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LA VERDAD RESTAURADA

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LAS BENDICIONES DE LOS CONSEJOS ELDER M.BALLARD

LAS BENDICIONES DE LOS CONSEJOS ELDER M.BALLARD

Hace unos años, cuando prestaba servicio como obispo, una familia de nuestro barrio pasó por una crisis cuando el padre perdió su trabajo. Yo estaba preocupado por su bienestar y los visité para asesorarlos y ofrecerles la ayuda de la Iglesia. Curiosamente, se mostraron reacios a aceptar mi oferta de ayuda provisional, por lo que llevé el asunto al consejo de barrio. Con un espíritu de amorosa confidencialidad, compartí con ellos mi preocupación por esa maravillosa familia y les pedí ideas para saber cómo podríamos bendecirlos.

Nuestra presidenta de la Sociedad de Socorro se ofreció para visitar a la madre a fin de determinar las necesidades temporales de la familia y analizar con ellos la forma de conseguir las cosas que necesitaran —lo cual, por supuesto, era la responsabilidad de ella, según el programa de la Iglesia. En un par de días ella había logrado lo que yo no había conseguido y la familia, con humildad y gratitud, aceptó que la ayudáramos con los artículos de primera necesidad. El presidente del quórum de élderes habló con el padre sobre la familia —lo cual, por supuesto, era su derecho y deber— y se mantuvo en contacto con él para explorar maneras de conseguir un trabajo. Nuestro presidente de Hombres Jóvenes se dio cuenta de que la casa necesitaba urgentemente una mano de pintura e hizo arreglos para que los presbíteros trabajaran con el grupo de sumos sacerdotes para pintarla.

Durante el transcurso de mi conversación con los padres, me enteré de que estaban muy endeudados y atrasados con el pago de la hipoteca de la casa. De acuerdo con las pautas aprobadas de bienestar, indagué sobre la posibilidad de que sus familiares pudieran ayudar, pero recibí muy poca información. Sin embargo, nuestra presidenta de la Sociedad de Socorro pudo averiguar que la madre tenía un hermano adinerado.

“No hay razón para ponerse en contacto con él”, dijo la madre. “Hace años que ni siquiera hablamos”.

Yo comprendía su dilema, sin embargo, sentí que era importante seguir el orden de la Iglesia. De modo que lo consulté con ella y finalmente recibí su permiso para contactar a su hermano que vivía en una ciudad lejana. Lo llamé y le expliqué las circunstancias difíciles en las que se encontraba su hermana menor. A los tres días llegó a Salt Lake City y ayudó a su hermana a poner sus asuntos financieros en orden. Mientras tanto, el presidente del quórum de élderes ayudó al esposo a encontrar un trabajo estable con buenos ingresos.

Más importante, sin embargo, fue que se acercaron y se unieron más como familia. Creo que jamás olvidaré ese emotivo momento en que la madre se reunió con su hermano después de muchos años de separación. Aunque su hermano se había alejado de la Iglesia, hubo un inmediato vínculo afectivo entre los dos espíritus y, como resultado, el hermano volvió a la plena actividad en la Iglesia y reanudó su relación con la familia.

Todo esto sucedió gracias a la inspirada labor de un fiel consejo de barrio que funcionó de acuerdo con el programa que Dios ha señalado para Sus hijos por medio de Sus siervos.

Cómo fortalecer a los que necesitan ayuda

“Los miembros del consejo de barrio se esfuerzan por estar informados de las necesidades, del bienestar y del progreso espiritual de los miembros de sus organizaciones. También se mantienen informados sobre los miembros que se enfrentan a problemas especiales o a circunstancias variables. Esta información les permite fortalecer a quienes más precisan su ayuda”.

Manual de Instrucciones 2: Administración de la Iglesia, 2010, sección 4.5.1.

Una Aproximación a la Psicología Satánica

Una Aproximación a la Psicología Satánica

Un poco Siniestro el titulo del artículo, pero, si hay algo que es importante en esta vida es: ¿Cómo luchamos la batalla?

Hago referencia a esto ya que en las lecturas del libro de mormón me he encontrado con algo que vale el esfuerzo meditar, y es que muchas veces NO sabemos cómo luchar contra el adversario, y es simplemente porque no conocemos el modo de pensar y de actuar del mismo. El libro de mormón nos muestra una sencilla manera de conocer y aprender de cómo prepararse para la batalla...

"y sabiendo [Moroni] también que el único deseo de los nefitas era preservar sus tierras, su libertad y su iglesia, no consideró, por tanto, que fuera pecado defenderlos mediante la estratagema; de modo que se enteró, por medio de sus espías, del rumbo que iban a tomar los Lamanitas". [Alma Capitulo 43:30, Cursiva Agregada]

La clave, conocer a nuestro enemigo, ósea, al enemigo de toda rectitud, a quien desea nuestra miseria más que todo, a aquel que desea quitarnos la opción de la exaltación, el regreso a la presencia de nuestro Padre Celestial...

Una Aproximación a la Psicología Satánica

Por Campo Ricardo Burgos López

El irlandés Clive Staples Lewis fue uno de los pocos pensadores del siglo XX que no sólo sostuvo la existencia de los ángeles caídos sino que así mismo dedicó varias obras a analizar la psicología de tan siniestros personajes. Entre estas obras, este artículo quisiera detenerse en Cartas del diablo a su sobrino (The Screwtape Letters), novela corta de 1942 que es a la vez un ensayo religioso y ético, y donde Lewis ofrece un perfil iluminador acerca del "Príncipe de las Tinieblas".

En un mundo donde la figura del demonio ya no la toman en serio ni las mismísimas sectas satánicas (recordemos que buena parte de ellas consideran al diablo una metáfora pero de ningún modo un ser personal efectivamente existente), el irlandés Clive Staples Lewis fue uno de los pocos pensadores del siglo XX que sí se atrevió a hacerlo. Lewis no sólo sostuvo la existencia de los ángeles caídos sino que así mismo dedicó varias obras a analizar la psicología de tan siniestros personajes. Entre estas obras, este artículo quisiera detenerse en Cartas del diablo a su sobrino (The Screwtape Letters), novela corta de 1942 que es a la vez un ensayo religioso y ético, y donde Lewis ofrece un perfil iluminador acerca del "Príncipe de las Tinieblas". No obstante, antes de pasar a referir este perfil y las consecuencias que de allí pueden derivarse, sólo para aquellos que no han oído hablar de Lewis, sería interesante destilar unas gotitas biográficas sobre el autor.

¿Quién fue C. S. Lewis?

C. S. Lewis nació en Irlanda en 1898, fue profesor de literatura medieval y renacentista, y gran amigo de J.R.R. Tolkien. Ateo por muchos años, finalmente acabó convirtiéndose al cristianismo en su variedad anglicana y transformándose así en uno de sus más formidables apologistas. En libros como El problema del dolor o Mero cristianismo, Lewis demostró que la teología no tiene por qué ser aburrida y que, por el contrario, puede ser amenísima. Así mismo, en el campo de la ciencia-ficción alcanzó la celebridad con la trilogía Más allá del planeta silencioso, Perelandra y Esa fuerza maligna, novelas donde curiosamente se fusionan las peripecias de la literatura fantástica con un punto de vista cristiano (algo que rara vez ocurre en el más bien ateo género de la ciencia - ficción). Además de lo anterior, Lewis fue el creador de las Crónicas de Narnia, una celebrada saga de relatos infantiles. Por algunos calificado de extremadamente conservador en sus posiciones filosóficas - teológica, lo cierto es que Lewis es uno de esos escritores que tiene el mérito de explicar en términos sencillos los más abstrusos temas religiosos y éticos, y alguien que - se esté o no de acuerdo con su pensamiento - ya ha alcanzado la categoría de clásico. Muerto en 1963, lo que mejor definiría a Lewis sería decir que él también pertenecía a esa maravillosa tradición de la lengua inglesa en la cual se encuentran nombres como Bertrand Russell o Carl Sagan, que - dado que entendían de qué estaban hablando- no se escondían en lenguajes retorcidos y tenían el buen hábito de escribir claro.

Cartas del diablo a su sobrino

Cartas del diablo a su sobrino es el título en español de The Screwtape Letters (que si se tradujera literalmente del inglés, sería algo así como "Las Cartas de Escrutopo"). La obra está conformada por las epístolas que el demonio Escrutopo envía a su sobrino, el inexperto demonio Orugario. Orugario apenas si acaba de completar su adiestramiento en la escuela de demonios, y acaba de ser asignado como tentador de un joven inglés que reside en Londres durante la Primera Guerra Mundial. A lo largo del libro nunca conocemos las cartas que Orugario envía a Escrutopo ni llegamos a conocer el nombre del "paciente" (así llama Orugario al joven inglés). Lo único a lo cual tenemos acceso es a los comentarios de Escrutopo acerca de lo bien o mal que Orugario está cumpliendo con su labor. Escrutopo sugiere todo el tiempo a Orugario, diversas estrategias para inducir al pecado al paciente y enfrentar a El Enemigo (Dios) en la lucha por el alma del humano. Así, vamos asistiendo al desarrollo de una vida humana pero desde la perspectiva demoníaca. A través de los ojos del demonio observamos cómo el paciente se convierte al cristianismo, cómo se intenta sacarlo de esa religión, cuáles son sus relaciones con su novia, su madre y sus amigos, qué temores expresa ante la Primera Guerra Mundial. El relato concluye cuando los alemanes empiezan a bombardear Londres y ...¡Bueno, no más!

Para el caso que nos ocupa, es decir la imagen del demonio que nos entrega el libro, es importante considerar que Lewis se ubica en clara contraposición con la imagen demoníaca que el arte y los medios de comunicación han ofrecido a partir del Fausto de Goethe (en los últimos siglos Satanás ha dejado de verse como un ángel resueltamente malvado y DESCARGAR COMPLETO

EL BUEN SAMARITANO, SIMBOLOS OLVIDADOS

EL BUEN SAMARITANO, SIMBOLOS OLVIDADOS

De todos los relatos que contó Jesucristo, la parábola del buen samaritano se cuenta entre los que más influencia ha tenido en nosotros. Se la contó a un hombre que le había preguntado: “…Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna?”. Jesús le respondió con una pregunta: “…¿Qué está escrito en la ley?”. El hombre contestó, refiriéndose a Deuteronomio 6:5 y Levítico 19:18: “…Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón… y a tu prójimo como a ti mismo”.Cuando Jesús prometió “haz esto, y vivirás”, el hombre replicó desafiante: “…¿Y quién es mi prójimo?”. En respuesta a las preguntas de aquel hombre, Jesús relató la parábola del buen samaritano (véase Lucas 10:25–35).

Significados más profundos

El Salvador solía hablar en parábolas porque cada una encierra un significado más profundo que sólo entienden aquellos que tienen “oídos para oír” (Mateo 13:9). El profeta José Smith afirmó que los incrédulos no entienden las parábolas del Salvador. “Pero [el Señor] explicaba [las parábolas] a Sus discípulos con claridad”, y nosotros podemos entenderlas, enseñó el Profeta, “si tan sólo… queremos abrir los ojos… y leer con candor”1. El comprender este principio nos invita a reflexionar en el mensaje simbólico del buen samaritano. A la luz del Evangelio de Jesucristo, este magistral relato compendia de manera brillante el plan de salvación de un modo tal que pocos lectores actuales han percibido. El contenido de esta parábola es eminentemente práctico y conmovedor respecto a su significado obvio, pero una antigua tradición cristiana también considera la parábola como una alegoría impresionante de la Caída y la Redención de la humanidad. Esta primitiva comprensión cristiana del buen samaritano se representa en la famosa catedral de Chartres, Francia, del siglo XI. Una de sus vidrieras, en la parte superior de la ventana, muestra la expulsión de Adán y Eva del Jardín de Edén; y para mostrar la relación que hay entre las dos historias, la parábola del buen samaritano aparece en la parte inferior. Esto refleja “una interpretación simbólica de la parábola de Cristo que era bien conocida en la Edad Media”2. Al ver esta ventana me pregunté:

¿Qué tiene que ver la caída de Adán y Eva con la parábola del buen samaritano? No tardé en descubrir la respuesta3. La raíz de esta interpretación alegórica se remonta a los comienzos del cristianismo. En el siglo II a. de C., Ireneo en Francia y Clemente de Alejandría vieron al buen samaritano como un símbolo de Cristo mismo, que salva a una víctima caída, herida por el pecado. Años después, Orígenes, discípulo de

Clemente, declaró que esta interpretación le llegó de los primeros cristianos, que describieron la alegoría de ese modo:

“El hombre que cae es Adán. Jerusalén representa el paraíso y Jericó el mundo. Los ladrones son los poderes hostiles. El sacerdote es la ley, el levita simboliza a los profetas y el samaritano es Cristo. Las heridas son la desobediencia; la cabalgadura es el cuerpo del Señor; el [mesón], que acepta a todo el que desee entrar, es la Iglesia… El mesonero es la cabeza de la Iglesia, a cuyo cuidado se ha confiado. Y el hecho de que el samaritano promete volver representa la segunda venida del Salvador”4. Esta lectura alegórica no sólo fue impartida por los antiguos seguidores de Jesús, sino

que era prácticamente universal en la cristiandad de la época y fue defendida por Ireneo, Clemente y Orígenes, y en los siglos IV y V refrendada por Crisóstomo en Constantinopla, Ambrosio en Milán y Agustino en el norte de África. Esta interpretación se encuentra, de una forma más completa, en otras dos vidrieras medievales de las catedrales francesas de Bourges y Sens.

Un símbolo y sombra del plan de salvación

Los lectores mejoran su comprensión al reflexionar en las Escrituras, concretamente porque estos escritos testifican de Jesucristo (véase Juan 5:39). La parábola del buen samaritano testifica de Cristo; enseña sobre el plan de salvación, el amor expiatorio del Salvador y nuestro trayecto hacia el legado de la vida eterna. Se puede leer no sólo como un relato de un hombre que descendió de Jerusalén a Jericó, sino también como el de alguien que descendió de la presencia de Dios para vivir en la tierra. Ese significado adquiere una mayor notoriedad a la luz del Evangelio de Jesucristo restaurado por conducto de los profetas de los últimos días.

Analicemos las partes del relato:

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LA ÚNICA DEFENSA PURA

LA ÚNICA DEFENSA PURA

 La Segunda Guerra Mundial terminó tan bruscamente como había empezado cinco años antes. De pronto, tenía algo que no había estado seguro que tendría: tenía un futuro. Era un sentimiento extraño; ¿qué se hace con un futuro?

Me encontraba en Ishima, una pequeñísima isla en la costa noroeste de Okinawa. Pocos días antes, todo en la isla había sido destruido por un tifón de un poder tan feroz que los grandes barcos se hundieron y los aviones salieron despedidos de la isla. La tormenta había pasado, la guerra se había acabado, y yo tenía un futuro. 

Una noche tranquila, despejada e iluminada por la luna, me senté cerca de la playa en lo alto de un acantilado. Hacía tan sólo unos días, el océano, tan tranquilo ahora, se agitaba con enormes olas que sobrepasaban ese acantilado. Estuve sentado durante horas meditando y orando y decidí lo que haría con mi futuro: sería maestro. 

Tenía un diploma de la escuela secundaria que obtuve mediante calificaciones aceptables; tenía un testimonio ferviente del Evangelio restaurado de Jesucristo y cierto conocimiento de las Escrituras como resultado de horas, días, semanas y meses de estudio. No sabía qué era lo que iba a enseñar; podría aprender algunos temas prácticos y seculares. 

Me esforcé en mis estudios universitarios, los cuales se acortaron un año debido a las asignaturas que había tomado en la aeronáutica que se me reconocieron por haber sido piloto de la Fuerza Aérea. Tenía un título universitario en educación; pero, aun más importante, tenía una esposa y dos pequeños varones. 

De repente, me contrataron a mitad de año como maestro de seminario para reemplazar al hermano John P. Lillywhite, que había sido llamado para que dejara el aula de clases y presidiera la misión de los Países Bajos. Así supe lo que tenía que hacer con mi futuro. 

No imaginaba que estaría hoy aquí hablando a los maestros; estaba contento en aquel entonces, y estaría contento si ahora fuese maestro en el salón de clase. 

Al saber lo que sé ahora, no espero que en el campo del destino se me recompense por mi llamamiento presente por encima de los que he conocido de entre ustedes, y que entregan su vida, día tras día, enseñando en el salón de clase.

Pero aquí estamos. Digo estamos porque mi esposa está conmigo. No sabemos cuántos años se nos han concedido, no muchos me imagino, pero tenemos el testimonio seguro del Padre y del Hijo y el don inefable del Espíritu Santo.

Sabemos que el ser del mundo invisible que atacó al joven José en la Arboleda Sagrada siempre está cerca, porque, como lo dijo Pedro: “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar” (1 Pedro 5:8). 

Ahora, de acuerdo con los criterios morales, sociales, políticos y aun intelectuales, parece que estamos perdiendo; pero la humanidad también sabe que en la gran escena final, Satanás no puede ganar. 

Hay cerca de 41.000 de ustedes. Comparados con la necesidad que existe, no es una gran cantidad, pero recuerdo haber oído decir a sir Winston Churchill en las horas más negras de la Segunda Guerra Mundial, al dirigirse a unos cuantos pilotos de la Real Fuerza Aérea que afrontaban contratiempos casi insuperables: “Jamás en el campo de los conflictos humanos, tantos le debieron tanto a tan pocos”. 

En octubre de 1983, regresé de Sudamérica y casi de inmediato me dirigí a Londres para reunirme con el élder Neal A. Maxwell en la primera conferencia regional. Iba a reemplazar a un miembro de la Primera Presidencia. Aquella primera conferencia era algo así como un experimento.

Nos encontramos en la capilla Hyde Park para una reunión del sacerdocio de cuatro horas. El élder Maxwell habló primero y citó al rey Benjamín: “… Hermanos… no os he mandado subir hasta aquí para tratar livianamente las palabras…” (véase Mosíah 2:9). Lo que dijo a continuación cambió mi vida: “Hemos venidos a ustedes hoy día en nuestra verdadera identidad de apóstoles del Señor Jesucristo”. 

De pronto, mi cuerpo se llenó de calidez y de luz. El cansancio del viaje fue reemplazado por la confianza y la confirmación. Lo que estábamos haciendo contaba con la aprobación del Señor. 

Nunca he olvidado aquel momento; fue como esos momentos de inspiración que cada uno de ustedes ha experimentado. Tales momentos confirman que el Evangelio restaurado de Jesucristo es verdadero. 

EL LIBRO DE LA MEMORIA 

Al prepararme para reunirme con ustedes, fue difícil mantener cerrado el libro de la memoria.Recuerdo a J. Wiley Sessions, alto y sonriente, quien abrió el primer instituto de religión en Moscow, Idaho. 

Thomas J. Yates, ingeniero de la planta de electricidad de las montañas que están al este de Salt Lake City, bajaba el cañón a caballo todos los días para enseñar en Granite la primera clase de seminario integrado. Nunca conocí al hermano Yates, pero me acuerdo de quienes lo reemplazaron. DESCARGAR

CIERREN SUS CORAZONES

CIERREN SUS CORAZONES

Estos comentarios fueron hechos por el Presidente Kimball (en aquel entonces cono miembro del Consejo de los Doce) mientras estaba en un tour de la misión de Latinoamérica entre el año 1967 o 1968. Esto fue dicho a los misioneros de esa misión antes de ser entrevistados por el Presidente.

"Si existen problemas en la misión que podáis sacar a luz para que yo pueda ayudar a vuestro presidente y a vosotros, me encantaría hacerlo. Si hay situaciones que son difíciles, si hay problemas que son desconocidos, permitidme daros un ejemplo.

En una de las misiones encontré una situación mala. Uno o dos misioneros habían roto las reglas (como el Presidente. dijo esta mañana). Ellos empezaron por romper algunas reglas solamente. Todo lo que hicieron fue sólo ir a una cierta casa cada domingo por la noche para cenar. El Presidente no sabía nada hacerca de eso. No fue muy serio; debían haber estado en su pensión estudiando. Pero esto fue una costumbre cada semana. 

Después de un tiempo, esos misioneros estaban trayendo a otros y pronto estuvieron bailando los domingos por la noche algunos de ellos. Y entonces estuvieron flirteando un poco y entonces algunos empezaron a jugar naipes cada domingo por la noche. ¡Y entonces estaban bailando en lo oscuro con algunas de las hijas de los Santos! 

La próxima cosa que sabemos que pasó fue una excomunión.

Fui allá y todas las cosas quedaron claras. Supe que un chico estuvo a punto de ser excomulgado. Ciertamente había cerca de 18 misioneros en esa área que habían caminado como ovejas al borde del precipicio. Ellos no habían intentado hacer algo malo, sino que simplemente siguieron al líder. Habían ido a cenar allá, y se habían puesto a flirtear un poquito. 

Pero el caso es que había 18 misioneros que sabían que ese chico había ido demasiado lejos. Ellos sabían que él estaba besuqueando y acariciando a una chica, pero nunca dijeron nada. 

Cuando los entrevisté, les pregunté: ¿Por qué no le dijeron al Presidente las cosas malas que estaban sucediendo? 

Uno de ellos dijo: Pues, no me meto en asuntos ajenos. Este élder puede hacer lo que le plazca - ¡Si él quiere arruinar su misión, para mí está bien, es su problema, es su misión! ¡Si él quiere arruinar su vida, es su decisión, es SU vida!" 

Y entonces les dije a estos eíderes:" ¿Qué es de sus misiones? ¿No es ésta su misión también? ¿No es ésta su iglesia también? ¿Van a permitir que una persona haga más daño del que ustedes pueden reparar? ¿Van a permitir que haya un misionero que arruine todo lo que ustedes hicieron acá? 

Usted ha estado 20 meses acá, élder, y ha estado trabajando bastante duro y a veces usted, ha hecho una obra notable. ¿Va a permitir que un escándalo, un escándalo aquí, anule todo lo que usted ha hecho? ¿Va a permitir eso? ¿Está dispuesto a hacerlo?" El dijo: " Bueno, no lo había pensado así." 

Bien, pues eso es lo que pasa, ¿no es así, eíderes? ¡Esta es vuestra misión! ¡Esta es vuestra iglesia! Un escándalo en una comunidad aniquila toda vuestra obra, quizás la que todos juntos podríais hacer. El trabajo de dos años anulado por un escándalo en la comunidad. ¿Pensáis vosotros que tenéis una lealtad? ¿Y dónde están vuestras lealtades? ¿Sois leales a vosotros mismos? ¿Sois leales a vuestros compañeros? ¿Estáis dispuestos a permitirle continuar y continuar hasta que caiga? 

Cuando él fue excomulgado, fue un día triste para esa misión, porque él fue un buen joven y todos los misioneros le amaban, y algunos de ellos lloraban. !Sí, lo recuerdo! ¡Algunos de ellos estaban llorando! ¡Su hermano había sido excomulgado y enviado a casa en deshonra!

Y entonces les dije: Elderes, ¿saben quién excomulgó a este chico? No fui yo; ni su Presidente; ni tampoco el tribunal de elderes. ¡Fueron ustedes! ¡Ustedes excomulgaron a su hermano! ¿Cómo? ¡Pues su ustedes hubieran ido hablarle al élder cuando estaba rompiendo las reglas diciéndole! ¡Elder, no vamos a hacer eso!, eso hubiera cambiado todo el problema. Todos nosotros perdemos espiritualidad cuando cosas así pasan.

Ahora supongamos que él no hubiera hecho caso y ustedes le hubieran dicho otra vez: ¡Elder, usted no debe hacer eso! ¡No podemos estar haciendo ese tipo de cosas!

Y entonces supongamos que ustedes, hubieran ido por tercera vez y le hubiera dicho: ¡Elder, lo siento pero si usted no desiste voy a tener que decírselo al presidente de la misión, porque no voy a permitirle que se destruya a sí mismo! 

¡Yo pienso demasiado en ustedes! ¡No voy a permitir que destruya esta misión! ¡Yo pienso mucho en la misión! ¡No voy a ir hasta el Presidente como un soplón, pero voy a avisarle para que él pueda proteger todo el programa si usted no desiste!

Vosotros podéis ver que no hay nada feo en esto, ¿o sí? Así es como debe ser porque nuestra lealtad es primero al Señor, a la Iglesia, a la misión y al mundo.Ahora otro pequeño incidente que está relacionado con este. 

En una misión de los EE.UU., un día un vecino entro en la casa de un miembro nuevo. La vecina no era miembro, pero ella vino y estaba acostumbrado a entrar en la casa sin golpear. Así que ella fue a la casa este día y vio a su amiga, la hermana SUD, sentada en una silla y a un élderes sentado a sus pies – y esto os dejara perplejo - ¡El élder estaba cortando las uñas de los pies de la hna. O pintándosela o algo así. 

Bueno, esto no fue un pecado imperdonable, pero fue indiscreto, ¿no? Aunque nada más estaba pasando, tenemos a un élder sentado en el suelo, sin tener puesta su corbata ni el saco y una mujer en parte vestida y el élder pintándole las uñas o haciendo algo. Por causas de esto, ¡la ciudad fue cerrada! Esta vecina que no era miembro salió y esparció este incidente por todo el barrio y por toda la ciudad; y aunque hubieron muchos conversos con el paso de los años, esta ciudad fue cerrada, absolutamente cerrada a la obra misional por veinte años. 

¿Pensáis que los misioneros pudieron entrar en esa ciudad? ¡Por supuesto que no pudieron! ¡Porque todavía se recordaba esa indiscreción! Ellos no habían cometido un pecado, por lo menos estoy muy seguro de que él nunca ha hecho algo inmoral. Pienso que no fue nada más que una fea indiscreción. Y fue bastante fea, ¿verdad? ¡Fue lo que llevo a cerrar esa ciudad! ¿Comprendéis? 

Por eso digo que la misión pertenece a vosotros; sois 150 en total y esta misión pertenece a vosotros. Cualquier cosa mala que suceda en esta misión hace que sea masa difícil enviar misioneros y también es más difícil hacer cualquier cosa. 

Y también se hace más difícil entrar en los hogares donde se han oído cosas feas acerca de la Iglesia. Por eso un élder no está solo; no puede estar solo. Tiene que estar en armonía con el programa, ¿no? ¡Y cada uno de vosotros está interesado! ¡Todos! Y a vosotros no os conviene permitir que vuestro compañero o que cualquier persona que conozcáis haga que vuestro compañero realice algo muy grave trayendo problema no solo a vosotros sino al programa también. 

Pensad en esto un poco, porque muchas personas dicen: ¡Yo no voy a ser un soplón! Pero de ninguna manera es así. ¡Es un aviso, como si vierais a dos ladrones entrando en la casa de vuestro vecino! Algunos dirían: Pues, no diré nada sobre esos ladrones. ¡Que se escapen! ¡Es el problema de mi vecino! 

¡NO!, DEBEMOS INVOLUCRARNOS. Nos involucramos: vamos rápido hasta el teléfono y llamamos a la policía…. 

Si vemos a alguien que le está haciendo daño o atentando contra su vida – como paso en New York hace un tiempo atrás: una chica fue acuchillada y cortada en pedazos por algún maniático y habían personas presenciando el hecho, y NO HICIERON NADA. ¡Ella grito pidiendo ayuda! Pero nadie se movió. Ni siquiera llamaron a la policía. Y allí en la calle yacía muerta la pobre chica. NADIE QUIZO INVOLUCRARSE. 

Es tiempo de que EMPECEMOS A INVOLUCRARNOS, y esto empieza por cada uno. Y cuando cualquier misionero en cualquier misión empieza a romper las reglas, ES EL TIEMPO en que TODOS SUS COMPAÑEROS DEBE INVOLUCRARSE. 

¡No significa que se encarguen de dirigir a la persona! ¡No significa que sean descorteses! Significa que ellos estén interesados y se involucren, y hay una manera amable para hacerlo. 

Os digo que no sería tanta las reglas rotas si un misionero dijera al otro: Elder no vamos a hacer esto, ¡no vamos a ir allá y hablar con esa Chica! ¡Eso no es bueno! Y si logramos detenerlo cuando recién ha empezado a hacer algo malo es mucho mejor que cuando se encuentra en una TRINCHERA, pues es muy difícil cavar por fuera. 

Muchas veces tenemos que mandar misioneros a casa, a su familia, en deshonra (frecuentemente excomulgados) porque quizás sus compañeros no le amaron lo suficiente. Quizás sus compañeros no fueron valientes para decir: USTED SE ESTA SALIENDO UN POCO DE LA RAYA. No vamos a hacer esto, vamos a preocuparnos y hacer esto, esto, y esto. 

Estas reglas misionales, como ven, son muy importantes. Hemos temidos 137 años de experiencia. Me parece que es bastante como para probar algo, ¿No? 

Durante 137 años hemos llegado a la conclusión de que si dos personas se quedan juntas las posibilidades de pecar o de tener problemas se reducen alrededor de un 98%. Y una vez cada mucho tiempo dos compañeros se vuelven malos, pero esto no es común. 

¡Si tan solo los misioneros CERRARAN SUS CORAZONES cuando salen de Salt Lake para su misión! Si tienen una chica dentro de su corazón, está bien, ¡pero ENCERADA ADENTRO! Pero, si no la tenéis adentro, entonces CERRAR VUESTRO CORAZON para con todas las otras chicas; y esto también se aplica para las hermanas igualmente. Estoy hablando principalmente a vosotros, elderes. ¡Vosotros CERRAD VUESTRO CORAZONES y DEJAD la LLAVE en casa y JAMAS LOS ABRAIS AQUÍ! ¡Es imposible enamorarse de alguien a menos que se abra vuestro corazón! Vuestro corazón es el único órgano que tiene la habilidad para estar enamorado, y cuando el misionero dice: ¡Me enamore de esa chica!, es porque QUIZO enamorarse. No nos enamoramos a menos que queramos recibir una sorpresa. Nunca nos caemos en un cráter a menos que estemos caminando por el borde del cráter. 

He estado en el Vesubio y también sobre varios cráteres y volcanes y yo sé que uno no se cae en un cráter a menos que – esté en el borde de un cráter. Así que simplemente ¡GUARDAD CERADOS VUESTROS CORAZONES! Dije `cerradlos en Salt Lake o cuando salen para la Casa de la Misión, y NO LES DEIS PENSAMIENTOS. 

Ahora si vosotros decís: esta chica es más o menos bonita, o ella es una chica muy dulce o me gustaría hablar con ella o solo me gustaría visitarla, entonces estas a punto de tener problema os puede traer más problemas en el transcurso de vuestras vidas y también mucha pesadumbre. 

¿Me permitís insistir otra vez? ¡CERRAD VUESTROS CORAZONES Y DEJAD LA LLAVE EN CASA! ¡Doquier viváis, dejad la llave en casa con vuestros padres! 

Alguien pregunto: ¿Hay daño alguno en casarse con una chica Mexicana si usted está haciendo la misión en México? ¡No eso no es un crimen pero prueba que algún misionero ha tenido su corazón abierto! ¡EL lo abrió! ¿Es malo casarse con una chica Alemana habiendo estado usted en la misión en Alemania? ¡No, no es un crimen, si usted la conoció en alguna otra manera! Pero cuando usted la conoce en el campo misional y ha abierto su corazón, ¡le digo que no es correcto! ¡Y usted ha disminuido su misión! 

Simplemente GUARDAD VUESTRO CORAZON CERRADO, TODOS vuestros PENSAMIENTOS deben estar en la Obra Misional. 

¿Puedo decirlo en una forma aun más clara? Me gustaría, porque no hay razón alguna para que un misionero este envuelto, ni aun en una manera decente con cualquier chica durante su tiempo en la misión. ¡Este no es el lugar! ¡Vosotros lo prometisteis! ¡Fuisteis al TEMPLO! ¡Acordaos de lo que hicisteis en el TEMPLO! ¡Recordad que prometisteis hacer todo para vivir los mandamientos! Este es uno de los mandamientos cuando entráis al CAMPO MISIONAL: ¡No te asociaras con mujeres jóvenes en cualquier otra base que no sea la base de proselitismo! Vosotros prometiste, y pienso que no os gustaría romper una promesa hecha ante el SEÑOR en su SANTO TEMPLO. Y cuando escribisteis la carta de aceptación al Presidente de la Iglesia, todo estaba implícito.

Vosotros sabéis, por supuesto, cada misionero sabe que no está yendo a la misión para cortejar ni para hallar esposa. Tendrás muchas oportunidades cuando regreséis a casa. El Campo Misional no es el LUGAR. 

A veces vemos a un hombre joven que no ha sido muy popular en casa; él ha sido muy tímido y no ha tenido muchas salidas con chicas. Así que cuando llega al campo misional y alguien lo lisonjea un poco – alguna chica muestra mucho interés en el – entonces el comienza a lisonjear. También piensa: ¡Con ella debo casarme! 

Pero a él le digo esto una vez más: CIERRE SU CORAZON EN CASA y si no lo ha hecho, HAGALO AHORA Y MANDE LA LLAVE A CASA. 

No permitáis que entre a vuestra mente alguna impresión o pensamiento romántico. 

Por dos años os habéis consagrado al Señor, totalmente, para enseñar el Evangelio al mundo. Cuando hayáis hecho esto perfectamente por dos años, entonces al volver a casa seréis infinitamente más atractivo más hábil más digno, más maduro para tomar decisiones importantes, relacionadas con la persona con quien compartir la Eternidad.

Ahora, no tratéis en hacer esto; más bien ¡HACEDLO! 

Espero no haberos ofendido de alguna manera. Pero espero que entendáis el Espíritu de esto y si conocierais algún problema que se están empezando a desarrollar gracias a un misionero que se está pasando de la raya, me gustaría que le hablarais en una manera amable y amorosa, diciéndole que si persiste en seguir ese camino equivocado, entonces hay algo más que hacer y vosotros tenéis la lealtad para hacerlo. Que Dios os bendiga a vosotros, misioneros, y espero visitaros más adelante.

EL SERMON DE KING FOLLETT

EL SERMON DE KING FOLLETT

El discurso en los funerales de King Fóllett, una de las obras clásicas de la literatura de la Iglesia, fue pronunciado por el profeta José Smith, en la conferencia de la Iglesia efectuada en Nauvoo, Illinois, el 7 de abril de 1844, ante una congregación de aproximadamente veinte mil personas. La relación del discurso hace la observación de que era el discurso de los funerales del élder King Follett, amigo íntimo del Profeta, que había fallecido en un accidente el 9 de marzo. Las notas del discurso fueron tomadas por Willard Richards, Wilford Woodruff, Thomas Bullock y William Clayton. Esta reimpresión fue tomada de Documentary History of the Church, vol. 6, págs, 302-17. Dicho volumen aclara: “Este no era un informe estenográfico, sino que estaba preparado cuidadosa y hábilmente por estos hombres entrenados en informar y tomar notas. Evidentemente, existen algunas imperfecciones en el informe y algunos pensamientos expresados por el Profeta que no fueron pulidos y completados . . . ” Cabe mencionar que este discurso fue pronunciado dos meses antes de la muerte de José Smith. Durante este tiempo los enemigos de la Iglesia estaban sumamente activos, e indudablemente el Profeta anticipaba los inminentes acontecimientos.

Amados hermanos, quisiera que esta asamblea me prestara su atención mientras os hablo sobre el tema de los muertos. El fallecimiento de nuestro querido hermano, King Follett, quien murió triturado en un pozo, al venírsele encima una tina llena de piedras, es lo que más me ha motivado a tratar este tema. Sus amigos y parientes me han rogado que tome la palabra, pero en vista de que muchos de los de esta congregación, que viven en esta ciudad y en otras partes, también han perdido algún amigo o pariente, desearía hablar sobre el tema en general y presentaros mis ideas, hasta donde pueda, y hasta donde me inspire el Espíritu Santo para tratar este asunto. Necesito vuestras oraciones y fe a fin de poder recibir la instrucción de Dios Todopoderoso y el don del Espíritu Santo, para que pueda declarar cosas que son verdaderas y que fácilmente podáis comprender; y que el testimonio lleve a vuestro corazón y mente la convicción de la verdad de lo que diga. Rogad por que el Señor me fortalezca los pulmones y haga cesar el viento; y asciendan las oraciones de los santos a los oídos del Señor de los Ejércitos, porque las oraciones eficaces de los justos logran mucho. Hay poder en ellas, y verdaderamente creo que vuestras oraciones serán atendidas. Antes de entrar de lleno en la investigación del tema que tengo por delante, deseo preparar el camino y presentar el asunto desde el principio, a fin de que podáis entenderlo. Expondré algunas cosas preliminares para que podáis entender el tema cuando llegue a él. No es mi intención halagar vuestros oídos con superfluidad de palabras, ni oratoria, ni con mucha sabiduría, sino que deseo edificaros con las verdades sencillas del cielo. La naturaleza de Dios En primer lugar, deseo retroceder hasta el principio, hasta la mañana de la creación. Allí está el punto de partida que debemos examinar, a fin de entender y conocer bien la mente, propósitos y decretos del Gran Elohim, que se sienta allá en los cielos, como lo hizo cuando fue creado este mundo. Se precisa que tengamos un entendimiento de Dios mismo en el principio. Si empezamos bien, es fácil seguir marchando bien; pero si empezamos mal, podemos desviarnos y será difícil volver a orientarnos. No son sino pocos los seres en el mundo que entienden correctamente la naturaleza de Dios. La gran mayoría del género humano no comprende nada, ni lo que corresponde a lo futuro, en lo que respecta a su relación con Dios. No saben ni entienden la naturaleza de esa relación; y consiguientemente, no saben sino poco más que el animal, o poco más que comer, beber y dormir. Esto es todo lo que el hombre sabe acerca de Dios y su existencia, a menos que se dé el conocimiento por la inspiración del Omnipotente. Si un hombre no aprende más que a comer, beber y dormir, y no entiende ninguno de los propósitos de Dios, el animal hace las mismas cosas: come, bebe, duerme y no sabe más acerca de Dios; sin embargo, sabe tanto como nosotros, a menos que podamos comprender la naturaleza divina mediante la inspiración del Dios Todopoderoso. Si los hombres no entienden el carácter de Dios, no se entienden a sí mismos. Quiero volver hasta el principio, y así elevar vuestras mentes a una esfera más elevada y un entendimiento más avanzado de lo que la mente humana generalmente anhela. Deseo pedir a esta congregación, a todo hombre, mujer y niño, que cada cual conteste en su corazón: ¿Qué clase de ser es Dios? Preguntaos; escudriñad vuestros corazones y decid si alguno de vosotros lo ha visto, oído o se ha comunicado con El. Es una pregunta que podéis meditar mucho tiempo. Vuelvo a repetir la pregunta: ¿Qué clase de ser es Dios? ¿Lo sabe algún hombre o mujer? ¿Lo ha visto : alguno de vosotros, o lo ha oído, o se ha comunicado con El? He aquí la pregunta que quizás de hoy en adelante recibirá vuestra atención. Las Escrituras nos informan: “Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.” (Juan 17:3). Si un hombre no conoce a Dios, y tiene que preguntar qué clase de ser El es, si busca diligentemente en su propio corazón para saber si la declaración de Jesús y los apóstoles es cierta, comprenderá que no tiene la vida eterna; porque no puede haber vida eterna sino de acuerdo con este principio. Mi primer objeto es conocer el carácter del unico Dios sabio y verdadero, y qué clase de ser El es; y si soy tan afortunado que llego a comprender a Dios, y explico o hago llegar los principios a vuestros corazones, de tal manera que el Espíritu los sella sobre vosotros, entonces de aquí en adelante todo hombre y mujer debe guardar silencio, taparse la boca con la mano y nunca jamás volver a levantar la mano o la voz y decir algo contra el varón de Dios o los siervos de Dios. Mas si no lo hago, tengo la obligación de renunciar a toda pretensión de recibir revelaciones e inspiraciones o de ser profeta; y sería un falso maestro como el resto del mundo, entonces me recibirían como su amigo y nadie atentaría contra mi vida. Pero si todos los maestros religiosos tuviesen la sinceridad suficiente para renunciar a sus pretensiones de santidad, cuando se pone de manifiesto su ignorancia del conocimiento de Dios, se hallarían en tan mala situación como yo, por lo menos; y bien pueden matar a otros maestros falsos, junto conmigo, si yo soy falso. Si alguien cree y dice que soy un maestro falso, entonces, de acuerdo con el mismo principio, tenemos razón para quitar la vida a todo maestro falso, ¿y dónde pararía el derrame de sangre? ¿Y quién no sufriría? El privilegio de la libertad religiosa Pero no hay que altercar con ningún hombre a causa de su religión; y todos los gobiernos deberían permitir que cada hombre ejerciera su religión sin ser molestado. Ningún hombre está autorizado para quitarle la vida a otro, por motivo de diferencias en cuanto a la religión, la cual todas las leyes y gobiernos deberían de tolerar o proteger, ya fuere verdadera o falsa. Todo hombre tiene el derecho natural, y en nuestro país, el derecho constitucional, de ser un profeta falso así como uno verdadero. Si yo verdaderamente muestro que tengo la verdad de Dios, y puedo probar que noventa y nueve de cada cien de los que profesan ser ministros religiosos son maestros falsos sin autoridad, que pretenden tener las llaves del reino de Dios sobre la tierra, y me pongo a matarlos porque son maestros falsos, bañaría el mundo entero en sangre. Demostraré que el mundo está en error, declarando lo que Dios es. Voy a preguntar acerca de Dios, porque quiero que todos vosotros lo conozcáis y que os familiaricéis con El; y si os doy el conocimiento de El, toda persecución contra mí debería de cesar. Así sabréis que yo soy su siervo; porque hablo como uno que tiene autoridad. Dios es un hombre glorificado Volveré al principio, antes que el mundo fuese, para mostrar la clase de ser que Dios es. ¿Cómo era Dios en el principio? ¡Sean abiertos vuestros oídos y escuchad, oh confines de la tierra, porque os lo mostraré por medio de la Biblia, y os declararé los propósitos de Dios respecto de la raza humana, y porqué interviene en los asuntos de los hombres! ¡Dios una vez fue como nosotros ahora; es un hombre glorificado, y está sentado sobre su trono allá en los cielos! Ese es el gran secreto. DESCARGAR SERMON COMPLETO

ENCONTRAR PAZ EN EL ESPEJO

ENCONTRAR PAZ EN EL ESPEJO

Mucha infelicidad resulta de desesperarnos por nuestra apariencia física. Pero si fuéramos capaces de ver la divinidad inherente a nuestros maravillosos cuerpos mortales, podemos encontrar una serenidad y paz que escapa a los que se encuentran atrapados en la obsesión del mundo con el llamado cuerpo ideal.
La obsesión de la sociedad con el cuerpo ideal es evidente en el mundo que nos rodea. Las revistas populares, la televisión, Internet y vallas publicitarias, todos celebran la belleza del cuerpo humano ideal. Y la imagen corporal ideal representada es tan atractiva y seductora que queremos creer el mensaje: el lucir como esos modelos es necesario para la aceptación, el éxito y la felicidad.

La realidad es que a excepción de las relativamente pocas personas que lucen así “naturalmente”, el resto  queda corta en algún grado. Y sin tener que gastar enormes cantidades de tiempo y dinero para lograr ese cuerpo, o sin someterse a extensas cirugías estéticas, nunca van a tener lo que el mundo define como un cuerpo ideal. La mayoría de personas tendrían que renunciar a tanto en otros ámbitos de nuestras vidas para lograr la apariencia ideal, que nuestras vidas literalmente se desmoronarían.

Pero eso no quiere decir que no debemos usar tiempo y esfuerzo para asegurar un estilo de vida saludable. Hay aspectos de nuestra apariencia que podemos y debemos tratar de cambiar. Mucha de la información proporcionada por fuentes bien informadas pueden ser útiles, pero si sólo prestamos atención a lo que el mundo dice, es fácil distraerse por una búsqueda poco práctica e inútil. El centrarse en los logros y aceptación mundanos no ha sido nunca el camino para la verdadera felicidad, y un descontento obsesivo con nuestra apariencia física puede llevarnos a la infelicidad y desesperación.

Uno de los maratones más difíciles de la vida de las mujeres–jóvenes y no tan jóvenes– es el de formar una imagen saludable del cuerpo espiritual e intelectualmente y luego físicamente lograr un cuerpo que concuerde con ello. Al igual que sucede con las maratones reales, esta maratón puede ser a veces desmoralizante y otras, estimulante. Para muchas de estas, esta maratón se trata en sí de hacer cambios, cambios de perspectiva, actitud y comportamiento.

“La verdad es que amarse a sí mismo -y al propio cuerpo- es una disciplina propia. Esto significa desafiar a las imágenes que la industria de la moda ha impuesto sobre nosotros. Esto significa ignorar las voces que nos dicen que el estar saludable está a un segundo de distancia de ser delgada/o” . 

Por qué hacemos lo que hacemos


A menudo, los desafíos en nuestro camino parecen insuperables. No nos gusta lo que estamos enfrentando. No nos gusta el tiempo y el esfuerzo requeridos para hacer cambios necesarios. Al buscar el consuelo o tal vez al tener un poco “el control”, a menudo nos vemos tentados a recurrir a cualquier cosa que nos haga sentir mejor. En tiempos de desesperación o ansiedad, ¿a dónde acudimos? Especialmente cuando queremos sentirnos mejor ¡ahora mismo! ¿Nos rendimos a la conducta adictiva? ¿Nos extralimitamos en nuestros hábitos alimenticios? ¿Dependemos de medicamentos con receta? ¿Giramos cheques físicos o emocionales que nuestro cuerpo simplemente no puede hacer efectivos? Por otro lado, tal vez pasamos demasiado tiempo y esfuerzo esculpiendo nuestros cuerpos. ¿Son estas formas de conductas adictivas de tratar de capturar una felicidad artificial que constantemente se nos escapa?

Debemos estar dispuestos a dejar ir todo lo que nos lleva a iniciar el camino de la autodestrucción antes de que podamos seguir adelante. 

Encontrar la motivación


¿Cuánta energía desperdiciamos suponiendo que otros están pensando mal de nosotros? Pero de todas esas opiniones, sólo hay dos que realmente importan. Mientras más nos ponemos en sintonía con nuestro Padre Celestial y nuestras propias normas morales, llegamos a entender lo que tenemos que hacer para cambiar –externamente, así como en el interior. Entonces esa energía derrochada en lo que otros piensan de nosotros se puede canalizar hacia algo positivo. El trabajar en pro de dejar pasar la imagen falsa del mundo y hallar un verdadero “yo” sano, tanto física como espiritualmente, puede ser un viaje edificante.
 

Lo que se necesita  

1.      Preparación


La preparación es un factor determinante en lo que somos capaces de lograr. Diariamente nos enfrentamos a decisiones, y aunque esas decisiones puedan parecer triviales, cuentan. Podemos prepararnos para enfrentar los desafíos y tentaciones en lugar de esperar a que la crisis decida cómo vamos a reaccionar. Por ejemplo, ¿qué tan bien podemos anticiparnos a lo que vamos a comer durante el día? ¿Qué tan bien planificamos un menú saludable para nosotros y nuestra familia? ¿Con qué frecuencia planificamos actividad física, en lugar de esperar a hacerlo si tenemos la oportunidad? Aconsejamos a nuestros jóvenes a tomar decisiones antes de que realmente enfrenten la situación. ¿Hacemos lo mismo? Se dice a sí misma: “Voy a estar en el supermercado hoy, ¿qué voy a hacer cuando pase por la sección de dulces? ¿Puedo inclusive no pasar por allí?”.

Durante el tiempo en que el presidente Gordon B. Hinckley nos alentaba a leer el Libro de Mormón antes de fin de año, habían dos cosas en la parte superior de su lista de tareas de cada día: leer el Libro de Mormón y hacer ejercicio. Él sentía la responsabilidad de cuidar de sí mismo para que pudiera cuidar a los miembros de la Iglesia. E hizo tiempo para hacerlo. Ciertamente, si el presidente Hinckley hizo tiempo para leer las escrituras, así como para el ejercicio, ¡también nosotros debemos hacerlo! 

2.      Perseverancia


Siempre habrá piedras, rocas, y a veces muros de ladrillo que enfrentar en nuestro camino hacia el bienestar. Si somos sorprendidos por alguna circunstancia que no hayamos previsto y somos derribados, nuestro reto es levantarnos, sacudirnos el polvo y seguir adelante. A medida que perseveremos y logremos pequeñas victorias, podemos sentirnos con el poder y ganar la fuerza para seguir tomando decisiones positivas. Cuando estoy sudando en la máquina elíptica o evaluando subir la colina delante de mí en mi paseo matinal, a veces me pregunto, ¿hasta qué punto quiero esto? Me he preguntado una y otra y otra vez. Cuando persevero, siento una mayor fuerza interior y un sentido más sólido de autoestima, el cual ha sido descrito por el Dr. Steven Hawks como “un sentimiento de gozo que se experimenta cuando se descubre y se gana conciencia del potencial inherente” (Haciendo las paces con la imagen en el espejo, Bookcraft, 2001, 97).

La tarea maratonista de formar y lograr una imagen corporal que sea tanto espiritual como físicamente sana puede tomar toda una vida. Pero la búsqueda de ella ha sido tan satisfactoria para mí que estoy seguro de que es algo que nunca abandonaré. Me niego a abandonarla. He encontrado, y sé que otras personas que también han llegado a descubrir, que la conversión de una actitud de indiferencia y falta de esperanza a una de honestidad y anticipación supondrá un gran cambio que tiene en su núcleo una mayor comprensión de quiénes somos y a quién pertenecemos.

3.      Proporcionar auto-cuidado compasivo  

 

El proveer cuidado compasivo para nosotros es un concepto simple que puede ser muy difícil de hacer, y sin embargo es tan necesario. A menudo, muchos simplemente están tan atrapados en el cuidado de los demás, que no separan el tiempo necesario para cuidar  adecuadamente de sí mismos-física, emocional y espiritualmente. Una de las claves es encontrar lo que funciona para cada uno de nosotros. El dar un paseo nos puede hacer sentir especialmente rejuvenecidos. Así también el detenerse a mitad del día para poner los pies en alto hasta por diez minutos. El hacer una pausa para planificar y comprar un menú saludable puede parecer difícil al principio, pero es muy beneficioso. Hacer lo que podamos para tener suficiente descanso o un baño de burbujas también puede hacer una gran diferencia. El apagar la radio en el auto es una forma en que podemos eliminar al menos una parte del ruido. ¡Por supuesto, si hay una furgoneta llena de niños, una agradable música suave puede tener un efecto calmante! Leer un buen libro es edificante, como también lo es el acolchar o pintar o tocar un instrumento musical. Desde luego, sumergirnos en las Escrituras, la oración personal, y la meditación pueden ayudarnos a cuidar espiritualmente de nosotros mismos. 

¿Realmente funciona?
¿Cómo sabemos cuando está funcionando? He encontrado que a medida que se hace más fácil el hacer tiempo para hacer ejercicio, más deseable se vuelve el comer sano y pasar tiempo leyendo las Escrituras. La paz resultante es dulce de experimentar, y ello refuerza nuestra determinación de seguir cuidando de nosotros mismos.

Cuando dejo de poner excusas y realmente anticipo a cómo me sentiré después de un entrenamiento o una comida saludable, no sólo me siento mejor física y emocionalmente, sino sé que estoy cuidando muy bien este maravilloso regalo que Dios me ha dado.

CONSEJOS FAMILIARES

CONSEJOS FAMILIARES

En esta época en que la familia “está siendo fuertemente atacada por antagonistas decididos a extinguir esta poderosa fuente de luz en un mundo que va obscureciendo” nos dice el élder M. Russell Ballard, “las familias de éxito disponen de una variedad de instrumentos, siendo el consejo familiar uno de los más útiles”. 

  • ¿En qué se diferencia un Consejo Familiar de la Noche de Hogar?

Mientras que la noche de hogar es un tiempo para actividades sociales y la enseñanza, en un consejo familiar se puede realizar lo siguiente:

  • Hablar de las necesidades de la familia y de sus miembros individuales.
  • Se resuelven problemas
  • Se toman decisiones importantes
  • Consultarse mutuamente 

¿Quiénes deben estar presentes en un consejo familiar? 

Dependiendo del tema o asuntos a tratar, los consejos familiares se pueden realizar entre dos o más miembros de la familia: pueden ser ambos padres, un padre y un hijo, o ambos padres y varios hijos. El élder Ballard nos aconseja tomar un problema a la vez y permitir que los hijos colaboren en su solución, de modo que todos tomen responsabilidad del problema. 

  • ¿Cómo logramos que un consejo familiar funcione? 

El élder Ballard nos da las siguientes ayudas: 

  • Escuchar a los hijos mientras se busca la solución al problema.
  • Decidir un plan de acción; no dar un mandato o una orden.
  • Establecer un ambiente en el que todos se sientan libres de expresar sus opiniones, sepan que todos son importantes y que toda opinión se valorará.

Quien esté a cargo del consejo debe tener una idea del resultado esperado ––por ejemplo, un cambio de comportamiento–– antes de comenzar a conversar.Como resultado, se creará un tipo de sinergia espiritual donde el trabajo en conjunto puede lograr más de lo que se logre individualmente. 

  • ¿Cuándo se puede realizar un consejo familiar? 

El consejo familiar se puede realizar en cualquier momento en que se necesite. De acuerdo a la experiencia de su familia, la hermana Ballard  ha encontrado que un buen momento es antes de que los hijos vayan a acostarse, hay que recordar que no hay que tener a todos juntos para poder tener un consejo familiar; puede ser un hijo con su padre o su madre, pero puede ser un consejo familiar muy importante.

El élder Ballard considera que “cuanto más flexible, menos amenazador y más natural sea el consejo familiar, más eficaz será” y que “la comunicación debe ser abierta y sincera”. 

  • ¿Cómo trabajan el padre y la madre juntos en los consejos familiares? 

El élder Ballard enseña que “el padre, que es el poseedor del sacerdocio y el patriarca en el hogar, tiene la responsabilidad de tomar decisiones, y recalco el término responsabilidad y no el término autoridad. Sin embargo, es mucho mejor si esas decisiones se toman en un espíritu de unidad y propósito, con todos trabajando juntos como familia”.

“Creo que la madre es… la clave del funcionamiento de los consejos familiares…con frecuencia, ella suele ser más sensible y moderada que su esposo”. 

  • ¿Y qué sucede con los padres solteros?

El élder y hermana Ballard expresan su aprecio y compasión por las madres y padres solteros, ya que su tarea se ve sobrecargada, hasta el punto de no tener la energía ni el tiempo de sentarse y llevar a cabo un consejo familiar de modo formal.

Sin embargo, cuanta más tensión haya en la familia, más importantes son los consejos familiares. Aconsejan que aprovechen las oportunidades informales de aconsejar a un hijo. “Puede ser mientras conducen, mientras lavan los platos o justo antes de hacer la oración de la mañana o de la noche”. 

  • ¿Qué aporte pueden brindar otros familiares a los consejos? 

El élder Ballard opina que los abuelos pueden ser un poderoso recurso, tienen una ventaja en la vida de 30 años o más. Los niños pueden llamarles por teléfono o mandarles un correo electrónico. Pueden ser una tremenda ayuda para los padres solteros.

Finalmente, el élder Ballard aconsejó a los matrimonio que “jamás se acuesten sin arrodillarse juntos, tomarse de la mano y decir sus oraciones; y esas oraciones deben ser de gratitud. Algo pasa si se arrodillan al final del día y oran juntos, aun cuando el esposo y la esposa estén enfadados…  Ninguno de los matrimonios que tiene problemas hace esto, así que les digo: ‘¿Qué tal si lo hacen durante 30 días y luego pasan a verme?’ Casi siempre vuelven y comentan: ‘Élder Ballard, vamos a lograrlo, vamos a solucionarlo’. Cuando se interrumpe la comunicación con nuestro Padre Celestial, también se interrumpe la comunicación entre los cónyuges. Nuestro Padre Celestial no interferirá; por lo general no se mete donde no le llaman. Pero si pedimos, recibiremos grandes bendiciones…..El liderazgo que se basa en el amor conlleva  un poder increíble”.

 

EL INGREDIENTE DE UN HOGAR BASADO EN EL EVANGELIO

EL INGREDIENTE DE UN HOGAR BASADO EN EL EVANGELIO

¿Su hogar lo tiene? Todos sabemos lo básico – el amor, la Noche de Hogar, la oración familiar, estudio de las Escrituras, el servicio y actividad de la iglesia. Pero hay otro ingrediente “secreto” para la crianza de hijos felices, exitosos y fieles, ¿su hogar lo tiene? 

El ingrediente “secreto” – AHP

Sí, es AHP – Ambiente Hogareño Positivo. Ése es el ingrediente “secreto”. El presidente Gordon B. Hinckley dijo: “Los niños necesitan luz solar. Ellos necesitan felicidad. Ellos necesitan amor y cuidado. Ellos necesitan bondad, solaz y afecto. Cada hogar, independientemente del costo de la casa, puede proporcionar un ambiente de amor que será un ambiente de salvación”. (Conferencia General, octubre de1994). Debemos crear un hogar seguro y positivo donde nuestros hijos aprendan que cuando hacen las cosas bien, nuestro semblante les sonreirá. Debemos crear un hogar donde los niños aprendan a ejercer su albedrío de maneras positivas y disfruten de consecuencias positivas por hacerlo.

El crear un AHP puede ser mucho más difícil que tener una Noche de Hogar, la oración familiar y el estudio de las Escrituras. Puede ser mucho más difícil que hacer las cosas específicas que sabemos que deberíamos hacer. Una razón de que así sea es que una gran parte de la creación de un AHP es responder a las cosas que nos rodean de una manera positiva y, lamentablemente, esta actitud estará muy influenciada por la forma en que fuimos criados y los hábitos que hemos desarrollado.

Responda a los niños en una forma positiva 

Para tener un AHP, tenemos que sorprender a nuestros hijos portándose bien. Un consejero familiar que conozco dijo: “Si su hijo no está haciendo algo para irritarlo, entonces debe de estar haciendo algo bien. Averigüe lo que es, y diga algo positivo al respecto”. Algunas personas lo hacen de forma natural. Muchos de nosotros no. Por ejemplo, mi esposa estaba trabajando en un acolchado en casa de una amiga. La hija pequeña de ella quería cortar el hilo entre los nudos y estaba insistiendo a mi esposa al respecto. Ella le pidió a la niña que por favor esperase hasta que hubiera terminado la fila. Cuando terminó, una respuesta neutral sería decir: “Está bien, puedes cortar el hilo ahora”. Pero, la respuesta AHP que ella usó fue: “Gracias por esperar pacientemente. Ahora puedes cortar el hilo”. Al ser conscientes y tomar algunos segundos adicionales, ella incrementó el AHP. Por cierto, la niña sonrió y siguió esperando pacientemente su turno. 

Evite responder a los niños en una forma negativa 

La segunda parte de tener un AHP es aún más difícil. Es guardar silencio ante las pequeñas cosas que hacen nuestros niños que nos irritan. Tiene que mantenerse sereno, calmado y tranquilo. Tal vez sean insultos, quejas, lloriqueos, desorden, lentitud para obedecer, o no obedecer. La lista de las cosas que los niños pueden hacer que son inapropiadas (y molestas) es prácticamente interminable. La mayoría de nosotros quisiéramos “cortarlas de raíz”. Abordamos directo al problema y le decimos al niño que deje de hacerlo inmediatamente. Incluso si lo hacemos de una manera tranquila, todavía estamos dañando el AHP. Cuando nos enojamos, es aún peor. Nos quedamos atrapados al centrarnos en los problemas. Cuando reaccionamos a un comportamiento inadecuado, casi siempre somos coercitivos. Estamos tratando de obligar a nuestros hijos a comportarse como es debido. Las formas más comunes de coerción son cuestionar, gritar, discutir, golpear o usar la fuerza física, criticar, ser sarcástico, amenazar, desesperarse, quejarse, hacer sentir culpable, y la lógica. Debido a que usar la fuerza (gritos, palizas, etc.) está pasado de moda, muchos padres hablan al niño hasta el cansancio (la lógica). No funciona, y sigue siendo coerción. Lo peor de todo, destruye el AHP. 

Ahora no estoy diciendo que los niños deban poder hacer lo que quieran, pero en general, nuestros hijos necesitan estar realizando buenas elecciones y disfrutando los agradables y positivos resultados de esas elecciones. Incluso si sus hijos están haciendo lo que es apropiado, si lo hacen simplemente para evitar meterse en problemas, entonces ustedes no tienen un AHP. 

¡No se preocupe, sea feliz! (Don’t Worry, Be Happy!)

¿Es usted un padre feliz? Necesita serlo. Los padres felices producen AHP. Los padres felices producen niños felices. No importa cómo actúen sus niños, usted debe superarlo todo. Brigham Young dijo: “A veces nuestros hijos pueden no tener un buen espíritu, pero si el padre continúa teniendo el buen espíritu, los niños tendrán el mal espíritu, pero por poco tiempo”. ¿Se siente malgeniado? ¿Se pone molesto, irritado o enojado con sus hijos? Odio decirlo, pero esto pone en riesgo a sus hijos y destruye su AHP. El mantener la calma, el estar animado y optimista tiene una influencia muy positiva en sus hijos, e incluso en un hijo o hija pródigos. 

Un Hogar con AHP es un Hogar Cristiano  

Como Glenn Latham escribió: “Es nuestra responsabilidad crear un ‘mundo’ cristiano en nuestros hogares, un lugar seguro donde los niños se comporten bien porque disfrutan de las agradables consecuencias de hacerlo, en lugar de evitar las consecuencias desagradables de comportarse mal. Es un mundo en el que el niño piensa: ‘Sé que mis padres me reconocerán y me apreciarán’ en lugar de pensar: ‘sólo hago esto porque no quiero que me golpeen’ (verbal o físicamente).” (Glenn I. Latham, “Crianza cristiana de los hijos”) 

Cuando creamos un AHP, a la vez que enseñamos y vivimos el Evangelio, tendremos un hogar donde los niños tendrán una alta probabilidad de internalizar nuestros valores familiares, capear con éxito los difíciles años de la adolescencia, y crecer hasta ser adultos sanos, felices y fieles.

 

SANACIÓN EN LOS PRIMEROS TEMPLOS

SANACIÓN EN LOS PRIMEROS TEMPLOS

En los primeros Templos construidos en Utah se realizaron ordenanzas de curación de enfermos, en las cuales algunas incluían el bautizarse o rebautizarse en las pila bautismal del Templo. Las siguientes citas muestran esta costumbre en los Templos de Saint George y Manti. 

En el Templo de Saint George 

Una carta de los Doce Apóstoles difundida en una publicación de los comienzos de la Iglesia fechada el 15 de Enero de 1845, describe el templo y comenta que la pila bautismal había sido quitada recientemente en reemplazo de una permanente.  Se cita: “…se ha construido una pila en la base del templo, para el bautismo por los muertos, la sanación de enfermedades y otros propósitos.” (Times and Seasons, 15 de Enero de 1845, Vol. 6, p.779).

De acuerdo a William Clayton, la práctica comenzó en el día que fue dedicada la pila bautismal, él escribe: El Hermano Samuel Rolfe, que estaba seriamente afectado con un panadizo en una de sus manos, estaba presente.  El Presidente Smith le instruyó lavarse en la fuente y le dijo que la mano sería sanada.

Los doctores le dijeron que él no se recuperaría antes de la primavera, y se le aconsejó amputar la mano.  El hundió su mano en la fuente, y dentro de una semana estaba perfectamente sana.

Después de ese momento los bautismos continuaron en la fuente, y muchos Santos recibieron grandes bendiciones tanto espiritual como corporalmente. (Andrew Jonson, el Registro Histórico, Vol. 8, p.862.) 

Otro organismo de los comienzos de la Iglesia, declaró que seguido del bautismo ocurrieron muchos milagros de salud en el año 1841: “A fines de 1841, se construyó una pila bautismal en la base del templo… fue construida para el bautismo por los muertos.

La primera persona que ofició para los muertos en esta pila fue Reuben McBride. Siguieron las milagrosas curaciones de los enfermos en la observancia del sagrado rito, fortaleciendo la fe de los Santos.” (El Semanario Deseret, Vol. 44, p.524.)

Los minutos de la conferencia del 6 de Abril de 1842, recordó “El bautismo por los muertos y para la curación del cuerpo deben hacerse en la fuente…” (Times and Deasons 6 de Abril de 1842, Vol. 3 p. 763) 

Hubo muchos milagros y poderosas manifestaciones e importantes sanaciones en el Templo de St. George.  Solamente mencionaré los siguientes casos: el Hermano George Jarvis era un hombre muy enfermo.  El debía ser llevado a la fuente, donde fue bautizado y confirmado por su salud, y fue sanado, se pudo ir caminando desde el Templo hasta su casa.  Su casa quedaba a unas cuatro pequeñas cuadras, o más de media milla desde el Templo. 

Un hermano anciano de nombre Yardley de Beaver, vino al Templo.  El estaba muy sordo, era muy dificultoso para él escuchar o entender lo que le decían.  Después  de haber sido administrado, el pudo escuchar, tanto así que el pudo escuchar el tic del reloj claramente.

La Hermana Ellen B. Matheny de Fillmore, quien había sufrido una gran aflicción por siete años, estaba postrada y sólo podía caminar con ayuda, recibió su salud.  Ella subsecuentemente fue llamada como obrera en este templo, hasta donde ella recuerda sirvió además en el Templo de Manti en 1888.  Ella estaba en el época en que su delicada salud estaba muy demacrada; pero ahora había recuperado su contextura física. 

A lo largo de muchas sanaciones importantes en respuesta  a las oraciones se encuentran las siguientes: El Profesor J.A. Whitelock había sido empleado en la Escuela Central en St. George.  Después de cumplir sus compromisos, él y su esposa, Amanda, regresaron a su antigua casa en Filadelfia.  Mientras estaban allí, su pequeña hija Perla  llegó a enfermar violentamente y fue tan devastadora que llegó a quedar esquelética.  Según las eminencias físicas diagnosticaron que ella moriría, al igual que todos los amigos.  El Hermano Whitelock nos telegrafió pidiéndonos que oremos por ella en el Templo de St. George, lo cual fue hecho, y la niña sanó instantáneamente.  Lo más impresionante fue la manera en que la carne regresó sobre sus huesos, tanto así que aquellos que la vieron en la mañana, contemplaron una saludable, alentada y amorosa niña.  Ellos escribieron una extensa carta con los detalles de su sanación, cuya carta se leyó a los acompañantes en el Templo, y además a la congregación en el Tabernáculo en St. George el Reposo siguiente. 

Muchísimos fueron sanados, y no recuerdo alguna persona que venga aquí, durante un periodo de once años en el que estuve laborando allí, que no haya recibido los beneficios de la administración del Sacerdocio. (M. F. Farnsworth, El contribuyente, Vol. 16, pág. 63-64). 

John D.T. McAllister, testificó de las milagrosas sanaciones en la Casa del Señor en St. George. 

La Hermana Stevens de Shonesburgo, quien había sido inválida por años, recibió grandes bendiciones en ese sagrado lugar.

 El Padre Yardley, mientras vivía en Beaver, había perdido su audición.  El fue bautizado y confirmado por Elder David H. Cannon.  Su oído fue completamente restaurado. 

El Hermano Joseph Hammond de St. George tenía muy mala su vista.  El vino a nosotros y lo ungimos.  Sus ojos fueron sanados y se hicieron fuertes otra vez. 

Hay cientos de personas que pueden testificar del poder de Dios que se manifestó en su Santa Casa, de acuerdo a las oraciones de Sus siervos quienes poseían el Santo Sacerdocio.            (La Vida de Jonathan Hale, pp. 170-171). 

Una fiel hermana en la iglesia, Lucy B. Young, esposa de Brigham Young y obrera en el Templo de St. George, poseía el don de sanación y ejercitaba grandes poderes espirituales acompañados de grandes milagros. Cuantas veces los enfermos y afligidos han venido sobre sus camas a ese templo y a la vez la Hermana Young siendo llamada para tomar a los afligidos bajo su cargo inmediato, como todos sabemos el maravilloso poder que ella había obtenido a través de tantos años de ayuno y oraciones en el ejercicio de su don especial.  Cuando sus manos se pusieron sobre la cabeza de otro para bendecir.  Las palabras de inspiración y profecía personal que fluyó de sus labios eran como una corriente de fuego vivo.  Una hermana quien no podía caminar, se había arrastrado por doce años y bajo la jovial fe de la Hermana Young ella fue, a través de las ordenanzas diarias, completamente sanada de su aflicción.  Muchas mujeres que no podían tener hijos, buscaron las oraciones y fe de la hermana Young en sus deberes  del templo y después se tornaron, como Ana de la antigüedad, para traer sus hijos prometidos para recibir más adelante las bendiciones en el templo.  La cantidad es incontable de casos de enfermedad y dolencia sanados por el poder de Dios bajo las manos de la Hermana Young.  Nadie era demasiado alto, nadie demasiado bajo, nadie demasiado pobre, nadie demasiado enfermo para ejercer su fe.  Este don aún está con ella, y ella lo ejerce humilde y poderosamente. (The Salt Lake Tmeple History Record , Octubre 1, 1889). 

En el Templo de Manti 

Moses F. Farnsworth, cita este acontecimiento: Mencionaré un particular caso de sanación ocurrido en el Templo de Manti. El hermano Joseph V. Robisin de Fillmore, estaba afectado con cáncer.  Le había comido toda su oreja derecha, y en su boca y en su cara.  El estaba en una condición muy mala. El cáncer había avanzado tanto que había hecho fracasar todos los esfuerzos médicos. 

El vino al Templo el 22 de Septiembre de 1891, y fue ungido con Aceite Consagrado, y fue administrado por los hermanos, donde habían siete de ellos en la habitación.  Yo lo ungí, y el Hermano Lund selló la unción, reprendió al cáncer.  El fue sanado, y ahora está saludable y fuerte, su testimonio indica que el es un buen hombre.  El agradecido adora al Señor por Su maravillosa benevolencia y bondad por sanarlo de esa repulsiva aflicción.  Ha habido muchos milagros de sanación, pero no hemos tomado notas de esas cosas, para que el testigo viviente testifique del poder y bondad de Dios a sus hijos. (The Contributor, Vol. 16, p.66). 

Y John D. T. McAllister, antiguo presidente del Templo de Manti, relata historias de sanaciones y manifestaciones que ocurrieron en esa Casa del Señor: En el Templo de Manti, el poder de Dios se manifestó en sumo grado.  Estuve presente en los servicios dedicatorios.  En la reunión de apertura en el salón celestial escuché lo que pareció ser un coro cantando.  La música era celestial.  Le pregunté al Hermano que estaba a mi izquierda si había alguna serenata afuera.  El dijo que no sabía de nadie.  El sonido vino al principio de la dirección de la esquina sudeste, y mientras el Presidente Lorenzo Snow estaba hablando del estado celestial ellos parecían estar detrás y sobre él.  Yo estaba estremecido con la música, no pude entender las palabras; la armonía era perfecta.  Me dije, “Si el Hermano Snow escuchó esa música él no podría hablar ahora.” 

Muchas personas han sido sanadas de sus dolencias y enfermedades en este Templo, y han realizado el cumplimiento de todas las promesas hechas a ellos por los siervos del Señor actuando en Su nombre y en la autoridad del Santo Sacerdocio. 

Los médicos le dijeron a la Hermana Honorine Matilda Anderson que nunca daría a luz un hijo vivo, después de haberle sacado dos con instrumentos.  Ella vino al Templo de Manti el veinte y seis de Marzo de 1894,  y fue ungida en preparación a su parto.  Se le prometió que ella daría a luz un hijo vivo.  El catorce de Junio ella dio a luz con muy poco dolor a una saludable hija que pesó once libras y media.  Aquí tomará lugar repetir las palabras de la Hermana Helena Madsen de Gunnison quien escribió en relación al asunto: “Este es el precioso testimonio de la misericordia y poder de nuestro Padre Celestial, indudablemente fortalecerá la fe de muchos.”  La hermana Anderson y su hermoso bebé gozan de la más perfecta salud por completo. (The Contributor, Vol. 16, p.147-148). 

Finalmente, J. V. Williams relata este caso de sanación en el Templo de Manti: 

Para la fortaleza de los Santos quienes pueden estar afligidos con alguna enfermedad, les presento el siguiente caso notable, el cual vino bajo mi conocimiento personal: 

La Hermana Karren Rich había estado postrada en cama por cinco años con una enfermedad la cual había comprometido el sostenimiento de su sistema por completo.  Ella no podía girar por sí misma en la cama durante este tiempo y además requería ser atendida por familiares y amigos compasivos quienes la cuidaron como si ella fuera una lactante.  Ella tenía un gran deseo de ir con su esposo, Elder Jens J. Rich, al Templo de Manti para efectuar algunas ordenanzas a favor de sus familiares y amigos fallecidos.  Ellos obtuvieron una recomendación del Obispo para ese propósito y partieron a Manti el siete de Julio.  Uno de sus nietos se comprometió a manejar la carreta.  La hermana Rich debía ser subida al carretón donde debía ser acostada en una cama que había sido preparada para ella.  Entonces comenzó su la jornada de su viaje.  Cuando aproximadamente dos millas de distancia de Monroe los conocí, donde ellos detuvieron su carreta y tuvimos una breve conversación.  Les dije, “Supongo que ustedes están en la ruta hacia la Casa del Señor en Manti.” 

“Si,” contestó el Hermano Rich, “si pudiéramos vivir solamente para llegar allí”.  Continuando, el dijo “Hermano Williams, ¿Podría usted orar al Señor para que El nos dé las fuerzas para llegar a Manti y hacer alguna obra por nuestros amigos fallecidos?” 

Yo contesté que sí podría, y más allá que yo podría profetizar en el nombre del Señor que ellos llegarán bien y que la Hermana Rich sería bautizada para su sanación y regresará del Templo a su casa como una mujer sanada. 

Ella contestó que ella esperaba que así sucediera.  Les estreché mi mano con un “Dios les bendiga”, y nos separamos, Me iba a casa y ellos prosiguieron hacia Manti.  Después de nuestra separación comencé a temer y a temblar cuando reflexionaba sobre la promesa que les había hecho, pero esta sensación pronto me dejó y llegó a ser placentera y me satisfizo  la inspiración que el Señor estaba dispuesto a cumplir la promesa que yo había hecho.  

El hermano y la Hermana Rich fueron al Templo y ella se bautizó para su salud.  Tan pronto como ella salió del agua y fue confirmada, ella restauró su salud, y hasta el día de hoy está en completo vigor de mente y cuerpo y regocijada en el Evangelio de Jesucristo.  Siete años han pasado desde este momento, y pienso que ella ha sido bautizada y sido investida y sellada por aproximadamente quinientas personas durante este periodo, su salud aún es más que excelente.  Ella está deseosa de ir al Templo otra vez tan pronto como ella pueda obtener la manera de hacer el viaje.  Pienso que ella ahora está pronta a cumplir los setenta y seis años de edad, ella es tan activa y vivaz en sus pies como muchos de nuestros jóvenes de diez y seis años. 

Su esposo asistió a una obra memorable mientras estaba en el Templo sobre la ocasión mencionada, pero brevemente según esto se enfermó y murió. 

Muchas personas en este barrio de Monroe, donde vivía la Hermana Rich, pueden testificar de la veracidad de lo declarado aquí. (The Contributor, Vol. 16, p.312).

El Gammadión

El Gammadión

El emblema del Gammadión es una combinación de cuatro gamas griegas conectadas que forman algo como la letra L. Este emblema se conoce también como Esvástica o Suástica. En sus formas más antiguas significaba movimiento o rotación de cuerpos celestes. En el Templo de Kirtland un par de estos emblemas están ubicados sobre las púlpitos del este en el segundo piso; cada uno en sentido contrario. Algunos creen que cuando se les representan en sentidos opuestos representan al sol y a la luna[1]. Este símbolo se usó para decorar las bellas paredes esculpidas del Templo de Jerusalén al tiempo de Cristo[2].

Estos emblemas nos recuerdan que el Padre está involucrado en una obra sin fin de creación (Moisés 7:30), y él usa estas esferas celestiales para proveer “luz” para sus hijos. En Doctrina y Convenios 88:42-47 leemos:

 

                               El suelo de la sinagoga de Engedi, construido durante
                             la dominación romana de Judea

“Y además, de cierto os digo, él ha dado una ley a todas las cosas, mediante la cual se mueven en sus tiempos y estaciones;

  y sus cursos son fijos, sí, los cursos de los cielos y de la tierra, que comprenden la tierra y todos los planetas.

 Y se dan luz unos a otros en sus tiempos y estaciones, en sus minutos, en sus horas, sus días, sus semanas, sus meses y sus años. Todos éstos son un año para Dios, mas no para el hombre.

La tierra rueda sobre sus alas, y el sol da su luz de día, y la luna da su luz de noche, y las estrellas también dan su luz, a medida que ruedan sobre sus alas en su gloria, en medio del poder de Dios.

¿A qué compararé estos reinos para que comprendáis?

He aquí, todos éstos son reinos, y el hombre que ha visto a cualquiera o al menor de ellos, ha avisto a Dios obrando en su majestad y poder.” 

El tema de la creación estaba presente en los antiguos templos. Muchos creen hallar paralelos entre la narración de la creación en Génesis y el material que se encuentra en Éxodo 25-40 que da la descripción de Moisés sobre la construcción del tabernáculo. También hay evidencia que durante el tiempo del Templo de Zorababel, la narración de la creación era leída dentro del Templo durante la realización de los rituales.[3]

 

 


LA TÚNICA DE JOSÉ

LA TÚNICA DE JOSÉ

 Cuando leemos en nuestra “nueva Biblia” el versículo 3 de Génesis 37 que dice “amaba Israel a José más que a todos sus hijos, porque le había tenido en su vejez; y le hizo una túnica de diversos colores”, existe un pie de página sobre la palabra “colores” indicándonos que “En la Septuaginta, la palabra indica muchos colores, pero el término hebreo simplemente indicaría una túnica larga con mangas”. 

Esto dio pie para que nuestro gran Hugh Nibley nos iluminara sobre lo que piensan algunas tradiciones judías e Islámicas sobre la túnica que Jacob le obsequió a José. 

Lo que enseña Nibley de estas tradiciones se encuentran en sus obras Teachings of the Book of Mormon, vol. 3, 51-52 y en Approach to the Book of Mormon, 218, y sus puntos más relevantes son los siguientes: 

  • La idea de los muchos colores de la túnica es una invención.
  • Era una túnica que le perteneció a Abraham.
  • Su historia es legendaria porque estuvo en el Jardín de Edén.
  • Era el garment del Sacerdocio.
  • Era un símbolo de la primogenitura, lo que provocó el celo de los hermanos mayores.
  • Jacob, al olerlo, sintió el aroma del Jardín de Edén.
  • Jacob primero lo reconoció porque había tres marcas en él. 

De otro documento de Brian Hauglid, “Garment of Joseph: An Update” podemos desprender que esta túnica:

  • Era un tipo de túnica celestial.
  • Había una vez pertenecido a Abraham.
    Todavía retenía un perfume o aroma celestial.
    Tenía poderes de sanación 

Tanto Nibley como Hauglid utilizaron algunas de las leyendas Islámicas recopiladas por Muhammad ibn-Ibrahim ath-Tha’labi, quien vivió en el siglo X de nuestra era.




 

EL TALIT

EL TALIT

El talit (en hebreo טלית; en hebreo sefardí, talet) es un accesorio religioso judío en forma de chal utilizado en los servicios religiosos del judaísmo. 

La ropa de cuatro esquinas era la vestimenta cotidiana en los antiguos tiempos y aún lo es entre los beduinos. Los flecos (tzitzit), que según el mandamiento debían unirse a ellas, se convirtieron en un perpetuo recordatorio para el dueño de la prenda de que debía mantenerse dentro de los límites de la decencia, la moral y la ética y jamás le permita olvidar la ley de Dios.

“Habla a los hijos de Israel y diles que se hagan flecos en los abordes de sus vestidos, por sus generaciones; y pongan en cada fleco de los bordes un cordón de azul. Y el fleco os servirá para que cuando lo veáis os acordéis de todos los mandamientos de Jehová, para ponerlos por obra, y no vayáis en pos de vuestro corazón y de vuestros ojos, tras los cuales os prostituís.” (Números 15:38-39) 

La palabra Talit contiene dos palabras hebreas: tal=tienda e ith=pequeño.

 En otras palabras, era “una pequeña tienda”. En los días de Moisés se estableció una gran tienda, según los mandatos de Dios, el cual fue el Tabernáculo, donde los Israelitas ofrecían sacrificios y adoraban. El Tabernáculo servía de modelo en la adoración individual y familiar para cada tribu. Cada hombre podía crear su propio espacio sagrado donde él pudiese comunicarse con Dios, libres de las interrupciones del día. Se ponían el Talit sobre su cabeza, formaba una “pequeña tienda” donde podía entregar cantos de alabanzas al Señor, meditar, e invocar al Señor en ferviente oración. En esencia el Talit llegó a ser su propio santuario personal.

 Jennifer O. considera que esto nos puede dar mayor luz sobre las escrituras, como en “Y vivía mi padre en una tienda” (1 Nefi 2:15). Mientras Lehi vivía literalmente en una tienda en el desierto, las escrituras puede estar haciendo referencia a que intentaba crear un santuario en el desierto donde él pudiese comunicarse con Dios y buscar Su presencia.

El tener este manto o chal un significado especial,, al igual que sus bordes,  puede explicar la conducta de la mujer que sufría de flujo de sangre en tocar el borde del manto de Jesús para ser sanada (Lucas 8:43-44).

El talit es una prenda protectora, representando la oración, la comunión con Dios y el Templo. Los judíos lo llaman el “chal de la oración”. Donde se “apartan del mundo” y buscan una comunión especial con Dios.

Existe un Talit pequeño, llamado Katan que se utiliza bajo la ropa. Aunque los más ortodoxos no lo usan en contacto con la piel, pasa a ser una ropa interior sagrada.

 La Cábala enseña que el talit es una metáfora de la luz trascendentemente infinita de Dios. Las franjas aluden a la luz divina inmanente que permea cada elemento de la creación.

EN LOS CONSEJEROS HAY SEGURIDAD

EN LOS CONSEJEROS HAY SEGURIDAD

Al finalizar esta reunión, deseo hablar sobre un tema en particular. En una reunión general del sacerdocio anterior, me referí al deber del obispo, y hablé de todas sus responsabilidades. Supongo que ninguno de vosotros se acuerda de eso; no obstante, yo recuerdo haberlo hecho. Esta noche deseo hablaros sobre los consejeros. Hay el doble de consejeros que de obispos y presidentes, y son realmente importantes. El Señor, en su infinita sabiduría, ha creado en esta Iglesia lo que llamamos "presidencias". Básicamente, todos los quórumes y organizaciones son presididos por una presidencia, excepto el Consejo de los Doce Apóstoles, que tiene un presidente del quórum; y los

Quórumes de los Setenta, que tienen siete presidentes. Entiendo el porqué de que no haya presidencia de los Doce: Es que el Consejo consiste de doce hombres maduros, un número relativamente pequeño en donde todos tienen responsabilidades comparables de liderazgo. Más aún, sus miembros forman un grupo muy unido, en el que cada uno se expresa libremente sobre cualquier asunto que tenga que tratar el quorum. Evidentemente, no hay necesidad de que una presidencia de tres presida sobre los otros nueve hermanos restantes. A todos ellos los ha madurado una larga experiencia y son hombres que han recibido un llamamiento especial. En el caso de los Setenta, la cantidad de quórumes que pueden organizarse varía. Cada uno de los presidentes, a quien se llama del Primer Quórum de los Setenta, es igual a los otros; y a uno de los siete se le denomina como "presidente mayor". En el quórum de presbíteros, el obispo es el presidente. Pero, ya sea en un obispado, en una presidencia de estaca, de quórum del Sacerdocio Aarónico o el de Melquisedec, de misión, de templo, de organización auxiliar, de Área o en la Primera Presidencia de la Iglesia, hay un presidente con sus consejeros. 

Creo que sé por experiencia propia lo que es servir como consejero; pienso que sé algo con respecto a ese cargo y a los límites de su responsabilidad. En el barrio numeroso donde crecí, había cinco quórumes de diáconos, cada uno con una presidencia compuesta por tres muchachos. Mi primera responsabilidad en la Iglesia, el primer cargo que tuve, fue el de consejero del que presidía el quórum de diáconos al cual yo pertenecía. Nuestro buen obispo me llamó y me habló sobre el llamamiento. Me quedé muy impresionado y muy preocupado.

Por naturaleza era un chico tímido, y creo que el  llamamiento de consejero en el quórum de diáconos era de la misma forma motivo de preocupación entonces, de acuerdo con mi edad y experiencia, como lo es ahora la responsabilidad que tengo, de acuerdo con mi edad y experiencia.

Después, tuve cargos en las presidencias de otros quórumes del sacerdocio. Además, fui consejero en la superintendencia (así se llamaba entonces) de la Escuela Dominical de estaca antes de ser superintendente; fui consejero en una presidencia de estaca antes de ser presidente de la estaca; y, como ya sabéis, ahora he servido como consejero de dos Presidentes de la Iglesia, dos líderes extraordinarios, dedicados e inspiradores. Hay varios principios importantes que se aplican a los consejeros. En primer lugar, el oficial que preside elige a sus consejeros; nadie le fuerza a aceptar consejeros elegidos por otro.

Pero en la mayoría de los casos, es necesario que una autoridad que esté  por encima de él apruebe su elección; por ejemplo, en la organización de una estaca, que se hace bajo la dirección de una Autoridad General, con mucha meditación y oración se elige un presidente; luego se le pide que él nombre a los hombres que puedan ser sus consejeros, pero antes de entrevistarlos, esa elección debe contar con la aprobación de la Autoridad General pertinente. Es indispensable que el presidente elija a sus consejeros, ya que es muy importante que haya entre ellos una buena relación; tiene que haber una absoluta confianza mutua; deben trabajar juntos con un espíritu de mutuo respeto. Los consejeros no son el presidente y, aunque en ciertas circunstancias pueden actuar en su nombre, eso se hace por delegación de autoridad. Ahora, deseo hablar de algunos deberes que tiene un consejero.  

Es un ayudante del presidente. Sea cual sea la organización, la labor del presidente es pesada. Hasta el presidente del quórum de diáconos, si cumple con su deber, tiene una gran tarea, ya que él es responsable de la actividad y el bienestar de los chicos de su quórum.

Al ser un ayudante, el consejero no actúa como presidente, ni asume las responsabilidades ni toma las decisiones que le corresponden a éste. En las reuniones de presidencia, los consejeros tienen la libertad de expresar lo que piensen sobre todos los asuntos que se traten allí. Sin embargo, el presidente es quien tiene la prerrogativa de tomar la decisión y los consejeros tienen el deber de apoyarlo. Entonces, ellos hacen suya la decisión de él, fueren cuales fueren las

ideas que hayan tenido. Si el presidente es sabio, les asignará deberes particulares y les dará la libertad de llevarlos a cabo, haciéndolos responsables de lo que pase. 

Un consejero es un socio. Una presidencia puede constituir una hermosa relación, una amistad en la que tres hermanos, trabajando unidos, desarrollan un compañerismo estrecho y satisfactorio. Con la delegación de responsabilidades, se mueven independientemente hasta cierto punto. Unidos los tres tienen la responsabilidad de la obra del barrio, del quórum, de la estaca, de la organización, etc.

Esta asociación es como una válvula de seguridad. El prudente escritor de los Proverbios nos dice que "en. . . [los] consejeros hay seguridad" (Proverbios 11:14). Cuando surgen problemas, cuando enfrentamos decisiones difíciles, es maravilloso poder contar con alguien con quien podamos hablar con confianza. Recuerdo cuando era muchacho y teníamos nuestras reuniones de presidencia. El presidente presentaba cualquier asunto que tuviéramos que tratar; hablábamos de él y, después de nuestra conversación, continuábamos adelante con lo necesario para obtener los resultados deseados. DESCARGAR ARTICULO COMPLETO

ESTABAMOS TODOS JUNTOS EN LA RUTA

ESTABAMOS TODOS JUNTOS EN LA RUTA

Durante un reciente viaje a Nueva Delhi, India; la Presidenta General de la Primaria, la hermana Rosemary M. Wixom caminó un largo trecho que conducía a través de Murinka, un área de tres bloques que es un laberinto de viviendas habitadas por 400.000 a 500.000 personas. Mientras caminaba en el área introduciéndose en ella, era conducida por un guía, pasaba a las casas y tiendas. A pesar de la aglomeración, no estaba asustada, ella sintió un –“espíritu de humanidad, de amor y respeto”. 

Ella comentó –“Percibí que a medida que  avanzábamos por el mismo camino, estábamos todos juntos en el. Estábamos todos en la ruta de acceso al Padre Celestial, aún cuando somos diversos”. 

Ella dijo que –“los niños de primaria viajan ese camino cada día. En el trayecto aprenden de donde ellos vienen, porque están aquí y hacia donde van. Se les lleva a los programas de los Hombres y Mujeres Jóvenes de la Iglesia y se les prepara para recibir las ordenanzas del Templo. Se les prepara para convertirse en padres y madres y para la exaltación. Hay una visión en ese camino. Caminamos ese trayecto con la guía del Espíritu Santo. Lo caminamos con nuestras familias”. 

Al final del camino, la hermana Wixom y su esposo, quienes estaban acompañados en el viaje por el Elder Carl B. Pratt del Setenta y Segundo Consejero en la Presidencia del Área de Asia y su esposa, la hermana Karen Ann Pratt y el Presidente William K. Jackson de la Misión Nueva Delhi, India y su esposa, la hermana Ann Kesler, se reunieron en las casas de dos familias Santos de los Últimos Días: el hogar de Joseph y Shagaya Mary Sathyanathan y sus hijos, Salomón de 12 años y Simón de 7 años de edad; y el hogar de Anil y Ritu Kumar y sus hijos, Twinkle de 8 años y Alash de 7 años de edad.

 La hermana Wixom recalcó que para estas familias –“la oración, el estudio de las escrituras y las noche de hogar, son una forma de vida. El evangelio de Jesucristo no es solo un tentáculo en sus vidas. Es su vida. Es su enfoque. Compartir con una familia su amor por Jesucristo es su enfoque”. 

Ella continuo compartiendo –“en sus hogares, era como permanecer en suelo sagrado. Verdaderamente sus hogares eran como un Templo. Caminamos juntos ese sendero. Tenemos diferentes circunstancias, pero estamos en el mismo camino. El evangelio de Jesucristo está bendiciendo sus vidas”.

PAZ ESPIRITUAL EN NUESTROS HOGARES

PAZ ESPIRITUAL EN NUESTROS HOGARES

El Elder Boyd K. Packer, Presidente del Quórum de los Doce de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, en su mensaje se dirigió a los padres en una Conferencia, donde compartió la visión, desafíos y bendición para los padres en Sión, donde hay pruebas y el camino pareciera totalmente escabroso. 

“El Mantener el matrimonio bien cultivado y sin malezas, como se hace con un hermoso jardín, requiere tiempo y amorosa dedicación. El hacerlo no sólo es un privilegio grato sino que es un requisito establecido en las Escrituras, por el que se nos ha dado la promesa de la gloria eterna”. 

“No es raro que algunos buenos padres responsables Santos de los Últimos Días, en un momento pierdan a uno de sus hijos, por un tiempo, a causa de las influencias que están fuera de nuestro control. Se angustian por sus hijos, una gran espada atraviesa su pecho y el dolor pareciera incomprensible ante esta angustia, las lagrimas son un compañero constante en esta etapa y pareciera no terminar, pero jamás hay un por qué de cuestionamiento hacia el cielo, en la máxima expresión de humildad se doblan las rodillas y en santa oración extendemos la mano al Creador, y el velo por un momento se corre, y vemos que tal suplica en propósitos divinos se nos da en respuesta a la petición, -“Tu aceptaste” y en el interior por vez primera nos preguntamos por qué no podemos hacer nada cuando el esfuerzo es mayor para que ellos hicieran lo que debían. Ante estas fuerzas invisibles del mal, hay una plena convicción de que estas influencias inicuas algún día serán abolidas para siempre de la tierra".

 “Aún con palabras fuertes, oren siempre por sus hijos descuidados y desobedientes, manténganse cerca de ellos mediante la fe continua. Continúen con esperanza y confianza hasta ver la salvación de Dios”. 

“Cuando los padres guardan los convenios que han hecho en el Altar del Templo, sus hijos estarán sellados a ellos para siempre. Si los padres guardan estos convenios que hicieron con Dios, Él también los respetará. De esa forma los hijos se convierten en beneficiarios y herederos de estos grandes convenios y promesas. Y todo esto por ser los hijos del convenio”. 

“Tomen los padres y las madres que sean miembros de esta Iglesia y reino una dirección correcta y traten con todas sus fuerzas de no hacer el mal sino el bien toda su vida; ya sea que tengan un hijo o cien hijos, si proceden con ellos como deben, uniéndolos al Señor mediante su fe y sus oraciones, a veces por decisión de ellos y venga ese dolor inexplicable por apartase de la luz admirable, sepan que ellos están sellados a sus padres con un lazo sempiterno y no habrá poder en la tierra ni en el infierno que podrá separarlos de ellos en la eternidad; volverán otra vez a la fuente de donde provinieron, al hogar y con arrepentimiento y como hijo prodigo será recibido y habrá fiesta en lugar de luto, alegría en lugar de dolor, más fe en el Señor y menos incredulidad”.

 

EL USO DEL TIEMPO EN EL SALON DE CLASES

EL USO DEL TIEMPO EN EL SALON DE CLASES

De todos los papeles del maestro, uno de los menos comentados es el de cronometrador. Junto a todo lo demás, hasta parece absurdo que un maestro tenga que asumir este papel adicional. Pero si el maestro no lo hace nadie más lo hará. Todos los períodos de clases están sujetos a un horario para empezar y para terminar, y dentro de ese período el maestro necesita presentar una idea, animar a los estudiantes y permitir que la aprendan de distintas formas y resumir todo en forma tal que aliente a los estudiantes a querer cambiar para bien. Puesto que estamos sujetos por el tiempo, debemos hacer que el tiempo sea nuestro amigo en vez de nuestro enemigo.

En la reunión mundial de capacitación de líderes de febrero de 2007, el élder Jeffrey R, Holland dijo: “Si desea que el Espíritu del Señor esté presente en su clase, es absolutamente necesario que haya un ambiente sin prisas. Por favor, nunca olviden eso. La mayoría de nosotros nos apresuramos y rebasamos al Espíritu del Señor tratando de ganarle al reloj en una carrera totalmente innecesaria”.1 Los maestros deben crear y mantener un ambiente sin prisas a la vez que guían a sus alumnos al aprendizaje. ¿Cuál de las siguientes situaciones le parece familiar?

  • Comienza la clase y el maestro empieza diciendo: “Hoy, tenemos que cubrir mucho material, y no sé si tendremos el tiempo suficiente, así que haremos lo mejor que podamos”.
  • La clase avanza bien hasta unos 10 ó 15 minutos antes de terminar, cuando el maestro ve el reloj y dice, “No vamos a poder presentar todo esto”, y se acelera hasta el fin de la clase.
  • Ha llegado la hora de terminar la clase, pero el maestro sigue hablando. Ya pasó el tiempo y los estudiantes empiezan a empacar sus cosas y a salir uno por uno. El maestro les pide que se queden para tratar “sólo un punto más”.

Todas estas situaciones son el resultado de una mala administración del tiempo. Cuando los maestros no pueden manejar su tiempo, el Espíritu no se siente bienvenido; se reduce el aprendizaje de los alumnos.

Un amigo mío, un excelente maestro en las escuelas públicas, dijo: “El tiempo no le pertenece solamente al maestro. Durante los momentos que enseñamos, la propiedad del tiempo se comparte entre nosotros y los alumnos. Creer que nos pertenece solo a nosotros es una suposición muy errada”. Los maestros tienen la obligación de mantenerse dentro de los parámetros de tiempo definidos tanto para su bien como para el de los estudiantes. Es obvio que no se podrá tratar, enseñar ni aprender todo el material, pero parte del deber del maestro es ejercer una “omisión selectiva” al decidir qué partes se atenderán y cuáles no. Tampoco es tan importante cubrir el material como ayudar a que los estudiantes lo descubran personalmente. Por lo general, una carrera contra el reloj cubre más material, pero para los estudiantes es una mala manera de aprender. Algunas veces, menos es más. Considere estos puntos:

  • En la enseñanza del evangelio, probablemente ésta no es la única vez en que el alumno estudiará el libro de escrituras que usted está enseñando en el curso. Durante toda la vida estudiaremos muchas veces, en ciclos, los cuatro libros canónicos. Cada vez que se haga se resaltarán principios y doctrinas distintos, ya sea en una clase o en el estudio personal. Sería imprudente pensar que la responsabilidad de presentar todo lo que se encuentra en un bloque de escrituras recae sobre un solo maestro en una sola clase.
  • Existe un contrato no escrito entre el maestro y el estudiante. Por lo general, al maestro le gusta empezar a tiempo y quiere que todos estén presentes para empezar juntos. El otro lado de la obligación es que los estudiantes esperan que el maestro termine la clase a tiempo. Los estudiantes tienen otros deberes —otras clases, trabajo, estudio, tareas, actividades sociales, etc.— y cuando nosotros, como maestros, no respetamos nuestra parte del acuerdo, hacemos que los estudiantes se sientan frustrados, y un elevado nivel de frustración no mejora el ambiente.
  • ¿Qué es lo que causa que un maestro tome más tiempo? Con frecuencia los maestros dicen que perdieron la noción del tiempo, lo que es fácil de entender que suceda. La solución simple consiste en recordar que para controlar la clase se debe controlar el ritmo de ella, así que nos corresponde incorporar esa parte en lo que hacemos como maestros. Otras razones que los maestros dan al rebasar el tiempo de la clase son que la clase iba muy bien o que los estudiantes estaban tan interesados que era difícil terminar. En casi todos esos casos, he podido observar que no eran tanto los estudiantes sino el maestro quien estaba decidido a relatar una historia o a compartir con la clase algunas de sus ideas y sus sentimientos. Cuando los maestros detienen por más tiempo a los alumnos, la enseñanza, por lo general, desciende a una manera muy ineficaz de que los alumnos aprendan; porque el tiempo apenas alcanza para que el maestro diga lo que quiere decir, los estudiantes no hacen más que escuchar pasivamente.
  • A continuación se encuentran cinco ideas para hacer que el tiempo sea su aliado y no su enemigo:

1. Al preparar su lección, piense en los asuntos del tiempo. Hágase algunas de las siguientes preguntas: ¿Cuánto tiempo tomará esta discusión? ¿Qué otras preguntas seguirán a la pregunta principal? ¿Cuáles son algunos de los puntos que espero que salgan en esta actividad? ¿Cuánto tiempo necesitaremos al final de la clase para asegurar una buena aplicación? Y quizás la pregunta más importante sea ésta: ¿Qué es lo que queremos lograr en la clase hoy? ¿Quiero cubrir una gran cantidad de material o ayudar a los estudiantes a realmente aprender algunos principios y doctrinas importantes?

2. Esté al tanto del tiempo durante la clase. Aprenda a ver el reloj con frecuencia. Haga unas marcas visibles en el bosquejo de la lección de la hora aproximada en que espera tratar esos puntos. Manténgase al tanto de en dónde está y en dónde le gustaría estar.

3. Mantenga el control de la discusión durante la clase. A algunos estudiantes les gusta divagar y dominar el tiempo. Aprenda a ayudarles de manera gentil a que resuman y concluyan sus ideas. No tenga miedo de decir cosas como “escuchemos un comentario más sobre este tema, y sigamos adelante”. En cada grupo hay estudiantes que quieren continuar con el mismo tema y otros que ya se cansaron. Le corresponde al maestro lograr que la mayoría del grupo esté interesado para que hagan preguntas y aprendan. Esto puede requerir que se mantenga en movimiento. Es difícil continuar avanzando cuando los estudiantes quieren seguir hablando. Siempre queremos más opiniones de los alumnos y pedimos sus comentarios. Siempre se siente uno bien cuando los estudiantes empiezan a participar, y parece contraintuitivo el dejar de recibir comentarios a fin de poder avanzar. Pero si el Espíritu está en la clase y los estudiantes están participando, tenga la confianza de que cuando usted siga adelante para continuar el proceso de aprendizaje ellos seguirán atentos y empezarán a ver vínculos y conexiones entre su propia vida y una variedad de principios, doctrinas y pasajes de las escrituras.

4. No haga comentarios negativos con respecto a la hora. Muy rara vez, si acaso, los estudiantes están al tanto de lo que sus maestros quieren lograr en la hora de la clase. Convertimos al tiempo en nuestro enemigo cuando nos hacemos esclavos del reloj y luego le comentamos a la clase (“Vean la hora. ¡Nunca hay suficiente tiempo!”). Esté consciente del punto en que está a fin de que los estudiantes tengan tiempo suficiente para digerir lo que está pasando, y usted tendrá suficiente tiempo para desafiarlos a hacer los cambios positivos, todo ello dentro del período de la clase. Anunciar su propia frustración por la falta de tiempo solamente sirve para pasar dicha frustración a los estudiantes. Ellos no la necesitan, y no ayuda en nada.

5. Siempre sea susceptible a los susurros del Espíritu. Nuestros mejores esfuerzos en la planificación y en el ritmo de la clase quizás necesiten modificarse cuando toquemos un punto de mucho poder y testimonio. El Espíritu nos dirá cuando eso suceda, y debemos aprender a responder a ello. Pero también habrá veces en que el Espíritu sugerirá que avancemos a fin de poder llegar a uno de esos puntos de poder y testimonio. El maestro tiene que reunir el valor de dirigir a la clase hacia ese punto, aunque eso signifique recortar otro tema.

La situación ideal es que seamos capaces de crear en la clase un ambiente en el cual los estudiantes puedan preguntar, contestar, crear, testificar y cambiar, y todo dentro del período de tiempo asignado para la clase. Algunas clases son de cincuenta minutos, otras de noventa y otras de dos horas o más. El maestro que aprende a lograr todo eso dentro del tiempo asignado no solamente crea ese “ambiente sin prisas” del que habla el élder Holland, sino que también respeta el albedrío y el tiempo de los estudiantes, y por lo tanto está edificándolos. Mientras más edificados se sientan, es más fácil ayudarles a aprender. 

Notas


[i]1. Jeffrey R. Holland, “Teaching and Learning in the Church” [La enseñanza y el aprendizaje en la Iglesia], Ensign junio de 2007, página 91.



 

Siempre aprendiendo, siempre enseñando : Lecciones de Joseph F. Smith

Siempre aprendiendo, siempre enseñando : Lecciones de Joseph F. Smith

Cuando Carole Call King perdió a su madre (en 1986) y a su padre (en 1993)1, no tenía idea del legado escrito que le habían dejado. Debido a que estaba involucrada muy activamente en la historia familiar, se le entregaron los registros genealógicos de la familia, pero tendrían que pasar tres años para que descubriera la importancia de todo lo que había heredado. De alguna forma, el contenido de una caja había sido pasado por alto. Al revisarlo más detenidamente, encontró cientos de cartas que se le habían enviado a su bisabuela Martha Ann Smith Harris, la hija de Hyrum y Mary Fielding Smith. Entre las cartas había cerca de cien que le fueron enviadas a Martha Ann por su hermano, Joseph F. Smith, incluyendo una carta de 1854 escrita en las Islas Sandwich y que contenía un rizo del cabello de él.

Este nuevo tesoro recién descubierto compuesto por las cartas nos brinda una mirada fresca y personal en la vida de uno de los primeros líderes de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y la de su hermana durante una época única en la Historia de la Iglesia. Después de la muerte de Mary Fielding Smith, los lazos entre sus hijos se solidificaron y fueron aliviados, en un pequeño grado, por medio del papel y la pluma. Siete décadas de correspondencia demuestran la gran devoción entre sus hijos cuando comparten sus sentimientos íntimos, el gozo, los sufrimientos, la determinación y los acontecimientos familiares. Su correspondencia imparte un cúmulo de conocimiento de la naturaleza protectora y personal de Joseph F. Smith y del amor que compartían él y su hermana.

Las cartas datan de 1854 (cuando Joseph F. Smith era un joven misionero de 15 años de edad en Hawái) hasta 1916, solo dos años antes de su muerte. Se han podido reunir más cartas  de Joseph F. y Martha Ann que se han agregado a la colección de Carole King. A la fecha, se han encontrado 164 escritas por Joseph F. Smith y 48 por Martha Ann Smith Harris, y todas éstas han sido transcritas. La siguiente gráfica muestra el origen y el número de cartas enviadas.

Una colección de cartas semejante a esta les proporciona a los historiadores e investigadores interesados múltiples oportunidades de entender mejor la naturaleza personal de Joseph F. Smith en el marco cultural y sociológico de los inicios de la Iglesia de Jesucristo. La colección de cartas completa así como su contexto histórico está por salir en un libro que he escrito junto con Richard Neitzel Holzapfel.

Este artículo revisará algunas de los métodos pedagógicos de Joseph F. Smith según se ven en las cartas escritas a Martha Ann. Las categorías y los métodos de enseñanza son amplios, pero a la vez algo limitados, en parte por las cartas faltantes (especialmente las de Martha Ann Smith Harris) y también por lo difícil que es interpretar, por medio de la correspondencia escrita, los cambios en el comportamiento. No obstante, el conocimiento obtenido con respecto a la personalidad de Joseph F. Smith y su talento como maestro nos brinda oportunidades para reflexión personal y perspectivas acerca de sus habilidades para la enseñanza. Primero, se proporcionará un breve historial de Joseph F. Smith y de su hermana Martha Ann, seguido de un comentario general sobre pedagogía. Al final se usará una pequeña muestra de las cartas mismas para demostrar los métodos de enseñanza de Joseph F. Smith. Descargar articulo completo

ACORDAOS DE LA MUJER DE LOT

ACORDAOS DE LA MUJER DE LOT

 

Este discurso lo pronunció el Élder Holland para un devocional de la BYU.  Gracias a Berenice Ventura por la amable traducción.

El tema sobre las Escrituras que he escogido para esta charla se encuentra en el segundo versículo más corto de todas las Santas Escrituras: Lucas 17:32, donde el Salvador nos advierte: “Acordaos de la mujer de Lot”.

¿Qué quiso decir con esa breve frase tan enigmática? Para enterarnos, quizá tengamos que hacer lo que Él sugirió: recordar quién era la esposa de Lot. La historia original, por supuesto, nos llega de los días de Sodoma y Gomorra, cuando el Señor, no pudiendo ya soportar las peores de las acciones de hombres y mujeres, les dijo a Lot y a su familia que huyeran, porque esas ciudades estaban a punto de ser destruidas. “Escapa por tu vida”, dijo el Señor, “no mires tras ti… escapa al monte, no sea que perezcas” (Génesis 19:17).

Sin haber obedecido inmediatamente y tras no poca negociación, Lot y su familia finalmente salieron de la ciudad justo a tiempo. Las Escrituras dicen que, al alba de la mañana que siguió a su fuga, “hizo llover Jehová sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego de parte de Jehová desde los cielos; y destruyó las ciudades” (Génesis 19:24–25).
Entonces, el tema que trataremos hoy, surge del versículo que sigue. Seguramente con el consejo del Señor de “no mires tras ti” resonando claramente en sus oídos, la esposa de Lot, dice el registro, “miró atrás”, y se volvió estatua de sal.
Durante el tiempo que tenemos esta mañana, no hablaré acerca de los pecados de Sodoma y Gomorra, ni de la comparación que el mismo Señor hizo de aquellos días y nuestra época. Tampoco hablaré acerca de la obediencia ni la desobediencia. Simplemente deseo hablarles por algunos minutos acerca de mirar atrás y mirar hacia adelante.

Uno de los objetivos de la historia es enseñarnos las lecciones de la vida. George Santayana, alguien que debería leerse mucho más de lo que se lee, es muy conocido por haber dicho que aquellos que son indiferentes a las lecciones de la historia están destinados (tristemente) a repetirlas.

Entonces, si la historia es tan importante —y por supuesto que lo es—, ¿qué es lo que hizo la esposa de Lot que fue tan malo? Como humilde estudiante de historia, he pensado al respecto y ofrezco esto como respuesta parcial. Al parecer, lo que hizo mal la esposa de Lot fue que no sólo estaba mirando atrás, sino que en su corazón deseaba volver atrás. Parecería que, incluso antes de que pasaran los límites de la ciudad, ella ya extrañaba lo que Sodoma y Gomorra le había ofrecido. Como dijo el élder Maxwell en una ocasión, este tipo de personas saben que su residencia principal debe estar en Sión, pero siguen teniendo la esperanza de tener una casa de veraneo en Babilonia. Es posible que la esposa de Lot haya mirado atrás con rencor hacia el Señor por lo que Él le estaba pidiendo que dejara atrás. Sabemos qué fue lo que hicieron Lamán y Lemuel cuando a Lehi y a su familia se les pidió que abandonaran Jerusalén. Así que no se trata únicamente de que ella miró atrás, sino que lo hizo con nostalgia. En pocas palabras, su apego al pasado superaba su confianza en el futuro. Esto, aparentemente, fue al menos parte de su pecado.

Así que, al comenzar un nuevo año y tratar de beneficiarnos con una perspectiva apropiada de lo que ha ocurrido en el pasado, les ruego que no se queden en los días que ya se fueron ni añoren el ayer, no importa cuán bueno quizá haya sido ese ayer. El pasado sirve para que aprendamos de él y no para que vivamos en él. Miramos atrás para reivindicar las brasas de brillantes experiencias, pero no las cenizas. Y una vez que hemos aprendido lo que debíamos aprender y hemos conservado lo mejor de nuestras experiencias, miramos hacia adelante, recordamos que la fe siempre señala hacia el futuro; la fe siempre tiene que ver con bendiciones, verdades y acontecimientos que seguirán siendo productivos en nuestra vida. Es así que una manera más teológica de hablar acerca de la esposa de Lot es decir que ella no tenía fe. Dudaba de la capacidad del Señor de darle algo mejor que lo que había tenido. Al parecer, pensaba que no había nada por delante que pudiera ser tan bueno como aquellos momentos que estaba dejando atrás, y esto tuvo un resultado mortal.  Descarga y seguir leyendo

LOS REMANENTES RECOGIDOS,LOS CONVENIOS CUMPLIDOS

LOS REMANENTES RECOGIDOS,LOS CONVENIOS CUMPLIDOS

El nombre de mi mensaje es “Los Remanentes Recogidos, Los Convenios Cumplidos.”  Y este viene del Libro de Mormón. Allí el Señor habla de cumplir “el convenio que el Padre ha hecho con su pueblo,” o sea la casa de Israel.  El Señor sigue diciendo “entonces los restos que estarán dispersados sobre la faz de la tierra, serán recogidos del este y del oeste, y del sur y del norte; y serán llevados al conocimiento del Señor su Dios, que los ha redimido” (3 Nefi 20: 12-13).

El  recogimiento de esos remanentes  y el cumplimiento de ese convenio divino se están efectuando en nuestro día.  Aún así, este gran acontecimiento permanece oculto a los ojos de muchos que se enfocan más en las ofertas de los supermercados y en las posiciones de sus equipos de futbol favoritos.   Examinemos nuestro lugar en el plan de Dios para Sus hijos y para la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos.  Relativamente, somos parte de un destino que  es conocido por muy pocas personas sobre la faz de la tierra.[1

Durante el año 1997 la atención mundial se enfocó en la Historia de la Iglesia.  Los pioneros llegaron al valle del Gran Lago Salado hacía 150 años. Se han presentado réplicas de los carros de mano desde Siberia hasta Suazilandia,  desde Escandinavia y América del Sur hasta las islas del Pacífico del Sur.  Se han contados los relatos de los primeros conversos de la Iglesia en el cine y obras de teatro, por medios impresos y electrónicos. 

Por lo general, los escritores de esos relatos han dado a conocer muy bien lo que hicieron estos pioneros.  Pero  muy pocos han entendido las razones del por qué lo hicieron; y aún menos   de ellos han entendido esa historia en contexto con las voces de los profetas del Antiguo Testamento que la conectan con la gran obra de los últimos días que se está efectuando ahora.

Las conexiones con el Nuevo Testamento no sorprenderían a nadie que comprenda la gran dedicación hacia Jesucristo que tienen los miembros de esta Iglesia que lleva Su santo nombre.  Sus fieles pioneros abrieron el período de la restauración de todas las cosas –la gran dispensación del cumplimiento de los tiempos– de acuerdo con las profecías de Pedro y Pablo (véase Hechos 3: 21 y Efesios 1: 10). Estos registros apostólicos y otras escrituras del Nuevo Testamento son una parte integral de la herencia de la Iglesia Restaurada.  Su nombre describe a  los  miembros  como santos de los últimos días para diferenciarlos de los de la Iglesia en el  meridiano de los tiempos.  En  aquella época,  al igual que ahora, los miembros eran llamados santos.  Pablo escribió una epístola  “a los santos y fieles en Cristo Jesús que están en Efeso” (Efesios 1: 1).[i]2  Pablo les dijo a los conversos recientes en esa época y lugar:  “Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios” (Efesios 2: 19; véase  también 3: 17-19).

En esa epístola Pablo usó la palabra santo ¡cuando menos una vez en cada capítulo!  El término santo no conlleva la beatificación o la perfección en esta vida.  Simplemente describe a cada miembro de la Iglesia como creyente en Jesús el Cristo.  Significa que los miembros están dedicados a amar a Dios y a su prójimo.  Que deben  sacrificarse, servir, y edificar la Iglesia según sean dirigidos por sus líderes inspirados.

Sin embargo, la conexión entre la Iglesia y el Antiguo Testamento es menos aparente. Este simposio, que se centra en las voces de los profetas del Antiguo Testamento, es el tiempo oportuno para hablar de los lazos fuertes e importantes entre el antiguo y el moderno Israel.  Quiero limitar  mis comentarios a cinco eslabones o lazos principales que son de una importancia inmensa.

Mientras les hablo de este tema, sin duda ustedes pensarán en otras conexiones adicionales. También se darán cuenta que se puede agregar mucho más a cada uno de los segmento que comentaré.  Eso es bueno.  Ustedes pueden explorar después  esas interrelaciones sin las limitaciones de tiempo y talento que ahora pesan sobre mí.

 

EL ESLABÓN DE JOSÉ

Al primer eslabón le llamaré el eslabón de José.  Se aplica  al José que fue vendido a Egipto y al Profeta José Smith.  Pocos hombres del Antiguo Testamento son de mayor importancia para los Santos de los Últimos Días que José de Egipto.  Muchos comentaristas de la Biblia lo han descrito como símbolo y representación del Salvador.  Pero también lo conocemos  como un símbolo específico del Profeta José Smith y, de manera general, de todos los miembros de la Iglesia.  Muchos de los miembros de la Iglesia son descendientes de José por medio de sus hijos Efraín o Manasés.

La importancia de José en el libro de Génesis se demuestra por el hecho de que aparece de manera prominente en dieciséis de sus cincuenta capítulos (ver Génesis 30; 33; 35; 37; 39-50). La vida de José desde la cuna hasta la sepultura] representa solamente el 4% de los 2,700 años cubiertos por el libro de Génesis.  Aún así su vida se reporta en cerca de una tercera parte de sus capítulos.4

En la versión del Rey Santiago, el capítulo 50 de Génesis termina con el versículo 26, que registra la muerte de José. En la traducción de la Biblia por José Smith (TJS), ese capítulo agrega información importante en los versículos 24 al 26 y además proporciona doce versículos que enriquecen nuestro conocimiento del eslabón de José (véase TJS, Génesis 50: 27-38 que se encuentra en la Guía de Estudio de las Escrituras [GEE] páginas 218-219). En dichos  versículos se encuentran los siguientes conceptos, que ahora menciono:

  1. Una rama justa sería levantada posteriormente de los frutos de los lomos de José (véase TJS, Génesis 50: 24)
  2. Israel sería esparcido.  Una rama sería desgajada y llevada a un país lejano (véase TJS, Génesis 50: 25).
  3. Un vidente escogido sería levantado de los lomos de José para efectuar una obra para el fruto de sus lomos (véase TJS, Génesis 50: 26-29).
  4. Los escritos del fruto de los lomos de José crecerán juntamente con los escritos del fruto de los lomos de Judá para llevarlos al conocimiento de sus padres y de los convenios eternos.  Ese conocimiento saldría en los últimos días (véase TJS, Génesis 50: 30-32).
  5. El vidente prometido se llamaría José,  igual que el nombre de su padre, y sería semejante a José, el hijo de Jacob, para traer la salvación a los hijos del Señor (véase TJS, Génesis 50: 33).

Estas adiciones son buenos ejemplos de las verdades  “claras y preciosas” que han sido restauradas por medio del Profeta José Smith (véase 1 Nefi 13: 40).  DESCARGAR Y SEGUIR LEYENDO