MATRIMONIO Y DIVORCIO
Presidente SPENCER W. KIMBALL Universidad Brigham Young 7 de Septiembre, 1976
MIS AMADOS HERMANOS Y HERMANAS:
Esta es una situación sobrecogedora. Nací en Lago Salado, pero crecí en Thatcher, Arizona, en un lugar grande e importante del cual pocos saben. Muchas cosas ocurrieron en ese pequeño pueblito. Tuvimos las experiencias normales y usuales. Celebrábamos el cuatro de julio, teníamos competencias, actividades del colegio y todas las cosas que puede tener un pueblito de esa medida.
Era una vida gloriosa. Muchos maravillosos jóvenes eran mis compañeros o Siempre estuve orgulloso del pueblo y estaba contento de vivir allí. Por algo de cuarenta años fue mi hogar y entonces lo cambié por la ciudad de Lago Salado.
Es un real placer estar con Uds. hoy. Vengo humildemente ante Uds. para decirles algunas palabras. No les voy a dar ningún sermón espectacular, pero espero llamar vuestra atención a algunas de las cosas que nos perturban, algunos de los problemas que encaramos. No me disculpo, por lo tanto, por discutir el tema que he venido a discutir. No he venido, para entretenerles, sino que estoy aquí con una misión muy seria. Deseo hablarles de asuntos que ciento son de extrema importancia para Uds., para la gente, para el mundo y para la Iglesia.
La persona que entretiene a la gente les da lo que desean, el líder verdadero entrega a la gente lo que estos necesitan. Como Pablo, soy presionado por el Espíritu para advertirles, exhortarles y fortalecerles. Que pueda tener las bendiciones de Nuestro Padre Celestial para así hablarles.
Me doy cuenta que muchos de Uds. son casados, algunos están considerando el matrimonio y es probable que se casen los próximos años.
En otros discursos que he dado a este cuerpo estudiantil en ocasiones previas, he advertido a la juventud de Sión en contra de los pecados y vicios que tanto prevalecen en nuestra sociedad, aquellos de la impureza sexual y todos sus horribles enfoques. He hablado de la falta de modestia en los vestidos y acciones como de un proceso de ablandamiento por parte de Lucífero Aquí deseo expresar aprecio a todos aquellos que han respondido cuidadosamente a esas exhortaciones y readvierto a aquellos que las han ignorado.
Hablé claramente, advirtiendo a la juventud de las trampas que hay en acariciarse y de todas las otras perversiones en que los jóvenes y señoritas caen algunas veces o Intenté, también dar esperanza a aquellos que puedan haber traspasado los límites de la propiedad y les delinié el camino del arrepentimiento total que les traerá al perdón.
He advertido a la juventud en contra de los riesgos que hay en un matrimonio entre personas de distinta religión, y con todo el poder que poseo advertí a los jóvenes a evitar las tristezas y desilusiones que viene de casarse fuera de la Iglesia y las situaciones infelices que casi invariablemente resultan cuando un creyente se une a un no creyente.
Destaqué las exigencias que hay en los lazos espirituales que se estrechan después del matrimonio y cuando llegan los hijos, los antagonismos que naturalmente siguen a tal mal emparejamiento, el hecho de que esta y muchas otras razones arguyen elocuentemente por el matrimonio entre miembros dentro de la Iglesia, donde el esposo y la esposa tienen un fondo común, ideales y normas comunes, objetivos, esperanzas y creencias. Y sobre todo donde el matrimonio pueda ser eternalizado por medio de una entrada correcta al santo templo.
Hoy día, es mi esperanza seguir con una discusión de la vida familiar. Este no es un tópico nuevo ni espectacular, sino que vital. El matrimonio es relevante en cada vida y la vida familiar es la base de nuestra existencia.
El horrible dragón del divorcio ha entrado en nuestra vida social. Poco conocido para nuestros abuelos y ni siquiera común entre nuestros padres, este cáncer ha llegado a ser tan común en nuestra época que casi todas las familias han sido maldecidas por sus maquinaciones destructivas. DESCARGAR DISCURSO COMPLETO
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