adolescencia. El saber que son verdaderamente de la casa de Israel, herederos de las bendiciones de Abraham, Isaac y Jacob, proporciona una visión que se extiende mucho más allá de la propia.

Quien posea la raíz de la fe podrá declarar con humildad: “Sé quién soy y lo que Dios espera de mí”. Este elemento es de profundo significado y ayudará a la persona a perseverar hasta el fin.Leer más o descargar

Los Siete Cristos

Los Siete Cristos

  

LOS SIETE CRISTOS

por el élder Bruce R. McConkie

del Consejo de los Doce


¿Podría hablaros de los siete Cristos o, mas bien, del único Cristo cuyas obras y palabras se manifiestan de siete maneras diferentes? Vivimos en tiempos de contiendas y confusión en que los cristianos claman: "Mirad, aquí esta Cristo, o. . . allí esta . . ." (véase Mateo 24:23) o sea, "he aquí camino a la salvación, o allí esta . . ." (véase Mateo 24:23).

Oímos voces de fatalismo voces de gloria. Las doctrinas los dogmas de las diversas sectas están en pugna; se nos insta creer en principios discordantes a seguir senderos torcidos.

Las opiniones discrepan, el parloteo es incesante; los mensajes están en desacuerdo. Es evidente sin duda, aun para el mas empedernido fanático, que las ideas religiosas opuestas no pueden ser todas autenticas.

En medio de esta guerra de palabras y tumulto de opiniones, elevamos una voz serena y prudente, que vibra con sonido de trompeta y que el poder del Espíritu de Dios hace llegar al corazón de las almas contritas. Es la voz que proclama las palabras de vida eterna, aquí y ahora, y que prepara al hombre para alcanzar la gloria inmortal de los reinos eternos que han de venir.

Somos siervos del Señor, y El nos ha enviado a invitar a todos a venir a Cristo y ser perfeccionados en El, a testificar del único y verdadero Cristo, del único y verdadero evangelio, de la única y verdadera salvación.

Invitamos a todos a prestar oído a lo que declaramos. Al Cristo de quien predicamos, y cuyos testigos somos, se le conoce bajo estos siete aspectos:

1. Cristo, el Creador

Hay un Dios en el cielo, un Ser santo, exaltado, perfecto y puro, que es el Padre de todos. Es un Hombre Santo; tiene un cuerpo de carne y huesos y es el Padre de nuestros espíritus.

El Señor Jesucristo es el Primogénito, el heredero y progenie del Padre. Junto con todos sus hermanos espirituales fue dotado del libre albedrío y sujeto a la ley.

Tanto por la obediencia como por la rectitud y la fe, a lo largo de las etapas de Su existencia este Primogénito del Padre, nuestro Hermano Mayor, avanzó y progresó hasta que llego a ser como Dios en poder, fuerza, dominio e inteligencia. Llego a ser "el Señor Omnipotente, que reina, que era y que es de eternidad en eternidad" (véase Mosíah 3:5). Así, bajo la dirección del Padre, llegó a ser el Creador de incontables mundos.

El Padre ordeno y estableció el plan de salvación -llamado el Evangelio de Dios-mediante el cuál todos sus hijos espirituales incluso Cristo, podrían tener un cuerpo mortal, vivir en un estado probatorio, morir, ser levantados en gloria inmortal y, si eran fieles en todo, alcanzar también la misma gloriosa exaltación del Padre.

Entonces el Amado y Escogido del Padre fue preordenado para ser el Salvador y el Redentor Aquel cuyo sacrificio expiatorio pondría en vigencia todas las condiciones del gran y eterno plan del Padre.

2. Cristo, el Dios de nuestros padres

Hay un Dios y Padre de todos, un plan eterno de salvación, un solo camino para volver al cielo. Y Jesucristo es el nombre dado por el Padre mediante el cual el hombre puede ser salvo; el Suyo es el único nombre que se dará debajo del cielo en el presente, en el pasado y en el futuro, mediante el cual se obtendrá la salvación.

Hay un evangelio sempiterno, un Mediador entre Dios y el hombre, uno solo que vino a reconciliar con su Hacedor a la humanidad caída. Todos los hombres de todas las épocas son salvos por el mismo poder, las mismas leves, el mismo Salvador. Ese Salvador es Cristo. Esta escrito: "Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos" (Hebreos 13:8). El es el Señor Jehová, El es el Gran Yo Soy, y fuera de El no hay Salvador. Descargar Articulo completo

Cómo Obtener revelación Personal por el élder Bruce R. McConkie

Cómo Obtener revelación Personal por el élder Bruce R. McConkie

Deseo referirme a algunas realidades espirituales y tratar en cuanto a lo que tenemos que hacer para obrar nuestra salvación (véase Filipenses 2:12) y ser miembros dignos del reino de Dios en esta vida, a fin de calificarnos para obtener nuestra recompensa eterna en la vida venidera. Deseo hablar respecto a la revelación personal, la forma en la que cada miembro de la Iglesia puede llegar a conocer la divinidad de la obra y la forma en la que puede sentir la voz del Espíritu en su corazón y alma; y, además, cómo puede ver visiones, hablar con los ángeles, ver el rostro del Señor y recibir todo el conocimiento y la sabiduría que han sido derramados sobre los fieles en todas las épocas.

Nosotros, los mormones, tenemos el hábito de decir que creemos en la revelación moderna; anunciamos que los cielos han sido abiertos, que Dios ha hablado en nuestro tiempo, que los ángeles han ministrado entre los hombres, que ha habido visiones y revelaciones y que todos los dones que poseyeron los antiguos se han dado en el presente. Pero, por lo general, al hablar en esta forma pensamos en las experiencias de José Smith, de Brigham Young o de Spencer W. Kimball; pensamos en los apóstoles y profetas; en ellos y en la Iglesia misma que sigue adelante sobre el principio de la revelación.

Y bien, no hay duda alguna respecto a este asunto: La organización a la cual pertenecemos es literalmente el reino del Señor y fue establecida a fin de prepararnos y calificarnos para ir al reino celestial; y esta Iglesia es guiada mediante revelación. En distintas ocasiones en que he estado en reuniones con los apóstoles, el Profeta de Dios en la tierra ha dicho, con humildad y testimonio ferviente, que el velo se le presenta tenue, que el Señor guía y dirige los asuntos de la Iglesia, que ésta es su Iglesia y que El nos está manifestando su voluntad.

Existe la inspiración en los que dirigen la Iglesia; ésta está desempeñando su misión y progresando en la forma en la que el Señor quiere que progrese a fin de que, tan rápidamente como nuestras fuerzas lo permitan, su mensaje vaya a sus otros hijos en el mundo y a fin de que nosotros, como miembros del reino, podamos purificar y perfeccionar nuestra vida y ser dignos de las más ricas bendiciones en esta tierra y en el más allá.

Pero la revelación no es sólo para el Profeta de Dios en la tierra, ni las visiones de la eternidad están reservadas solamente para las Autoridades Generales. La revelación es algo que debe ser recibido por cada individuo. Dios no hace acepción de personas (véase D. y C. 1:35), y cada alma es tan preciosa para El como las almas de aquellos que son llamados a puestos de liderazgo.Descargar mensaje completo

A los jóvenes y a los hombres

A los jóvenes y a los hombres

"Digo que ha llegado el momento de poner nuestra casa en orden".

Hermanos, es una gran oportunidad y una formidable responsabilidad dirigirles la palabra.

Quisiera dirigirme primeramente a los jóvenes que están aquí esta noche; gracias por su presencia, en dondequiera que estén congregados. Gracias por asistir a seminario y a las reuniones dominicales. Los respeto por su deseo de aprender el Evangelio, de profundizar sus conocimientos de la palabra del Señor. Les agradezco el deseo que llevan en el corazón de ir a la misión. Les doy las gracias por sus sueños de casarse en el templo y de criar una familia honorable.

Ustedes no son jóvenes sin futuro; no desperdician la vida vagando sin rumbo, sino que tienen un propósito y un designio; tienen planes que sólo pueden llevar al progreso y a la fortaleza.

Suceden cosas maravillosas cuando aprovechan sus energías y definen sus sueños. Hace poco recibí una proclamación de un grupo de jóvenes Santos de los Últimos Días del norte de California. Ellos provienen de diecinueve estacas, y, cuando se congregaron en las montañas, visitaron el sitio de una tragedia pionera. Al meditar los jóvenes en lo que vieron y en los recordatorios del legado que han recibido, se les invitó a firmar la Proclamación del Campamento Scout del Sendero Mormón. Me gustaría leerles ese juramento:

"Declaramos a todos que somos Boy Scouts. . . y poseedores del Sacerdocio Aarónico de Dios. Afirmamos nuestra lealtad a los valores y a los principios que guiaron a los hombres del Batallón Mormón y a los hombres y a las mujeres pioneros Santos de los Últimos Días que ayudaron a fundar este estado de California. Como agradecidos hijos de ellos, nos regocijamos en el legado de servicio que hemos recibido.

"Hoy, día 18 de julio de 1998, nos comprometemos a convertirnos al Evangelio de Jesucristo. Estudiaremos las Escrituras; oraremos para recibir fortaleza para obedecer; trabajaremos; nos esforzaremos con todo el corazón por seguir el ejemplo de Jesús.

"Mediante el servicio a los demás magnificaremos el sacerdocio que se nos ha otorgado. Nos mantendremos dignos de administrar el sacramento de la Santa Cena del Señor. Dondequiera se necesite ayuda, la ofreceremos, tal como lo hicieron nuestros antepasados. Leer más

El Divorcio

El Divorcio

Élder Dallin H. Oaks
Del Quórum de los Doce Apóstoles

Un buen matrimonio no requiere un hombre o una mujer perfectos; sólo requiere un hombre y una mujer dispuestos a esforzarse juntos por alcanzar la perfección.

Recibí la impresión de hablar sobre el divorcio. Éste es un tema delicado porque provoca emociones muy fuertes en las personas a las que ha afectado de alguna forma. Algunos se ven a sí mismos o a sus seres queridos como víctimas del divorcio, mientras que otros se ven como sus beneficiarios. Algunos ven el divorcio como prueba del fracaso, mientras que otros consideran que es una compuerta esencial para escapar del matrimonio. En una forma u otra, el divorcio afecta a la mayoría de las familias de la Iglesia. Sea cual fuere su perspectiva, tengan a bien escuchar mientras intento hablar con franqueza sobre los efectos del divorcio en las relaciones familiares eternas que procuramos obtener de acuerdo con el plan del Evangelio. Hablo de ello por preocupación, pero con esperanza.  Seguir Leyendo

 

El poder de los himnos para nutrir el alma

El poder de los himnos para nutrir el alma

Élder Jay E. Jensen
Del Quórum de los Setenta

Los himnos tienen una función primordial en la espiritualidad, la revelación y la conversión.

Este magnífico coro brinda sermones inspirados. De hecho, “el canto de los himnos es muchas veces en sí un elocuente sermón”. Cuando era joven, cantar los himnos de Sión influyó en mi testimonio y en mi conversión al Evangelio restaurado. Crecí en el pequeño pueblo de Mapleton, Utah, y asistí a las reuniones en lo que hoy se conoce como “la vieja capilla blanca”. Mi madre tiene 95 años y todavía vive en Mapleton. Cuando la visito, paso por “la vieja capilla blanca” y un sinfín de dulces recuerdos me embarga. Entre ellos, se encuentra el poder transformador de los himnos que cantábamos en las reuniones del sacerdocio, de la Escuela Dominical y en la reunión sacramental. Mis experiencias fueron similares a las del presidente Hinckley, que cuando era diácono, asistió a una reunión general del sacerdocio con su padre y cantaron “Loor al profeta”2. Más tarde dijo: “tuve una impresión imperecedera: la de que José Smith fue en verdad un profeta de Dios”3. Yo creo que una y otra vez, muchos de nuestros miembros tienen la misma experiencia. Los himnos tienen una función primordial en la espiritualidad, la revelación y la conversión.   Seguir leyendo

 

Papá ¿ Estas despierto ? por Élder F. Melvin Hammond .

Papá  ¿  Estas despierto ? por Élder F. Melvin Hammond .

Hace poco, el élder Pace, el élder Condie y yo nos reunimos con la Primera Presidencia. Al entrar en la sala, el presidente Hinckley nos miró con detenimiento y luego, con una sonrisa, dijo: "¿Cómo pueden tres hombres de pelo blanco ser la Presidencia de los Hombres Jóvenes de esta Iglesia?". Sólo le respondimos: "Porque usted nos llamó, Presidente".

Jovencitos, esperamos que estén entusiasmados con el programa "Sacerdocio Aarónico: Cumplir nuestro deber a Dios". Ha sido presentado a todo el Sacerdocio Aarónico en el mundo y tiene como fin bendecirles espiritual, física, social y mentalmente. Los requisitos son importantes y requerirán el máximo de sus esfuerzos. Podrán establecer metas personales y lograrlas con la ayuda de sus padres y extraordinarios líderes. Por toda la Iglesia se percibe un gran entusiasmo relacionado con este programa. Queremos que cada uno de ustedes cumpla los requisitos y reciba el anhelado premio "Mi deber a Dios". Hace muchos años llevé a nuestro único hijo, que era sólo un niño, en su primer viaje de campamento y pesca. El cañón era empinado y el descenso era difícil; pero la pesca era excelente. Continua leyendo

" Un Real Sacerdocio " Conferencia 177- Octubre 2007

" Un Real Sacerdocio " Conferencia 177- Octubre 2007

Presidente Thomas S. Monson

El tiempo y las circunstancias pueden cambiar, pero los atributos de un verdadero poseedor del sacerdocio de Dios permanecen constantes.

Hermanos, al mirar de un lado al otro de este edificio majestuoso, sólo puedo decir, que es una inspiración verles. Es increíble pensar que, en miles de capillas por todo el mundo, otros como ustedes —poseedores del Sacerdocio de Dios— están recibiendo este programa mediante una transmisión vía satélite. Las nacionalidades varían y los idiomas son muchos, pero nos une algo en común: Se nos ha confiado poseer el sacerdocio y actuar en el nombre de Dios. Se nos ha conferido una sagrada responsabilidad y es mucho lo que se espera de nosotros. Continua...

Los débiles y sencillos de la Iglesia -Sesión del sábado por la mañana-Conferencia octubre del 2007

Los débiles y sencillos de la Iglesia -Sesión del sábado por la mañana-Conferencia octubre del 2007

Presidente Boyd K. Packer

El Señor no estima a un miembro de la Iglesia más o menos que a cualquier otro.

Rendimos honor al presidente James E. Faust; lo extrañamos. Su amada esposa Ruth está presente esta mañana, y le expresamos nuestro amor. Damos la bienvenida a aquellos que han sido llamados a los puestos que el presidente Hinckley ha mencionado.

En nombre de todos los que hemos sido sostenidos hoy, nos comprometemos a hacer lo mejor que podamos y a ser dignos de la confianza que se ha depositado en nosotros.

Hemos sostenido a los oficiales generales de la Iglesia, en lo que es un procedimiento solemne y sagrado. Esta práctica común ocurre siempre que se llama o se releva de sus puestos a líderes o a maestros, o siempre que hay una reorganización en una estaca, barrio, quórum u organización auxiliar (véase D. y C. 124:123, 144; véase también D. y C. 20:65–67; 26:2). Es algo único de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

Siempre sabemos quién es llamado a dirigir o a enseñar y tenemos la oportunidad de sostener u oponernos a esa medida. Eso no resultó como un invento del hombre, sino que se estableció en las revelaciones: “…a ninguno le será permitido salir a predicar mi evangelio ni a edificar mi iglesia, a menos que sea ordenado por alguien que tenga autoridad, y sepa la iglesia que tiene autoridad, y que ha sido debidamente ordenado por las autoridades de la iglesia” (D. y C. 42:11; cursiva agregada). De este modo, se protege a la Iglesia de cualquier impostor que quisiese tomar control de un quórum, de un barrio, de una estaca o de la Iglesia. Seguir leyendo

Escuchar o bajar MP3

El élder Packer, nos enseña la importancia de cada una de nuestras responsabilidades en la Iglesia , haciendo énfasis  en que todo hombre o mujer que trabaja en la iglesia es igual para el Señor.

Nos explica que existe  una tendencia natural de ver a aquellos que son sostenidos en cargos de dirección y considerar que están en un nivel más alto y que tienen más valor en la Iglesia o para sus familias que un miembro común y corriente. De alguna manera pensamos que tienen más valor para el Señor que nosotros. ¡Eso simplemente no es así!

Conferencia General Octubre 2007 "ANDAR SIN IRA"

Conferencia General Octubre 2007    "ANDAR SIN IRA"

Que el Señor los bendiga y los inspire a andar sin ira.

Mis amados hermanos, dondequiera que se encuentren, ya sea aquí en el Centro de Conferencias o en la sala de una capilla allende de la mar, qué maravilloso es que podemos hablarles desde este Centro de Conferencias y que ustedes puedan oír lo que decimos en lugares remotos como en la Ciudad del Cabo, Sudáfrica.

Esta noche he decidido hablar del tema de la ira. Reconozco que esto es un poco fuera de lo común, pero pienso que es muy oportuno.

Un proverbio del Antiguo Testamento dice: “Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad” (Proverbios 16:32). Continua

EL GRAN MANDAMIENTO

EL GRAN MANDAMIENTO

Élder Joseph B. Wirthlin
Del Quórum de los Doce Apóstoles

Cuando ayudamos al más pequeño de los hijos de nuestro Padre Celestial, lo ayudamos a Él.

Hermanos y hermanas, quisiera hacer una pregunta muy importante. ¿Qué cualidad nos define mejor como miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días?

Hoy deseo hablar acerca de la respuesta a esa pregunta.

En el siglo I a. de C., los miembros de la creciente Iglesia en Corinto estaban entusiasmados con el Evangelio. Casi todos eran conversos recientes a la Iglesia; muchos habían llegado atraídos por la predicación del apóstol Pablo y de otras personas.

Sin embargo, los santos de Corinto también eran contenciosos y discutían entre ellos. Algunos se sentían superiores a los demás, y se llevaban a juicio los unos a los otros.

Cuando Pablo se enteró de eso, con un sentimiento de frustración les escribió una epístola suplicándoles que estuvieran más unidos. Les respondió muchas de las preguntas por las que habían estado discutiendo y al final de su misiva les dijo que deseaba mostrarles “un camino aún más excelente”1.

¿Recuerdan las palabras que escribió después?

“Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe”2.

El mensaje de Pablo a este nuevo grupo de santos fue simple y directo: nada de lo que hagan tendrá gran influencia si no tienen caridad. Pueden hablar en lenguas, tener el don de profecía, entender todos los misterios y poseer toda ciencia, y aun cuando tengan la fe para mover montañas, si no tienen amor, de nada les sirve3.

“La caridad es el amor puro de Cristo”4. El Salvador ejemplificó ese amor y lo enseñó aún mientras lo atormentaban aquellos que lo odiaban y lo despreciaban. Leer mas ....

http://www.lds.org/conference/talk/display/0,5232,89-3-777-10,00.html

Que se escuche nuestra voz

Que se escuche nuestra voz

ÉLDER M. RUSSELL BALLARD
Del Quórum de los Doce Apóstoles Expresemos nuestra opinión y fomentemos medios de difusión más edificantes, inspiradores y aceptables.En septiembre, las cadenas de televisión de Estados Unidos trasmiten nuevos programas y estrenos. Un amigo me dijo que este año harán su debut treinta y siete series de televisión. Al leer las reseñas periodísticas, él notó que son muy pocos los programas aptos para sus hijos. La mayoría de las comedias, de los dramas y de los "reality shows" contienen inmoralidad, violencia y una sutil burla de los valores tradicionales, así como de las familias tradicionales los límites de la tolerancia del público.  Cada año, los programas nuevos empeoran y van más allá de los límites de la tolerancia del público. Lo que proviene de Hollywood, de Internet y de gran parte de la música de hoy crea una red de decadencia que puede atrapar a nuestros hijos y poner en peligro a todos nosotros.Los líderes de la Iglesia tienen la responsabilidad de declarar su postura sobre los asuntos morales y de aconsejar a las personas y a las familias. La familia es la unidad básica de la sociedad; es la unidad básica de la eternidad; por lo tanto, cuando hay fuerzas que la amenazan, los líderes de la Iglesia deben actuar.La familia es el núcleo del plan de nuestro Padre Celestial ya que todos formamos parte de Su familia y porque la vida terrenal nos da la oportunidad de formar también la nuestra y de asumir la función de padres. Es en nuestra familia donde aprendemos el amor incondicional, el cual podemos obtener, y acercarnos más al amor de Dios. Es en la familia donde se enseñan los valores y se edifica el carácter. Nunca seremos relevados de los llamamientos de "padre" y "madre", y no hay mayordomía más importante que la responsabilidad que tenemos para con los hijos espirituales de Dios que vienen a nuestra familia.Con ese contexto sobre la importancia preeminente de la familia y ante las amenazas que enfrenta la familia de hoy, no es de sorprenderse que la Primera Presidencia y el Quórum de los Doce Apóstoles utilizaran palabras fuertes en la Proclamación al mundo sobre la familia: "Advertimos a las personas que... no cumplen con sus responsabilidades familiares, que un día deberán responder ante Dios. Aún más, advertimos que la desintegración de la familia traerá sobre el individuo, las comunidades y las naciones las calamidades predichas por los profetas antiguos y modernos"1. Uno de esos profetas fue Malaquías, que amonestó que los padres volvieran el corazón hacia los hijos, y que los hijos lo hicieran hacia los padres, no fuese que toda la tierra fuera maldecida (véase Malaquías 4:6).A esas advertencias tan antiguas como el Antiguo Testamento y tan actuales como la Proclamación, agrego mi propia voz de amonestación, específicamente con respecto a los medios de difusión y a los efectos tan negativos que pueden tener en la familia y en la vida familiar.Debido a su alcance e influencia, los medios de hoy presentan opciones amplias que denotan un gran contraste. En discrepancia con su aspecto dañino y permisivo, los medios de comunicación ofrecen mucho que es positivo y productivo. La televisión ofrece canales de historia, de descubrimiento y de educación. Aún se pueden encontrar películas, comedias y dramas que entretienen y edifican y que representan correctamente las consecuencias del bien y del mal. Internet puede ser un gran instrumento de información y comunicación, y abunda la buena música en el mundo. Entonces, nuestro mayor reto es escoger sabiamente lo que escuchamos y lo que miramos.Como dijo el profeta Lehi, por causa de Cristo y de Su expiación, somos "libres para siempre, discerniendo el bien del mal, para actuar por [nosotros] mismos, y no para que se actúe sobre [nosotros]... libres para escoger la libertad y la vida eterna... o escoger la cautividad y la muerte" (2 Nefi 2:26-27).Las elecciones que hagamos relacionadas con los medios de difusión podrían simbolizar las elecciones que hagamos en la vida. El elegir programas de televisión y películas que están de moda, que son sexualmente excitantes y de mal gusto, podrían ser la causa, si no tenemos cuidado, de que también escogiéramos lo mismo en nuestra vida.Si no hacemos buenas elecciones, los medios pueden devastar a nuestra familia y apartar a nuestros hijos del estrecho sendero del Evangelio. En la realidad virtual y percibida de las pantallas del cine y la televisión, se representan con regularidad puntos de vista y conductas destructivos para la familia como algo agradable, de moda, emocionante y normal. A menudo, los ataques más devastadores contra la familia no son directos ni de frente, ni abiertamente inmorales. La iniquidad inteligente es demasiado astuta, pues sabe que la mayoría de la gente aún profesa creer en la familia y en los valores tradicionales; más bien, los ataques son sutiles y amorales; los asuntos del bien y del mal ni siquiera se mencionan. Por todas partes se ven la inmoralidad y las insinuaciones sexuales, por lo que algunos piensan que si todos lo hacen, debe estar bien. Ese mal pernicioso no está en la calle, está entrando en nuestro hogar, directamente al corazón de nuestra familia.Para ser fuertes y felices, las familias deben nutrirse con las verdades mencionadas en el decimotercer Artículo de Fe, creyendo en "ser honrados, verídicos, castos, benevolentes, virtuosos y en hacer el bien a todos los hombres". Felizmente, hay muchos hombres y mujeres de todas las culturas y religiones que también aspiran a lo "virtuoso, o bello, o de buena reputación, o digno de alabanza".Pero vivimos en esos "tiempos peligrosos", sobre los cuales el apóstol Pablo se refirió cuando nos amonestó que habría "hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural... calumniadores... aborrecedores de lo bueno... impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios" (2 Timoteo 3:1-4).Hombres y mujeres conspiradores que buscan ganancia en lugar del bien, "[incitan] a la gente" a cometer "toda clase de... maldades" (véase Alma 11:20), evitando que se usen los medios de comunicación para fines nobles.La nueva moralidad que se predica desde el púlpito de los medios no es más que la vieja inmoralidad. Ataca a la religión, debilita a la familia, convierte la virtud en vicio y el vicio en virtud, arremete los sentidos y quebranta al alma con mensajes e imágenes que no son virtuosos, ni bellos, ni de buena reputación ni dignos de alabanza.Ha llegado el momento en que los miembros de la Iglesia deben expresar su opinión y unirse a tantas personas preocupadas para oponerse a la influencia ofensiva, destructiva y agresivamente mezquina de los medios de comunicación que azota la tierra.Según la Fundación Kaiser Family, el porcentaje de los programas de televisión durante las horas de mayor audiencia que tienen un contenido sexual se elevó del sesenta y siete por ciento en 1998 y al setenta y cinco por ciento en 20002. Los medios tienen numerosos efectos negativos con ese tipo de programas; fomentan una actitud insensible hacia las mujeres, que a menudo se representan como objetos de maltrato y no como a preciosas hijas de Dios, que son esenciales para Su eterno plan. Denigran y ridiculizan los antiguos valores tan preciados de la abstinencia de relaciones íntimas antes del matrimonio y de la fidelidad total entre marido y mujer después del matrimonio. La conducta anormal que exhiben las supuestas "estrellas" confunde y engaña a los niños y jóvenes que las admiran y que quieren emularlas. En la confusión moral creada por los medios de comunicación, se dejan de lado los valores eternos.Además, vemos un rápido aumento de pornografía cibernética, la cual crea una adicción sexual con el uso de Internet. Al mirar esa pornografía y al participar en las peligrosas charlas en línea, algunos quedan tan adictos que abandonan sus convenios matrimoniales y obligaciones familiares y, a menudo, arriesgan hasta su empleo. Muchos andan al margen de la ley y otros desarrollan una tolerancia a su conducta pervertida y se arriesgan más a fin de alimentar su adicción inmoral. Los matrimonios y las relaciones se derrumban y, a menudo, los adictos pierden todo lo que es de valor real y eterno.Según un observador social: "La televisión... ha reemplazado a la familia, a la escuela y a la iglesia, en ese orden, como principal instrumento de socialización y de transmisión de valores... La codicia, el libertinaje, la violencia, la satisfacción sin límites del placer personal, la ausencia de restricciones morales... es el plato diario, servido seductoramente a nuestros hijos"3.Debemos estar preocupados por la letra violenta y sexual de gran parte de la música popular de hoy y por el relativamente "arte" nuevo del video musical. Según los observadores de la industria, el cuarenta por ciento de la audiencia de esos videos tiene menos de dieciocho años4. Un estudio indica que aproximadamente tres cuartas partes de los videos musicales que tienen un argumento utilizan imágenes sexuales, y casi la mitad usa la violencia5. Las modas creadas a su imagen están sumamente alejadas de lo "virtuoso, o bello, o de buena reputación, o digno de alabanza". Ciertamente en nuestros días los hombres llaman "a lo malo... bueno, y a lo bueno malo" (Isaías 5:20).Permítanme decir de nuevo que la familia es el blanco principal del ataque del adversario y, por lo tanto, debe ser el punto principal de nuestra protección y defensa. Como lo he mencionado antes, cuando uno se detiene a pensar desde el punto de vista táctico del diablo, tiene sentido luchar contra la familia. Cuando Satanás quiere perturbar la obra del Señor, no envenena la provisión de crema de maní del mundo, doblegando así a todo el sistema misional de la Iglesia, ni envía una plaga de laringitis al Coro del Tabernáculo Mormón, ni promulga leyes que prohíban la gelatina ni los guisos. Cuando Satanás realmente quiere arremeter y perturbar la esencia de la obra de Dios, ataca a la familia y lo hace intentando no tener en cuenta la ley de castidad, confundiendo la identidad sexual y desensibilizando la violencia, además de hacer común el lenguaje vulgar y blasfemo, y que la conducta inmoral y anormal parezca la norma y no la excepción.Tenemos que recordar la declaración de Edmund Burke: "Lo único que se requiere para que triunfe la maldad es que las buenas personas no hagan nada"6. Debemos elevar la voz conjuntamente con otros ciudadanos preocupados de todo el mundo y oponernos a las tendencias actuales. Debemos decir a los patrocinadores de los programas ofensivos que ya es suficiente. Debemos apoyar los programas y los productos que son positivos y edificantes. Si nos unimos a nuestros vecinos y amigos que comparten nuestra preocupación, podremos enviar un mensaje claro a los responsables. Se pueden encontrar las direcciones de las empresas y de sus filiales locales en los sitios web en Internet. Las cartas y los correos electrónicos tienen más poder de lo que suponen muchas personas, en especial cartas como la de una hermana de la Sociedad de Socorro que decía: "Yo represento a un grupo de más de cien mujeres que se reúnen cada semana y a menudo hablan del daño que su programa está causando a nuestros hijos".Claro está que la forma más básica de protestar contra el impacto negativo de los medios de comunicación es simplemente no verlos, ni leerlos, ni pasarlos. Debemos enseñar a los miembros de nuestra familia a seguir el consejo de la Primera Presidencia a los jóvenes. En el cuadernillo "Para la Fortaleza de la Juventud" queda muy clara la instrucción respecto al entretenimiento y los medios:"No asistas a ningún entretenimiento que sea vulgar, inmoral, violento ni pornográfico, ni lo mires ni participes en él de ninguna forma. No participes en entretenimiento que represente en cualquier forma la inmoralidad o el comportamiento violento como algo aceptable..."Ten el valor de salir del cine o de una fiesta donde se muestren videos, de apagar la computadora o la televisión, de cambiar la estación de radio o de dejar de lado una revista si lo que se esté presentando no reúne las normas de tu Padre Celestial. Hazlo incluso si otros no lo hacen"7. Hermanos y hermanas, no permitan que otros los controlen; niéguense a ser manipulados; rehúsen apoyar programas que violen los valores familiares tradicionales. Quizás al comienzo seamos una voz pequeña; sin embargo, expresemos nuestra opinión y fomentemos medios de difusión más edificantes, inspiradores y aceptables.Además de expresar nuestra opinión, permítanme concluir con siete cosas que todo padre puede hacer para disminuir el efecto negativo de los medios de comunicación en nuestras familias:1. Debemos tener consejos familiares y elegir nuestras normas relacionadas con los medios de difusión.2. Debemos pasar suficiente tiempo de calidad con los hijos para que nosotros, y no los medios de comunicación ni los amigos, seamos constantemente la influencia principal en su vida.3. Debemos personalmente hacer buenas elecciones en cuanto a los medios de difusión y dar un buen ejemplo a nuestros hijos.4. Debemos limitar cada día la cantidad de tiempo que nuestros hijos ven la televisión, juegan videojuegos o usan Internet. La realidad virtual no debe convertirse en su realidad.5. Debemos usar filtros para Internet y para la televisión para evitar que nuestros hijos vean por casualidad lo que no deben ver.6. Debemos tener la televisión y la computadora en un cuarto de uso común en el hogar, no en un dormitorio o un cuarto privado.7. Debemos dedicar tiempo para ver programas apropiados con nuestros hijos y analizar con ellos cómo hacer elecciones que les edifiquen y eleven en lugar de degradarlos y destruirlos.Que Dios nos bendiga con el valor y la sabiduría de hacer todo lo que cada uno de nosotros pueda para ayudar a alejar a los medios de difusión de la oscuridad y orientarlos hacia la verdad y la luz. Y que Dios bendiga a nuestras familias para que sean fuertes y leales a los principios del Evangelio, ruego humildemente en el nombre de Jesucristo. Amén.

En las llanuras de Judea

En las llanuras de Judea

Por el élder Bruce R. McConkie

Del Consejo de los Doce


 

Pedro dijo: "Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministra, ministre conforme al poder que Dios da" (1 Pedro 4:11) y esto significa que los hombres de buena voluntad deben ser guiado por Dios, por el poder del Espíritu Santo. Esto es lo que deseo en este momento.

Esta mañana escuchamos a nuestro Presidente, al oráculo presidente del reino de Dios en la tierra, decir; "Alabanzas cantaremos al Altísimo, en Belén ha nacido hoy el Redentor". Allí recibimos testimonio seguro que a la tierra vino, mi alma a salvar. El es portavoz del El Hijo de Dios, Ser supremo y puro, de la voluntad y el deseo del Señor dada de pecado y muerte, y eterno pesar a los Santos de los Últimos Días y al mundo entero. No se me ocurre nada que pueda ser más importante en este tiempo, que seguir ese modelo y hablar como el presidente Lee habla, vivir como él vive, a menos, que tengamos la dicha de asociarme eternamente con la clase de personas con las que él se asociará.

He consultado con el Señor sobre lo que debería decir; le he hecho algunas sugerencias con respecto a lo que creía apropiado, dependiendo siempre, por supuesto, de su aprobación. Y si ahora puede mi lengua desatarse con fácil expresión y vosotros escuchar con oído atento, todos nos beneficiaríamos al procurar adorar al Señor en espíritu y en verdad.

He escrito un pequeño poema que titulé, "En las llanuras de Judea", y me gustaría leeros:

Me detuve, de Judea en las llanuras, Y celestes sones y melodías escuché.

Allí un ángel me anunció de las alturas, Que un Niño del linaje de David iba a nacer.

Sobre los pastores que en la noche vigilaban,

Una luz brillante y gloriosa apareció, Y desde los cielos coros santos cantaron.

La salvación está en Cristo. El es nuestro Salvador y Redentor; El vino al mundo a redimir a la humanidad de la muerte temporal y espiritual causada por la caída de Adán, y nos dio un plan, un sistema de salvación que se llama evangelio de Jesucristo. Este plan es para que todas las personas, en todas partes que tengan fe en Cristo, se arrepientan de sus pecados y hagan convenio en las aguas del bautismo de guardar los mandamientos, y servir a Dios con todo su corazón, poder, mente y fuerza; puedan, a continuación, recibir el don del Espíritu Santo y gocen de su compañía, a fin de poder vivir, de ahí en adelante, en rectitud y devoción todos sus días, con la seguridad y la promesa de que haciéndolo, lograrán paz en esta vida y eterna gloria en la vida venidera.

Ahora bien, nosotros somos los agentes y representantes del Señor; El nos ha dado la plenitud de su evangelio eterno, los cielos se han abierto en nuestra época y la voz de Dios se oye nuevamente; han bajado ángeles directamente de su presencia. Se le han dado otra vez al hombre mortal las llaves y el poder, la autoridad y el sacerdocio, y una vez más tenemos todas las leyes y prerrogativas y poseemos todos los poderes necesarios para salvar y exaltar al alma humana. En este reino, en esta Iglesia, tenemos las llaves del reino de Dios, las llaves para la salvación de todos los hombres, en todas partes.

Y El nos ha dado el mismo cometido que dio a aquellos que en los días antiguos tuvieron los mismos poderes, o sea el cometido de llevar su palabra a todo el mundo y poner la salvación a disposición de todos sus hijos en todas partes. Ahora bien, esto nos coloca en la obligación de aprender cómo llevar a cabo esta tarea de incomparable y trascendental magnitud. . . ¿Cómo vamos a proclamar las verdades de la salvación entre nuestro propio pueblo y llevar al mundo el mensaje de la restauración?

Tenemos aquí algunos principios eternos y lo que hagamos en nuestros días no solamente es lo mismo en principios sino que es exacta y precisamente lo que hicieron los profetas y hombres justos de épocas pasadas.

En los primeros tiempos de esta dispensación el Señor dijo que: "... los élderes, presbíteros y maestros de esta iglesia enseñarán los principios de mi evangelio que se encuentra en la Biblia y el Libro de Mormón, que contiene la plenitud de mi evangelio" (D. y C. 42:12). Y en otra ocasión dijo que nos había enviado "para testificar y amonestar al pueblo" (D. y C. 88:81).

Por una parte tenemos la responsabilidad de enseñar la doctrina del evangelio, y por otra la de testificar por conocimiento personal de que sabemos que las cosas que proclamamos son verdaderas; pienso que estos dos cometidos están perfectamente ilustrados en el ministerio de los hijos de Mosíah. El registro nos dice que éstos "eran hombres de sana inteligencia" que "habían escudriñado diligentemente las escrituras para poder conocer las palabras de Dios. . . No sólo eso; habían orado y ayunado mucho; por tanto, tenían el espíritu de profecía y el de revelación, y cuando enseñaban, lo hacían con poder y autoridad de Dios" (Alma 17:23).

Esto nos indica dos cosas:

En primer lugar, es un requisito que conozcamos las doctrinas de la Iglesia y estamos obligados a hacerlo; debemos atesorar las palabras de vida eterna; debemos razonar tan inteligentemente como nuestra capacidad nos lo permita; debemos hacer uso de cada una de las facultades y aptitudes con que se nos ha investido para proclamar el mensaje de salvación y hacerlo comprensible para nosotros mismos y para los demás hijos de nuestro Padre Celestial. Pero además, después de haber cumplido con todo esto e incluso en el proceso de cumplirlo, tenemos la obligación de dar testimonio —de hacer saber al mundo y a nuestros compañeros en la Iglesia— que en nuestro corazón y por revelación del Espíritu Santo a nuestra alma, conocemos la verdad y la divinidad de la obra y la doctrina que enseñamos.

Ahora permitidme tomar de los registros antiguos una clásica ilustración de cómo se logra esto. Pedro y sus compañeros tenían la misma obligación, en su época, que nosotros tenemos en la nuestra: llevar el mensaje de salvación hasta los cabos de la tierra.

Supongo que él leería y enseñaría las revelaciones que hicieron Isaías y los otros profetas sobre Cristo y su evangelio; razonó con la gente sobre ellas siguiendo el divino consejo, "Venid pues, dice Jehová, y arguyamos juntos... ; obedeció el decreto divino, presentad vuestras pruebas. . " (Isaías 41:21).

Pero también hizo algo más: después de haber enseñado la doctrina y haber razonado con la gente, dio su testimonio personal de la verdad y divinidad de lo que había presentado; y el Señor lo preparó para hacerlo dándole la oportunidad de pasar por experiencias espirituales, y dejando que el poder del Espíritu Santo descansara sobre él.

Recordaréis, por ejemplo, que Pedro y algunos otros de los Doce junto con un grupo de santos, se encontraban en un cuarto cuando el Señor Jesús se les apareció. Todos los que allí se encontraban reunidos se quedaron asombrados y espantados. El Señor les dijo: "¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos pensamientos? Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad y ved porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo." (Lucas 24:38-39) Entonces ellos extendieron las manos y lo tocaron, y palparon las heridas que marcaban su cuerpo. Y El pidió carne y la comió delante de ellos.

Pero Tomás no se encontraba entre ellos y no pudo creer el testimonio de sus compañeros; ocho días más tarde, el Señor hizo otra aparición, esta vez ante todo el grupo, y le dijo: "Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente." Y Tomás exclamó: "¡Señor mío, y Dios mío!" (Ver Juan 20:24-28).

Todo esto fue hecho para mostrar que Jesús había salido de la tumba con su cuerpo tangible; en esta forma el Señor les dio a Pedro y sus compañeros un testimonio de la veracidad y divinidad de su gloriosa resurrección. El se había levantado de los muertos porque era el Hijo de Dios; y si El era el Hijo de Dios, el evangelio de salvación que ellos proclamaban era verdadero. . . Por lo tanto, tenían la responsabilidad de convencer a los hombres de que El se había levantado de los muertos. Ahora bien, como ya lo mencioné, habrían de tratar de hacerlo citando a Isaías o razonando sobre las revelaciones, y así lo hicieron. Pero después tuvieron que ofrecer su testimonió personal; y ahora deseo leer una muestra de tal testimonio, ofrecido por Pedro, cuando dijo ante un grupo de gentiles:

"Dios envió mensajes a los hijos de Israel, anunciando el evangelio de la paz por medio de Jesucristo; éste es Señor de todos. . .

"Vosotros sabéis lo que se divulgó por toda Judea, comenzando desde Galilea, después del bautismo que predicó Juan:

"Cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo, bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.

"Y nosotros somos testigos de todas las cosas que Jesús hizo en la tierra de Judea y en Jerusalén; a quien mataron colgándole en un madero.

"A éste levantó Dios al tercer día, e hizo que se manifestase;

"No a todo el pueblo, sino a los testigos que Dios había ordenado de antemano, a nosotros que comimos y bebimos con él después que resucitó de los muertos."Y nos mandó que predicásemos al pueblo, y testificásemos que él es el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos. . . " (Hechos 10:36-42).

Y a continuación, da esta categórica declaración: "De éste dan testimonio todos los profetas, que todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre." (Hechos 10:43)

Permitidme leer otro testimonio más que ofreció Pedro:

"Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad.

"Pues cuando él recibió de Dios Padre honra y gloria, le fue enviada de la magnífica gloria una voz que decía. Este es mi Hijo amado, en el cual tengo complacencia.

"Y nosotros oímos esta voz enviada del cielo, cuando estábamos con él en el monte santo." (2 Pedro 1:16-18).

No quiero disminuir en lo más mínimo la obligación del evangelio, de escudriñar las revelaciones, de aprender a razonar y analizar, a presentar el mensaje de salvación entre nosotros mismos y al mundo, con todo el poder y la habilidad que tengamos; pero todo eso, por sí mismo no es suficiente. Cuando hayamos cumplido con todo, tenemos que obrar de acuerdo con el mandamiento que el Señor nos dio en nuestros días.

“. . .sois mis testigos, dice Jehová, que yo soy Dios" (Isa. 43:12).

Tenemos que poner un sello divino de aprobación sobre la doctrina que enseñamos, y ese sello es el del testimonio, el sello de un conocimiento personal recibido por medio del Espíritu Santo.

Pedro pudo, haber razonado y discutido mucho, después de lo cual la gente podría argüir y decirle, "usted no entiende las Escrituras; sus interpretaciones son erróneas. Tal o cual cosa está equivocada." Pero no es posible argüir con un testimonio: así, es que después de haber razonado, sí Pedro les dijera, como debe de haberlo hecho en esencia muchas veces, "Estando yo en un cuarto, el Señor vino atravesando las paredes y apareció ante nosotros, Lo reconocí, Era la misma persona con quien yo había trabajado y viajado durante tres años y medio: la persona que vivió en mi casa, en Capernaum. Toqué las marcas de los clavos en sus manos y pies; metí la mano en su costado; lo contemplé mientras comía y bebía delante de nosotros. Yo sé que El es el Hijo de Dios porque el Santo Espíritu de Dios ha dado este testimonio a mi alma." Pero habiéndoles dicho esto, ya no habría quedado nada por discutir. No es posible argüir con esa clase de presentación. Es posible decir, como Festo le dijo a Pablo: "Estás loco, Pablo; las muchas letras te vuelven loco" (Hechos 26:24), pero en el análisis final lo único que, puede hacerse es aceptar o rechazar el testimonio recibido. O es verdadero o es falso; no hay términos medios.

Os preguntaréis cómo podéis probar y establecer que el Padre y el Hijo aparecieron a José Smith; que en nuestros días aparecen ángeles, que ha habido una restauración del evangelio y que todas las cosas que preguntamos al mundo son verdaderas, Tenéis que razonar con las revelaciones y esto nos presenta problemas. Tenemos la verdad. El Señor es el autor del sistema que hemos recibido. Pero después de haber razonado y analizado, tenéis que presentaros como un testigo personal que sabe lo que está diciendo; tenéis que hacer lo mismo que hicieron los hijos de Mosíah, hablar y enseñar por el espíritu de profetas y de revelación; y el resultado es que cuando habláis, lo hacéis con autoridad. Esta es la gran diferencia que nos separa del mundo, y gracias sean dadas a Dios porque tenemos este conocimiento. Hemos recibido la revelación, y estamos en condición de hablar con autoridad.

Y eso es lo que me propongo hacer en esta ocasión con todas las fuerzas de mi alma, porque soy uno entre las numerosas huestes de Israel de los últimos días, que tiene este conocimiento. Conozco personalmente la verdad y la divinidad de esta obra y de la doctrina que enseño.

Empecé este discurso con el poema "En las llanuras de Judea".

Permitidme terminarlo con otro: "¡Cristo vive!"

A comer nos sentamos, llenos de dolor,

Pues hombres perversos asesinaron al Señor.

En la cruz de muerte lo habíamos visto

Y vimos su cuerpo en la tumba tendido.

Mas en medio de nosotros volvió El a pararse.

¡Cristo vive! ¡Vive! ¡Es el mismo de antes!

Comió y bebió. Su cuerpo de carne tocamos.

Y a sus pies reverentes nos arrodillamos.

A Tomás le dijo con su voz serena:

"Toca mis manos, las mismas son éstas

Que en la cruz clavaron, cuando allí sufrí

Aflicción y muerte, por el mundo, por ti"

A mí, en solemne tono su voz me habló:

"Tócame y ve que de carne y hueso soy"

"¡Ante El inclinaos!", mi alma gritó "

¡Aclamad al Salvador, nuestro Señor y Dios!"

Y de esto testifico, seria y solemnemente, con pleno conocimiento de lo que digo, en el nombre del Señor Jesucristo. Amén

El Señor Dios de la Restauracion

El Señor Dios de la Restauracion

Elder Bruce R. McConkie

del Consejo de los Doce


Somos los siervos del Señor, y Él nos ha mandado que comuniquemos un mensaje al mundo. Es un mensaje que tiene para la gente hoy día, y nos lo ha revelado a nosotros. Se nos manda que salgamos, en su nombre y por su poder, y expliquemos a todas las personas lo que les depara el futuro y lo que el Señor quiere que ellas hagan al respecto.

La paz ha sido quitada de la tierra. Esta es una época de guerras y rumores de guerras (véase D. y C. 45:26) y en breve las plagas, las pestes y la desolación barrerán la tierra.

Vivimos en un tiempo de angustia y perplejidad; las naciones se sienten inquietas, y todo se halla en conmoción. El corazón de los habitantes de la tierra desmaya a causa del temor, y el día grande y terrible del Señor esta cerca, aun a las puertas (véase D. y C. 45:26; 110:16).

Vivimos en una época de maldad e impiedad. Las personas son por lo general carnales, sensuales y diabólicas, se han olvidado de Dios y están deleitándose en las lascivias de la carne. El crimen, la inmoralidad, los abortos y las abominaciones homosexuales rápidamente están convirtiéndose en el estilo de vida entre los malvados y los impíos. Pronto el mundo se verá en un estado de corrupción igual al que existía en la época de Noé.

Si queremos escapar de los peligros que nos esperan, si queremos permanecer en el día de la venida del Señor, si queremos lograr la paz en esta vida y ser herederos de la vida eterna en el mundo venidero, debemos recibir el mensaje que ha sido enviado de lo alto y obedecer los consejos que contiene.

Ese mensaje que es nuestro mensaje al mundo es el de la restauración; es la declaración de que los cielos se han abierto, que la voz de Dios de nuevo se oye; es la proclamación de paz por medio de la obediencia a las leyes y ordenanzas del santo evangelio; es la alegre nueva de que otra vez hay administradores autorizados que poseen las llaves del reino y tienen el poder para ligar en la tierra y sellar en el cielo (véase D. y C. 27:13).

La única manera en que las personas pueden escapar de la abominación desoladora que se derramara sobre los inicuos en los últimos días es que se arrepientan y vivan de acuerdo con el evangelio (véase D. y C. 84:117), que es el mensaje de paz y salvación para todos; se nos ha mandado que proclamemos sus verdades salvadoras a todos los habitantes de la tierra. Por lo tanto, ahora proclamamos que el gran Dios que se sienta en su trono en los cielos ha restaurado en esta época nuestra la plenitud de Su evangelio sempiterno; nuevamente ha dado a los hombres toda doctrina, verdad y principio, todo derecho, poder y hace, todo lo que sea necesario para salvar y exaltar a Sus hijos en la gloria mas alta.

Una vez mas hemos recibido las mismas alegres nuevas que iluminaron la mente y vivificaron el alma de hombres fieles en épocas de antaño. El Señor Jehová, por medio de su propia voz, por el ministerio de ángeles enviados de su presencia y por el don del Espíritu Santo, ha dado nuevamente ese plan y sistema que salvo a Adán, a Enoc, a Abraham y a Moisés, y a todos los santos de la antigüedad. Nuestra divina comisión -el mandamiento que hemos recibido de Aquel cuyos siervos somos- nos manda que enseñemos las doctrinas de salvación y que testifiquemos de su veracidad eterna. Así que hoy, con toda solemnidad enseñamos y testificamos esas maravillosas verdades que han llegado a nosotros.

La religión verdadera se halla únicamente donde los hombres adoran al Dios verdadero y viviente. De la adoración de dioses falsos siempre resulta una religión falsa. La vida eterna misma, que es el mayor de todos los dones de Dios, solamente esta al alcance de aquellos que conocen a Dios y a Jesucristo, al cual El ha enviado (véase D. y C. 6:13; Juan 17:3).

En este mundo moderno esta de moda la adoración de dioses falsos de toda clase. Hay quienes se postran ante ídolos de madera y de piedra, y otros que murmuran sus suplicas a efigies e imágenes. Hay quienes adoran reses y cocodrilos, y otros que proclaman a Adán, a Ala o a Buda como su ser supremo. Hay quienes dan el nombre de Dios a alguna entidad de espíritu que es inmaterial, increada e incógnita, que llena la inmensidad del espacio y esta presente en todas partes y en ningún lugar en particular.

Y aun hay aquellos que apoyan la teoría casi increíble de que Dios es un alumno eterno matriculado en la Universidad del Universo, donde diligentemente se ocupa en aprender nuevas verdades y acumular conocimientos nuevos y extraños.

Resulta despreciable casi una blasfemia degradar al Señor Dios Omnipotente diciendo que es un ídolo, una imagen o una entidad de espíritu, o que siempre esta aprendiendo sin poder llegar al conocimiento de toda la verdad (véase 2 Timoteo 3:7).

El primer principio de la religión revelada es conocer la naturaleza de Dios y la clase de ser que El es. En cuanto a nosotros: "sabemos [y testificamos] que hay un Dios en el cielo, infinito y eterno, de eternidad en eternidad el mismo Dios inmutable, el organizador de los cielos y de la tierra, y todo cuanto en ellos hay" (D. y C. 20:17).

Este gran Dios, el Señor Omnipotente, es un personaje con cuerpo "de carne y huesos, tangible como el del hombre" (D. y C. 130:22). Es omnipotente, omnisciente y omnipresente. El tiene todo poder, sabe todas las cosas y, por el poder de su Espíritu, esta en y por en medio de todas las cosas.

Sabemos y testificamos que "creo al hombre, varón y hembra, según su propia imagen, y a su propia semejanza el los creo" (D. y C. 20:18).

Todos somos hijos espirituales del Padre Eterno; somos progenie de padres celestiales y vivimos y moramos en las mansiones de gloria antes que fueran colocados los fundamentos de este mundo.

Nuestro Padre Eterno ordeno y estableció esas leyes cuyo conjunto se llama el evangelio de Dios que nos permiten avanzar, progresar y llegar a ser como El.

Sabemos y testificamos que cuando coloco a los hombres sobre la tierra, El "les dio mandamientos de que lo amaran y lo sirvieran a él, el único Dios verdadero y viviente, y que el fuese el único ser a quien debían adorar" (D. y C. 20:19).

Sabemos y testificamos que el eminente Miguel (o sea, Adán) cayo para que pudiera existir el hombre terrenal y que "el Dios Omnipotente dio a su Hijo Unigénito" (D. y C. 20:21) para rescatar a los hombres de la muerte temporal y espiritual traída al mundo por esa caída.

Sabemos y testificamos que Cristo "fue crucificado, murió y resucito al tercer día;" que "ascendió al cielo, para sentarse a la diestra del Padre, para reinar con omnipotente poder de acuerdo con la voluntad del Padre; a fin de que fueran salvos cuantos creyeran y se bautizaran en su santo nombre, y perseveraran con fe hasta el fin" (D. y C. 20:23-25).

Sabemos y testificamos que la salvación esta en Cristo, que la recibimos por motivo de su bondad y su gracia, y que El es nuestro abogado para con el Padre.

Testificamos que es el único mediador entre el hombre y Dios, que por medio de su sacrificio expiatorio el hombre caído puede ser reconciliado con Dios; y que "quito la muerte y saco a luz la vida v la inmortalidad por el evangelio" (2 Timoteo 1:10).

Adoramos al Padre en el nombre del Hijo por el poder del Espíritu Santo, e invitamos a las personas de todas partes a que vengan y se unan a nosotros. No hay salvación en la adoración de dioses falsos; no hay salvación en la religión falsa; no hay salvación en el error, sea en la forma que sea.

El hombre por si solo no puede salvarse; ninguno puede levantar de la tumba su materia reducida a polvo y hacer que viva de nuevo en gloria inmortal; ninguno puede crear una gloria celestial, cuyos habitantes moren en esplendor eterno para siempre.

Todos los ídolos, efigies e imágenes combinadas, desde el principio del mundo hasta el fin del tiempo, jamas tendrán el poder para limpiar y perfeccionar a una sola alma humana. Ni Adán, ni Ala, ni Buda, ni persona alguna, real o imaginaria, podrán traer la salvación al hombre caído.

Una nada espiritual, desconocida, increada, inmaterial, jamás ha podido ni podrá revestir a los hombres con los dones del Espíritu, ni asegurarles un hogar celestial eterno.

Y ciertamente un dios estudiante, con poderes finitos, que apenas estuviera experimentando en los laboratorios eternos, no seria un ser en quien yo por lo menos, me sentiría inclinado a depositar confianza alguna.

La verdad acerca de Dios, la verdad acerca de la religión, la verdad acerca de la salvación, todas estas solo se pueden conocer por medio de la revelación.

En nuestra época el hombre jamás hallara paz, seguridad ni salvación en el mundo; las guerras, las plagas y la desolación continuaran cubriendo la tierra como un diluvio. El crimen y la maldad aumentaran, la iniquidad abundara, el amor entre la gente se enfriara (véase Mateo 24:12). No hay porque suponer que llegara el día en el que los hombres inicien solos, sin la ayuda divina, una época de rectitud en la tierra.

Pero aquellos que se vuelvan a Cristo, que crean en su evangelio, acepten su Iglesia, vivan de acuerdo con sus leyes, y, por este medio, adoren al Padre en su santo nombre, hallaran paz, seguridad y salvación. En el mundo, los seres humanos encontraran aflicción; en Cristo hallaran la paz (véase Juan 16:33).

De modo que afirmamos que somos los siervos del Señor, que El se nos ha revelado por el poder del Espíritu Santo; sabemos a quien adoramos. Tenemos el glorioso privilegio de hablar de El y de sus enseñanzas, y hablamos con autoridad y no como los escribas. Sabemos, por las revelaciones que el Espíritu Santo ha dado a nuestra alma, que Dios es nuestro Padre, que Jesucristo es el Señor de todo, y que La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es el reino de Dios sobre la tierra y se ha colocado como una luz sobre el monte para proclamar la verdad acerca de Dios a un mundo caído.

Cuando hablamos por el poder del Espíritu Santo, nuestras palabras son Escritura, y son como la voz, el propósito y la voluntad de Aquel que nos ha enviado.

Nuestro testimonio es que el Dios Omnipotente es nuestro Padre Eterno que vive en reinos celestiales, que el Señor Jesucristo es su Hijo en el sentido verdadero y literal de la palabra, que el Santo Mesías vino al mundo para morir sobre la cruz por los pecados de la humanidad; y que el Espíritu Santo, un personaje de espíritu, un varón de espíritu, es su ministro y testigo, cuyas revelaciones, dones y gracias están disponibles para los fieles en toda nación y entre todo pueblo.

Y ahora os decimos, como se nos ha mandado:

"Temed a Dios y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que ha hecho el cielo, la tierra, el mar y las fuentes de las aguas" (D. y C. 133:38-39).

Venid y adorad al Señor en la belleza de la santidad; venid y adorad al Señor, al Omnipotente, al Rey de la Creación. Venid a Cristo, creed y obedeced su ley, porque ninguno viene al Padre sino por El o por Su palabra. Venid y regocijaos en las revelaciones del Señor a José Smith y a los profetas de los últimos días, porque ellos son los reveladores de Cristo y los testigos de Dios en estos días postreros.

Volveos al Señor, nuestro Dios, arrepentíos de todos vuestros pecados, abandonad las falsas doctrinas; apartaos de los dioses falsos, y buscad la verdad. No seáis engañados por doctrinas de hombres ni de demonios. Allegaos a la verdad y sed creyentes como en el caso de aquellos de los tiempos antiguos, para quienes se abrieron los cielos e hicieron "firmes su vocación y elección" en los días de su probación terrenal (véase 2 Pedro 1:10).

Oh, Dios, nuestro Padre, te pedimos que mires a tus hijos en todas partes con amor y misericordia, que les concedas arrepentimiento y los lleves por tu santo camino para que logren la paz en esta vida y la vida eterna en el mundo venidero. En el nombre del Señor Jesucristo. Amen.